26 enero 2017
Una virtud que se
llamaba caridad
El arzobispo de Barcelona ha hecho una comparación desafortunda y
ofensiva
El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella,
ha hecho saber que está disgustado.Lo siento mucho. No me gusta que la gente
esté disgustada. Yo mismo procuro no disgustarme, aunque no me guste, del todo
o nada, lo que pasa y, sobre todo, lo que me pueden decir.
El señor
arzobispo de Barcelona no ha tenido ningún inconveniente en hacer saber que condena el aborto,
incluso en casos de violación. Respeto su derecho a opinar, pero yo me lo
pensaría un poco más antes de dictar sentencia de culpabilidad. Y comparar violación y terrorismo ya me parece excesivo.
Me parece
que una de las normas de la vida cristiana es no escandalizar. Y me permito decir, ilustre prelado, que
me escandaliza –quizá sería más discreto decir que no me parece bien– que
alguien se atreva a poner en el mismo saco un
hecho personal y un hecho colectivo, una decisión privada y una bélica
operación generalizada.
Dice Mireia
Roura que Esglèsia Plural y Cristianisme al segle
XXI ven las
palabras del arzobispo «alejadas del talante más comprensivo y misericordioso»
del Evangelio propugnado
por el papa Francisco. Por otra parte, me parece que la
contundencia arzobispal es francamente lamentable: «Si se puede decidir sobre
la vida de otra persona se habría de justificar a un terrorista». Hacer este
paralelismo es lamentable.
La mujer
que tiene que abortar padece un dolor. El terrorista obliga
a sufrir la muerte a todo tipo de personas. El arzobispo, pues, ha hecho una comparación no
solo desafortunada sino
también ofensiva.
¿No habrá
ninguna reacción del Vaticano? No es ningún secreto que la Iglesia católica ha
vivido y vive sometida a algunas tensiones internas, entre ideologías
inmovilistas e ideologías que tienden a hacerla evolucionar. Unir aborto con
terrorismo no encaja con la sabia
finura política del Vaticano.
Opinión:
Para empezar, informar que descubrí hace mucho tiempo la
columna diaria de Josep María Espinás y, por poco que puedo, no dejo de leerla
a diario. Solo faltó conocernos personalmente en un programa de TV3 para que
aparte de admirarle por su excelente escritura también lo hiciera a nivel
humano. Y quien me conoce sabe que soy absolutamente respetuoso con toda
confesión religiosa y también con quien no tiene creencia alguna.
Por eso, al leer la columna del señor Espinás volvió a mi
mente la pregunta que comenté el pasado martes con otra víctima del atentado en
Hipercor y con un periodista vasco en la tarde de ayer.
Un arzobispo une “aborto con terrorismo” pero un ex
ministro (Jorge Fernández) que profesa la misma confesión religiosa que el
arzobispo deniega que un feto no nacido a consecuencia de un atentado
terrorista tenga el reconocimiento de “víctima del terrorismo”.
¿En qué quedamos? Señores, para ustedes, un feto ¿es o no
es una vida? ¿Es o no es un ser vivo? Sin rodeos ¿lo es solo cuando no es
motivo de indemnización?
Por otro lado, he intentado entrar en la web donde el
arzobispo presentó sus ideas… pero me ha sido imposible… a ver si algún lector
tiene más suerte
http://www.revistaecclesia.com/reconciliemonos-juan-jose-omella-omella-arzobispo-barcelona/
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