12 junio 2018
Carcel para el exmiembro del GAL que se hizo yihadista
Condenado
a cuatro años el exmiembro de los GAL reconvertido al yihadismo
La frase que esgrimió en el juicio durante
su último turno de palabra — “A mí, Siria es un tema que me la suda”, no le ha
servido a Daniel Fernández Aceña para eludir la prisión. La sección primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional
ha publicado este lunes la sentencia que condena a cuatro años de cárcel a este
exmiembro de los GAL, reconvertido al yihadismo, por un delito de autoformación
terrorista. Los magistrados han considerado probado que el acusado difundió
contenidos en las redes sociales para apoyar las ideas del islamismo radical,
que había asumido sus "métodos violentos" y que había manifestado sus
intenciones de inmolarse en un autobús en Segovia.
Los jueces subrayan que Aceña había dado "un paso más
allá" y había demostrado a personas de su entorno su "acreditada
intencionalidad de realizar alguna acción violenta". "Le noté
convencido [sobre el yihadismo] y que quería convencer", relató uno de los
testigos que declaró en el juicio, cuando los agentes de la Guardia Civil
describieron al procesado como un hombre "aislado socialmente", que
se identificó como musulmán en varias conversaciones telefónicas y que tomaba
"elevadas medidas de seguridad" al navegar por internet. "Como proxys y enmascaramiento de IP. No hemos
podido acceder a muchas de las páginas web que consultaba porque usaba
aplicaciones encriptadas", señaló un agente. Los servicios antiterroristas
ya lo habían calificado antes como un peligroso "lobo solitario".
Los investigadores encontraron en su casa de Segovia un pendrive de ochogigabytes con
158.170 archivos con imágenes de grupos yihadistas. Una prueba que se suma al
centenar de fotos de muyahidines chechenos que subió a la red social Badoo. Al
logo de Al Andalus, la productora de Al Qaeda en el Magreb Islámico, que se
puso como avatar en Facebook. Y al documento titulado Curso
de fabricación de explosivos hallado
en un disco duro en su domicilio. "La posesión de estos documentos la
llevaba a cabo para formarse y adoctrinarse, no con una finalidad inocua",
insisten los jueces en su resolución.
De hecho, los jueces no descartan que la voluntad de Aceña,
de 58 años, fuera "adquirir conocimientos para llevar a cabo actos
constitutivos de delitos de terrorismo". "Y ello, puesto en boca de
un sujeto que ya fue condenado en el pasado por un asesinato relacionado con
una organización terrorista, no hace sino acentuar la prognosis de peligrosidad
criminal del mismo", apostilla el tribunal, que descarta que tenga
problemas mentales. El reconvertido yihadista fue miembro del comando Jaizubia
de los GAL y condenado en 1985
a casi 30 años por su intervención en el asesinato del
trabajador francés Jean-Pierre Leiva.
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