17 junio 2018
Cargos clave del
Gobierno defienden la reinserción de etarras
Los socialistas
facilitarán las medidas de favor a los presos si rechazan con más contundencia
su pasado terrorista
El Gobierno de Pedro Sánchez ha colocado en puestos clave a
cargos que a lo largo de su trayectoria han apostado por el acercamiento de los
presos de ETA, por la excarcelación de los internos enfermos y, sobre todo, por
recuperar la ‘vía Nanclares’: Fernando Grande Marlaska al frente del Ministerio
del Interior, Ángel Luis Ortiz en Instituciones Penitenciarias y Jesús Loza
como delegado del Gobierno en Euskadi.
Como si de una partida de ajedrez se tratase, el Gobierno
de Pedro Sánchez ha comenzado a situar las piezas que considera adecuadas en el
tablero de la política penitenciaria. A día de hoy todavía no hay movimientos,
pero es más que probable que los haya. «Obviamente, cuando las circunstancias
cambian, se requieren de otras políticas», resumió el viernes la portavoz,
Isabel Celaá. Y para abordar ese «nuevo tiempo», el Ejecutivo del PSOE ha
apostado por colocar en puestos clave a cargos que a lo largo de su trayectoria
han apostado por el acercamiento de los presos de ETA al País Vasco, por la
excarcelación de los internos enfermos y, sobre todo, por recuperar la ‘vía
Nanclares’.
Aquella fórmula se puso en marcha por el Gobierno de José
Luis Rodríguez Zapatero para intentar abrir una brecha en el colectivo oficial
de presos de ETA. Básicamente, lo que pretendía era facilitar la reinserción de
los reclusos. Pero no a cualquier precio ni a todos. Solo a los que rompiesen
con la disciplina de la banda, asumiesen el daño causado y pidiesen perdón a
las víctimas. El número de etarras que se sumó a esa iniciativa apenas rondó la
treintena, pero tuvo un gran impacto simbólico porque entre ellos estaban históricos
de la banda como Carmen Gisasola y Joseba Urrosolo Sistiaga. Con la llegada de
Mariano Rajoy a La Moncloa ,
la ‘vía Nanclares’ entró en un punto muerto del que Sánchez la quiere ahora
sacar.
Y para reactivar esa estrategia tres serán las figuras
clave: Fernando Grande Marlaska al frente del Ministerio del Interior; Ángel
Luis Ortiz en Instituciones Penitenciarias; y Jesús Loza como delegado del
Gobierno en Euskadi. Durante su paso por la Audiencia Nacional ,
el exjuez se significó por respaldar la ‘vía Nanclares’ a través de varias
sentencias. Ortiz, por su parte, es un veterano jurista defensor de la
«justicia restaurativa», un modelo que busca que el preso no solo cumpla su
condena, sino que también logre la reinserción y empatice con sus víctimas. Una
derivada de ese sistema son los encuentros entre los reclusos y quienes
sufrieron su violencia. Y en este campo, Loza llevó a cabo varias experiencias
en el País Vasco durante su etapa como parlamentario vasco y comisionado para
la convivencia con Patxi López.
El Gobierno central parece dispuesto a mover ficha a medio
plazo. Y no solo porque lo insinuase Celaá el pasado viernes durante la rueda
de prensa posterior al Consejo de Ministros. El propio Sánchez ha dado pistas
en ese sentido. No como presidente, pero sí hace apenas un mes, justo tras la
disolución de ETA. El primero en reaccionar al anuncio de la banda fue Patxi
López. Aseguró que «otra política penitenciaria es posible», y consideró
razonable acabar con la dispersión de los reclusos. En realidad no dijo nada
diferente a lo que ya defendía cuando estaba en Ajuria Enea.
Sus palabras no fueron cuestionadas por Pedro Sánchez. Todo
lo contrario. «La posición de Patxi López es la del PSOE, la que siempre hemos
defendido». El acercamiento de presos, aseguró el por aquel entonces todavía
líder de la oposición, «no tiene ningún calendario, ni tiene nada que ver con
la disolución de ETA, tiene que ver con un planteamiento que el Partido
Socialista siempre ha defendido en Euskadi y en el conjunto del país».
«Es que es así, hace tiempo que creemos que se debe pasar a
una política ordinaria. Cumplir la ley no es una rendición», afirma Rafaela
Romero, parlamentaria del PSE, quien considera necesario que haya «avances»,
aunque también apela a la prudencia. «Habrá que darse un tiempo y ver lo que
hay que hacer con tranquilidad», afirma la portavoz del PSE en temas de memoria
y convivencia en el Parlamento vasco. Romero negoció esta misma semana una
proposición con EH Bildu en la que, a cambio de que los socialistas vascos
pidiesen de forma oficial al Gobierno central el acercamiento de los presos, la
coalición soberanista instaba a los reclusos a asumir el «daño causado». Y ahí
puede estar una de las claves.
Aunque el colectivo de presos (EPPK) ya asumió en diciembre
de 2013 ese «daño causado», los socialistas consideran que esa autocrítica no
se puede quedar en una mera declaración efectuada hace cinco años. Que tienen
que ser los reclusos los que, mediante peticiones individualizadas, muestren
ese mayor arrepentimiento. El objetivo, evitar que aparezcan como héroes ante
la sociedad vasca.
Solicitudes
personales
A mediados del año pasado, el EPPK dio vía libre para que
sus miembros presentasen esas solicitudes personales y asumiesen la legalidad
para obtener beneficios penitenciarios, pero no ha tenido efectos prácticos. El
Gobierno de Rajoy no realizó ningún movimiento, a pesar de que algunos pasos
dados por Francia –con la que España mantiene una total sintonía en materia
antiterrorista y que ha acercado a media docena de presos a las cárceles más
próximas al País Vasco– apuntaban a un cambio en esa política de firmeza. Quien
tendrá que valorar si los presos de ETA se están desmarcando de su pasado será
Ortiz al frente de Instituciones Penitenciarias. Los informes que redacte serán
fundamentales.
Aun así, en el horizonte hay dos incógnitas de calado. La
primera, si el Gobierno de Sánchez, más allá de su voluntad, tiene margen para
realizar gestos en una situación de extrema debilidad parlamentaria. «Debemos
trabajar muchas complicidades, con el Gobierno vasco y también con el PP. Es un
partido de Estado y uno de los que más sufrió el terrorismo. Ahora habla desde
las tripas, pero habrá que ver», vaticina Romero, quien recalca que todos los
pasos que se den tienen que tener en cuenta el papel de las víctimas. Y ahí
entra en juego Loza. El nuevo delegado del Gobierno está bien considerado por
los afectados del terrorismo. Su cercanía, su cordialidad y su conocimiento de
la ‘vía Nanclares’ puede ser clave para evitar maltentendidos.
La segunda gran pregunta es si los presos estarán
dispuestos a dar los pasos necesarios. Los socialistas no son especialmente
optimistas.
Con Zapatero
La ‘vía Nanclares’ se puso en marcha para abrir una brecha
en el colectivo de presos, pero el PP la cortó de raíz
Sobre el acercamiento
«Es un planteamiento que el Partido Socialista siempre ha
defendido», dijo Pedro Sánchez tras el final de la banda
Cuestión sensible
Todos los pasos que se den tienen que tener en cuenta el
papel de las víctimas
Opinión:
Solo me gustaría recordar que el pasado día 12 se
cumplieron seis años de la visita que realicé a la prisión de Zaballa para el
encuentro “reparador” solicitado por el miembro de la banda terrorista ETA
Rafael Caride.
Y en esa época ya gobernaba Rajoy con Fernández Díaz como
ministro de Interior. Así pues, la frase “con la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa , la ‘vía
Nanclares’ entró en un punto muerto del que Sánchez la quiere ahora sacar” no
es del todo correcta.
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