22 enero 2020
Interior admite que
puede haber secuelas de los atentados de Barcelona y Cambrils que no indemnice
El Ministerio de Grande-Marlaska no
reconoce a testigos como víctimas del 17-A porque no estaban en el tramo que la
furgoneta recorrió
Testigos de los atentados yihadistas del 17 de agosto de
2017 en Barcelona y Cambrils han puesto de manifiesto que el
Ministerio del Interior les
niega la condición de víctimas del terrorismo y el pago de las correspondientes
compensaciones pese a haberse sometido a tratamiento por trastornos
psicológicos, consumir fármacos por prescripción facultativa o, incluso,
haberse personado en la causa contra los tres supervivientes del comando
después de que diagnósticos forenses asociaran las dolencias a la masacre. Los
informes de Interior y la Audiencia Nacional -que juzgará a los encausados en los
próximos meses- se contradicen con al menos 17 personas, al divergir si sus
lesiones son resultado del 17-A, según el recuento de la Unidad
de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT) del que este medio informó el
lunes. En respuesta a EL MUNDO, el departamento del ministro Fernando
Grande-Marlaska admite que puede haber secuelas psíquicas por haber contemplado
la acción criminal en primera persona que no den pie a la declaración de
víctima y que, por lo tanto, no indemniza.
Para justificarlo, el Ministerio
alega que es indispensable la "presencia directa" donde ocurrieron
los ataques; es decir, que el solicitante de ayuda se hallase dentro de los 550 metros en que los
atestados delimitan el recorrido de la furgoneta que perpetró el atropello
masivo en La
Rambla o
el tramo también identificado de la avenida de la Diputació de Cambrils donde los
terroristas abatidos arremetieron con armas blancas. Para Interior, los
demandantes que no estuvieran dentro de las zonas en que la policía acota no
tienen derecho a la protección de la ley de víctimas, "aun cuando hubiesen
presenciado los hechos y ello pudiese haberles causado efectos, generalmente de
carácter psicológico", precisa.
La Dirección
General de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo -adscrita a Interior- dispone que se
deniegue el amparo cuando quienes lo reclaman "se encontraban, en el
momento del atentado, dentro de un local a pie de calle, un autobús que
continúa su ruta sin problema ni daños, un hotel o una casa ubicados en la zona
del atentado, incluso aunque se hayan asomado un momento a la calle a ver qué
pasaba". Lo mismo establece para quien estaba "en otra calle o zona
distintas a Las Ramblas (aunque fueran zonas cercanas) o, incluso, en un número
de Las Ramblas que no se encuentre en el perímetro del atentado", que se
extiende desde el número 135 del paseo al 1 del pla de la Boqueria.
Para la UAVAT , el criterio de
Interior excluye a afectados que han desarrollado alteraciones psicológicas. El
principal instrumento con que el Ministerio comprueba si un solicitante estuvo
en La Rambla o
el paseo de Cambrils son los listados de atendidos en hospitales que la Generalitat remitió. Según
la UAVAT , los
pacientes psicológicos no constan en esos registros.
Interior subraya la
"dificultad para determinar el espacio físico" donde se cometieron
los ataques en Barcelona y Cambrils, con una ejecución "radicalmente
distinta" a otros en España. Aun así, recalca que le avala una sentencia
de la Audiencia
Nacional , que rechazó el recurso de una mujer a la que se
desestimó costearle el tratamiento psicológico por no acreditar que estuviera
en el lugar de los hechos mientras sucedieron.
Interior refiere un "gran
número de solicitantes" de ayuda por los atentados del 17-A "que no
presentaba daños físicos, sino psicológicos, con una clara prevalencia de
síntomas de estrés postraumático". En todo caso, asegura no contar con
datos desglosados sobre cuántas víctimas ha reconocido solo por patologías
psíquicas.
Opinión:
Cada día que pasa desde que inicié (por razones obvias) la
labor asistencial dirigida al colectivo de víctimas del terrorismo, me convenzo
de que hay que defender siempre la postura en la que consideras tener la razón.
También me convence cada día más el hecho incuestionable de que hay que lidiar
con las administraciones con argumentos y con documentación. Y cada día que
pasa me convenzo más todavía de que, para algunas administraciones somos la
mosca cojonera, porque no aceptamos un no por respuesta si no está fundamentado
de modo indudable.
El hecho de no admitir directrices a cambio de subvenciones
ni carguitos o cargazos políticos me convence, cada día mas, de que hay que
exigir respeto y empatía a todos aquellos que se llenan la boca hablando de
nuestro dolor sin preocuparse lo más mínimo en conocer la situación real.
Y queda la sospecha de pensar si esta actitud obstruccionista
de alguna administración y de sus satélites obedece al hecho de que, al haber
sido engañados por excelentes actores que han desempeñado un papel de
inventores de relatos y de secuelas obteniendo un enorme provecho personal,
ahora prefieren poner todos los obstáculos posibles para que nadie más les
engañe… con lo sencillo que sería revisar las sentencias y los informes médicos
para así no castigar “a justos por pecadores”.
Pero, por desgracia, prefieren persistir en su actitud con
tal de no reconocer sus errores.
Tiempo al tiempo.
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