08 junio 2018
Marlaska evita mojarse sobre el fituro de los presos de ETA y la dispersión
El nuevo titular de
Interior hace guiños al colectivo de gais y lesbianas en un acto marcado por la
presencia del exministro Rubalcaba
Sí, evidentemente. Fue Juan Ignacio Zoido, el ministro
saliente, el que le entregó la cartera del Ministerio del Interior a Fernando
Grande-Marlaska. El protocolo mandaba. Zoido, abrazo incluido, le deseó suerte
y el nuevo titular de Interior le correspondió con miradas cómplices. No hubo
tensión. Todo natural.
Pero en
realidad, Marlaska, como todo el mundo que asistió a su toma de posesión,
miraba de reojo a las primeras filas de la platea del 'salón azul' del
Ministerio del Interior. Allí -y sin justificación aparente porque han pasado
después de él otros dos ministros por la sede de Castellana 5, además de Zoido-
estaba Alfredo Pérez Rubalcaba.
El que
fuera ministro del Interior con Rodríguez Zapatero entre abril de 2006 y julio
de 2011 reapareció en un acto tras años al margen de la política, apartado en
un retiro dorado y dedicado a la docencia. Rubalcaba casi eclipsó a Marlaska en
su día grande, hasta el punto de que el nuevo ministro del Interior dedicó más
tiempo a su remoto predecesor que a su propia familia (incluido su marido
Gorka) o a los mandos de las fuerzas de seguridad (sobre todo de la Policía , porque en la Guardia Civil los
nombramientos importan menos) que se mostraban ansiosos por saludar al nuevo
ministro. El encuentro tenía cierto morbo, ya que la operación Faisán de 2006,
dirigida por el entonces juez de la Audiencia Nacional
contra la red de extorsión de ETA, y el chivatazo policial para impedirla y no
perjudicar el proceso de paz, puso en grandes dificultades políticas a
Rubalcaba, entonces ministro del Interior.
La falta de contenido de peso en el discurso de Marlaska
hizo a los exégetas del Ministerio del Interior interpretar la presencia de
Pérez-Rubalcaba, y las atenciones que Marlaska le dedicó, como una referencia.
No faltaron quienes recordaron que el penúltimo ministro del Interior de la
época de Rodríguez Zapatero fue quien puso en marcha la 'vía Nanclares' para
promocionar la disidencia dentro del frente carcelario de ETA, promoviendo los
acercamientos y beneficios penitenciarios de forma individual a los reclusos
que, tras la tregua de la banda de 2006, dieron el paso de desmarcarse
oficialmente de la cúpula de la organización. Un programa que con la llegada
del PP pasó a dormir el sueño de los justos pero que gusta al nuevo responsable
del ramo.
Acuerdo PNV-PSE
El futuro
de los presos de ETA y la estrategia que aplicará el ministro, en su día azote
judicial del mundo de Batasuna, es una de las claves con las que se mira desde
Euskadi al magistrado bilbaíno. No obstante, en su primera toma de contacto
evitó mojarse sobre los reclusos y no dio pistas sobre si flexibilizará la
política penitenciaria, con el fin de la dispersión como clave, o seguirá una
línea parecida en este tema a la de su antecesor en el cargo. En el acuerdo de
gobierno en Euskadi entre el PNV y los socialistas vascos sí se recoge la
petición de un proyecto de reinserción de presos que incluya el acercamiento a
cárceles próximas a su lugar de origen, aunque parece claro que todo lo que
haga Marlaska será con conocimiento de las víctimas del terrorismo.
Por lo demás, Marlaska no defraudó en sus primeras palabras. Fue él
mismo. Un discurso absolutamente plano, que no dejó entrever por dónde va a ir
su gestión al frente de la seguridad del Estado. Más allá de hacer un guiño al
colectivo LGTBI (gais, lesbianas, bisexuales y personas transgénero), al
prometer que defenderá los derechos y libertades «dentro de la diversidad», se
limitó a señalar de forma institucional que «todos vamos a trabajar para
generar lo que la
Constitución nos exige, un Estado de derecho». Ni una pista.
Opinión:
Parece que se acercan tiempos convulsos en los que el
terrorismo y los colectivos de víctimas (o algunas incluso a nivel particular) seguirán
siendo moneda de cambio y de uso partidista. Podrá cambiar un gobierno pero lo
que no suele cambiar es el aprovechamiento que muchos hacen del problema.
Mientras tanto, habrá que estar pendiente para seguir
defendiendo la pluralidad y seguir denunciando las situaciones que algunos
intenten crear y aprovechar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario