26 enero 2017
Najaf, antes y
después del infierno
Álvaro Colomer novela
una batalla sepultada por la historia y los gobiernos de Aznar y Zapatero
Najaf. Ciudad santa para el islam. Santuario chií y tumba
del Alí, el primer imán de los chiíes, primo de Mahoma y su yerno tras casarse
con su hija Fátima. Allí se dejaron el honor y jirones de vida los soldados
españoles de la Brigada
Plus Ultra II en una controvertida batalla sepultada.
Inexistente para la administración militar española y para los gobiernos de
Aznar y Zapatero. El asalto de las tropas del Ejército de Mahdi Muqtada Al Sdr
el 4 de abril de 2004, una carnicería para los atacantes y un desastre
organizativo, moral y táctico para los atacados. Lo cuenta Álvaro Colomer
(Barcelona, 1973) en 'Aunque caminen por el valle de la muerte' (Random House)
una novela sobre silencios, cobardías, mentiras y dolorosas verdades con la que
quiere devolver el honor a los combatientes españoles.
«La verdad es la primera víctima de
cualquier guerra y como en la literatura, hay tantas verdades como puntos de
vista», advierte Colomer, que narra el antes y después del infierno de Najaf.
«No nos engañaron como con el Yak 42, pero no se ha reconocido jamás la verdad
sobre lo que pasó en Najaf, una batalla en toda regla que, según Defensa, no
ocurrió, dado que España no estaba en guerra, sino en misión de paz». No lo
reconoció ni el ministro de Defensa del Partido Popular, Federico Trillo, ni su
sucesor socialista, José Bono, «quien la rebajó a la categoría de tiroteo»,
impidiendo así que los soldados españoles que se defendieron del asalto
obtengan «el reconocimiento al valor que vienen reclamando», explica el
escritor.
No es un reportaje, es una novela contada
con cuatro puntos de vista. «Como asegura Nieztsche, no existen los hechos,
sino su interpretación, y he buscado todos los punto de vista», insiste
Colomer. Culminó la novela tras casi cuatro años de trabajo y más de 200
entrevistas con los protagonistas y víctimas de aquel infierno: militares y
civiles españoles, estadounidenses, salvadoreños, iraquíes, alemanes, ingleses,
checos y daneses. «Estuve en el acuartelamiento atacado en Irak, he viajado a
Estados Unidos y recorrí toda España para hablar en secreto con muchos de
aquellos soldados a los que Defensa no autorizó a hablar», dice.
Unos militares mandados «de manera
denigrante» y que reclaman que se reconozca la verdad de lo ocurrido y se
reconozca su valor. «Todos regresaron a España con la sensación de que se
habían jugado al vida por nada y que jamás reconocerían su labor ni los
políticos ni los ciudadanos. La novela quiere reconoce su labor, con su luces y
sus sombras, lo bueno y lo malo. Contar que participaron en una de las guerras
más graves del siglo XXI y que nadie se enteró. Que se se sepa que las guerras
son guerras, que se va a matar y a morir, y que les otorguen el reconocimiento
civil», reivindica Colomer.
«La versión oficial reconoce que
hubo veinte muertos iraquíes y más de doscientos heridos entre los atacantes,
pero tengo testimonios que cuentan los muertos por centenares», explica
Colomer. Atacó la irregular y patética milicia de Muqtada Al Sadr, el clérigo
'Play Station', autoproclamado imán, enviciado con los videojuegos «que lanzó a
su ejército de chichinabo, de panaderos, lecheros y carteros contra la base 'Al
Andalus', bajo mando español y con tropas estadounidenses y salvadoreñas y
otras nacionalidades y con el tamaño de tres campos de fútbol». «Fue un tiro al
pato para las tropas de la coalición», señala Colomer.
Cobardes
Siguiendo órdenes, los soldados
españoles tardaron en responder más de tres horas «lo que les convirtió en
cobardes a los ojos de las demás tropas de la coalición y los mercenarios, a
pesar de su heroica salida para rescatar a los salvadoreños», explica el autor.
«Es una batalla con un momento cochambroso y otro heroico que llegó muy tarde,
porque para apretar el gatillo los mandos españoles exigían que la bala del
enemigo te hubiera casi alcanzado», explica Colomer.
«Fue sin duda la más batalla
importante librada por el Ejército español desde el asedio de Sidi Ifni
(1957-1958)», sostiene el autor, pero quedó sepultada por las interesadas
versiones oficiales y por un potente acontecimiento. «Aquel mismo día se inmolaron
en Leganés los terroristas de 11-M, y lo sucedido en Najaf apenas tuvo
repercusión en los medios», explica el periodista además de escritor.
España estaba en plena
transferencia de poderes. Tres semanas antes José Luis Rodríguez Zapatero
ganaba las elecciones, aunque no sería investido presidente hasta el 16 de
abril de 2004. Durante ese mes de transición, y ante el rechazo de la
ciudadanía a la guerra, el Ejecutivo saliente de José María Aznar se
desentendió de la invasión iraquí y el entrante se vio incapacitado para tomar
decisiones hasta ocupar la cartera de Defensa. «Una situación de desgobierno
que agravó la situación de unos militares sumidos luego en uno de esos
infiernos que empiezan donde terminan las guerras».
Colomer quería escribir una novela
sobre mercenarios del siglo XXI, «pero se me cruzó esta historia que transcurre
a cielo abierto y tiene poco que ver con mis novelas anteriores», dice Colomer.
Su primera obra, 'La calle de los suicidios' (2000), inició una trilogía sobre
la muerte y el suicidio en la sociedad urbana completada con 'Mimodrama de una
ciudad muerta' (2004) y 'Los bosques de Upsala' (2009). Ha publicado también
las obras de no ficción 'Se alquila una mujer' (2002) y 'Guardianes de la
memoria', libro de viajes que le mereció el International Award for Excellence
in Journalism.
Opinión
¿Cuántas mentiras se cuentan bajo el paraguas de la palabra
"terrorismo"? ¿cuánta gente explica falsedades, historias no vividas,
heridas no sufridas, relatos inventados... para conseguir ventajas personales?
¿por qué se les niega a los que sí tienen todos los derechos? ¿cuánta información
queda por conocer?
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