12 enero 2021
Ruiz Sagarna y las víctimas plurales
La imagen del ertzaina Jon Ruiz Sagarna homenajeado por sus compañeros de la Brigada Móvil en Iurreta, 26 años después de que la kaleborroka etarra estuviera a punto de matarlo en una emboscada con cócteles químicos en Errenteria, no puede por menos que conmover ante todo lo que representa. Por el regreso a la vida, con el rostro descubierto, de aquel a quien la violencia terrorista condenó al infierno; por el acto de efecto tributado por otros agentes, muchos de ellos amenazados durante décadas por la barbarie; por el valor que ha de adquirir este reconocimiento para una sociedad vasca cuya entereza moral necesita recordar lo que sabe y conocer lo que aún no sabe del padecimiento de tantas víctimas. La coincidencia de este homenaje con la amarga polémica entre el hijo de José Ignacio Iruretagoiena y el PP, partido del que era concejal su padre cuando ETA lo asesinó hace 23 años, han de subrayar lo esencial: que la verdad de lo que significó la sangría del terror, expresada a través de la voz plural de sus víctimas, debe resultar más audible para las generaciones futuras que el eco del terror y los verdugos. Unas víctimas diversas en su experiencia y testimonio que incluyen a Pili Zabala en su constante denuncia de los GAL
Opinión:
Tengo que reconocer un hecho: Tras la reunión de Ibeas de Juarros entre representantes del Gobierno Aznar y tres miembros de la HB (cuando se decía que HB y la banda terrorista eran lo mismo), desde la antigua AVT solicitamos información al gobierno sobre aquella reunión. Pese a que decían que era “secreta”, diferentes medios ya habían publicado en portada que” el presidente Aznar autorizaba los contactos con el entorno de la banda”.
Fue en ese momento cuando se inicio el aprovechamiento político del dolor de un colectivo de personas afectadas por las acciones terroristas. Algunas víctimas estaban de acuerdo y así de bien les ha ido en sus carreres políticas o personales... otras, en cambio, iniciamos una cruzada quijotesca para denunciar lo que estaba ocurriendo y muy pocos entendían o querían entender las razones para nuestra postura. Ha sido una labor de más de 20 años. A algunos nos ha costado insultos, amenazas y hasta traiciones de gente a la que creíamos en nuestro lado y que, oh casualidad, ya han aparecido en las listas electorales de los partidos que más se llenan la boca hablando de “respeto” a “las” víctimas del terrorismo.
Pero parece que ese uso político ha sido tan evidente, tan claro y tan poco disimulado que cada vez son más víctimas las que se unen a esta denuncia. Y, lo más inesperado y a la vez agradable, empiezan a hacerlo víctimas que pertenecen a esos mismos partidos.
Ver a ciertos “representantes” en cargos políticos para los que no tienen preparación alguna o en importantes departamentos de algunas administraciones para los que no tienen la más mínima preparación ni experiencia parece, simplemente, el pago a los favores prestados. Aunque estén en juego las vidas de los ciudadanos.
Aún y así, es importante que cada vez más víctimas aparezcan y se unan a la causa de la defensa de la pluralidad ideológica por encima de las ideas o los objetivos personales. Serán bienvenidos.
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