25 enero 2017
El juez Pedraz deja
en libertad a los detenidos del kalashnikov
Sostiene que no puede atribuirseles la tesis yihadista
"ideada" por un confidente
El magistrado les envió a prisión el 30 de diciembre tras
encontrarles munición
Ni atentados inminentes, ni kalashnikov, ni indicios de
"corte yihadista". El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha acordado este miércoles dejar en
libertad a los dos jóvenes a los que se intervinieron cargadores de AK-47 detenidos estas navidades en Madrid. El
magistrado justifica su decisión en que ha constatado que
"los indicios que apuntaban a que tenían un corte yihadista se han
desvanecido" y todo parece "ideado" por el confidente policial
que les denunció.
Edrissa Ceesay Sanuwo y Samir Sennouni,
ambos españoles aunque sus familias proceden de Gambia y de Marruecos,
ingresaron en prisión el pasado 30 de diciembre por enaltecimiento del
terrorismo y depósito de municiones y armas de guerra, delitos que ya
hacían sospechar que algo no era como se estaba contando, porque el primero de
ellos no suele acompañarse por otros que puedan hacer presagiar que se va
a terminar usando la violencia.
En su auto,
el magistrado hace una exposición detallada de cómo la Brigada Provincial
de Información de Madrid inició una investigación contra una organización
que adquiría armas en Portugal que derivó en los
arrestos. Durante estos meses ha tenido un papel destacado un confidente
policial, Lolo o José, en realidad Manuel Mohamed Rodríguez Mniri, que fue
quien contactó con un agente encubierto para la compra de los cargadores
intervenidos en La Cabaña ,
en el barrio de Valdebernardo, donde se reunía la supuesta célula terrorista.
Tras
recibir, el 5 de enero, un informe de la Guardia Civil en el
que se dice que Lolo posee "una personalidad perturbadora" y "es
inteligente y manipulador", lo que hacía sospechar que podía haber
sido él mismo quien colocó elementos de un arma automática en los
zulos que identificaba, el juez decidió tomar declaración a todos los
sospechosos de participar en la célula y a los agentes que habían participado
en la operación.
Todo ideado por “Lolo”
Y su conclusión no puede ser más grave: no ve
ni "mínimamente acreditada" la tesis de que Sanuwo y Sennouni
fueran adoctrinados por un tal "Abdul" o "Mousin" y "todo apunta a que fue
ideada" por el confidente policial conocido como Lolo.
Ni siquiera
los vídeos que se les intervinieron con un kalashnikov, delante de una imagen de la Puerta del Sol de Madrid, "responden a la
tipología yihadista", aunque las pocas frases que se les entienden
sean "vais a morir todos" y "por la gloria de Alá".
Tanto Sanuwo como Sennouni declararon que fue Lolo quien les animó a hacer las
grabaciones. El juez precisa que, si fueron publicados en redes
sociales, no se han podido localizar, lo que casa mal con las prácticas
terroristas.
Tampoco se
les encontró arma alguna. Solo Lolo habla de la compra de armas, pero
hasta el agente encubierto que les vendió los cargadores niega haberles
proporcionado alguna.
Opinión:
Me gustaría aclarar un concepto: si se considera lo
ocurrido como un error no tengo por qué dudarlo. Seguramente lo ha sido. Pero,
sinceramente, creo que si se procede a la detención de unos presuntos
delincuentes porque existe algún indicio para ello... hay que continuar.
Y si después, con la investigación en marcha o incluso concluida,
se descubre el error cometido y se demuestra que alguno de los responsables lo
ha cometido para obtener un provecho personal o de imagen, la ley debe caer
absolutamente sobre tal personaje.
Pero... ¿y si los presuntos hubieran estado preparando la comisión
de un delito? Creo que la situación que se esta viviendo a consecuencia del
terrorismo internacional bien merece que se puedan cometer ciertos
"errores". Sinceramente y por poner solo dos casos extrapolables a
otros muchos… si se hubiera detenido por un pequeño indicio a alguien el día
antes del atentado en Hipercor o de los atentados del 11-M y así haberlos
evitado ¿alguien se habría quejado?
De algo estoy muy seguro: a consecuencia de las actividades
delictivas o incluso terroristas, la frontera entre libertad individual y el
respeto a los DDHH está cada día más delimitada. ¿Quién es el responsable?
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