22 febrero 2014
Demasiadas expectativas
El inventario que ha presentado ETA sobre el sellado de los zulos es harto insuficiente
La banda terrorista abre otra vez un nuevo plazo para materializar su desarme total.
Levantar demasiadas expectativas sobre un acontecimiento tiene serios riesgos. Es lo que ha sucedido con el anuncio del Comité Internacional de Verificación (CIV) sobre el desarme de ETA. El inventario que ha presentado el CIV sobre el sellado de zulos de ETA es decepcionante y queda muy por debajo de las expectativas levantadas sobre el inicio del desarme de la banda terrorista.
Otra vez ETA se da un plazo para materializar su desarme total, un compromiso que ayer adelantó el coordinador del CIV, Ram Malikaningam. Aunque rehusó dar fechas entre el inicio del desarme, en enero, y su culminación, en los medios abertzales se especula con un año. Es mucho el tiempo que ETA se da para culminar su proceso de desaparición definitiva de la escena porque la sociedad ya la da por amortizada desde que hace dos años anunció el cese definitivo de su actividad armada. Por ello, los principales partidos vascos coincidieron ayer en exigir a la izquierda abertzale, que se ha hecho con el control del llamado movimiento vasco de liberación, que presione a ETA para acelerar su final definitivo
Pese a la clara insuficiencia del inicio del desarme de ETA, hay que valorar el carácter unilateral de ese paso de la banda terrorista, que no está condicionado a ningún proceso de negociación como se temía en algunos ámbitos políticos, sobre todo fuera del País Vasco. Ayer, los verificadores internacionales lo destacaron como una singularidad, dentro de su experiencia como participantes en resoluciones de conflictos.
No resulta tan singular para los verificadores internacionales la fórmula que se va a seguir en este proceso: el sellado o eliminación de zulos en vez de proceder a la entrega de armas. Su coordinador, Ram Manikalingam, destacó que existían precedentes en Irlanda del Norte, la antigua Yugoslavia y Nepal.
También resulta muy relevante el compromiso de la banda terrorista de culminar el desarme en su totalidad, según avaló ayer el CIV, que ha mantenido contactos regulares con sus dirigentes, en la medida que supone la consolidación de su final irreversible.
Los verificadores internacionales atribuyen la lentitud de sus movimientos al temor de los dirigentes de ETA a ser detenidos al salir de sus escondites para ratificar el desarme. E incluso pidieron ayer al Gobierno vasco y a los dirigentes de los partidos con los que se reunieron que reclamaran al Ejecutivo de Rajoy que facilitaran esos movimientos.
Pero también cuenta en la lentitud del proceso de finalización de ETA, según los verificadores internacionales, el interés no sólo de los jefes de la banda sino también de la izquierda abertzale en evitar escisiones que podrían producirse si las decisiones de la dirección fueran rápidas e insuficientemente asumidas.
Según esta misma tesis, ha tardado por ello más de dos años desde el cese definitivo del terrorismo de ETA, el colectivo de presos de la banda en asumir la legalidad penitenciaria y casi dos años y medio el inicio del desarme.
La izquierda abertzale también está aprovechando el alargamiento del proceso para tratar de mostrar ante la opinión pública vasca que el esfuerzo principal en el proceso final de ETA lo está haciendo ella frente al “inmovilismo” de los demás. Pero lo que la izquierda abertzale tiene que medir, también, es que hace ya más de dos años que ETA cesó definitivamente el terrorismo, que la sociedad ya la da por amortizada y que, por tanto, cuanto antes desaparezca será mejor no sólo para la sociedad sino para la reinserción de los presos de la banda y para la propia izquierda abertzale.
Resulta, a su vez, urgente que ambos gobiernos y los principales partidos unifiquen sus criterios y mensajes para abordar el complejo final de ETA.
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