17 junio 2018
Maite
Araluce Letamendía
Cuando a Maite Araluce Letamendía se le invita a recordar
el 4 de octubre de 1976, acepta con un “sí” y una precisión como si aquel día
se tratase de ayer mismo: “De los nueve hermanos, estábamos todos en casa menos
la mayor, que vivía fuera de San Sebastián. Mis hermanos mayores estudiaban en
Pamplona, pero en aquellos años la universidad empezaba más tarde, así que
también estaban. Los pequeños habíamos vuelto del colegio para comer y llamó mi
padre desde la Diputación
para decir que tenía una entrevista de última hora e iba llegar más tarde. Que
empezásemos a comer y ya se incorporaría él. El comedor tenía una terraza
acristalada muy grande y, mientras comíamos, oímos disparos de metralleta. Nos
levantamos todos rápidamente de la mesa y salimos a la terraza. Vimos los dos
coches, el oficial de la
Diputación delante y el de los escoltas detrás. Era un caos.
La gente gritaba y corría. Mi madre fue la única que no se levantó de la mesa
porque enseguida se dio cuenta de lo que pasaba. Uno de mis hermanos se quedó
con ella y otros bajamos a la calle. Fuimos directamente al coche de mi padre.
Él estaba ametrallado, lleno de disparos, pero vivo todavía. Nos miró con cara de
paz. Alguno de mis hermanos cree que nos sonrió”. Su padre murió en el
quirófano. Era Juan María Araluce, presidente de la Diputación de Guipúzcoa
y objetivo de una masacre a base de tres etarras y un centenar de balas. El
atentado, en la Avenida
de la Libertad
donostiarra, segó también las vidas del chófer y tres escoltas: José María
Elícegui, Alfredo García, Luis Francisco Sanz y Antonio Palomo. Maite Araluce
tenía entonces 15 años. Su hermana más mayor, 25. La más pequeña, 10. Encabeza la Asociación de Víctimas
del Terrorismo (AVT) desde el pasado 5 de mayo, dos días más tarde de la
disolución publicitada por ETA.
¿Es capaz de perdonar
a los asesinos de su padre?
Sí. Nosotros hemos perdonado porque somos creyentes y
practicantes, pero no olvidamos. Y, desde luego, el perdón no está re- ñido con
la justicia. Perdono pero pido justicia.
¿Entiende que haya
otras víctimas de ETA que no perdonen a los terroristas? Perfectamente. Me parece una
postura entendible. Si yo no hubiera tenido a mis padres y su fe, en este caso
mi madre, que me enseñaron a perdonar, probablemente no lo habría hecho.
¿Cómo vive una
adolescente algo como lo que presenció usted?
Sin entenderlo. De pronto se te hunde el mundo, pierdes la
confianza en él porque incluso la seguridad que sentíamos de que en casa no
podía pasar nada se nos vino abajo. Pierdes todo y fue muy duro seguir
adelante.
¿Se sintieron
arropados por la sociedad?
En el caso del atentado de mi padre hubo cinco asesinados
y, por ello, un funeral al que acudió muchísima gente. Luego nos llegaron
telegramas y cartas de distintos lugares de España e incluso de fuera. Algunas
con monedas dentro para comprar flores y ponerlas. Nos sentimos arropados, pero
una vez que pasó el momento nos quedamos señalados.
¿En qué sentido?
ETA había ido a por nosotros y éramos el enemigo de la
sociedad. A raíz de ahí hubo cosas muy feas, como un telegrama que nos llegó
diciendo “queda un cerdo menos en la tierra” y era de compañeras mías de clase,
o que en el colegio a mi hermana le pegaron en el abrigo un papel donde ponía
“fascista”. Cosas así.
Por lo tanto, ¿las
víctimas de ETA eran repudiadas?
Éramos señalados como enemigos de la sociedad, enemigos de
lo vasco. Cuando nosotros también éramos vascos. Había un ambiente de odio
enorme. Yo me llevaba muy bien con mis compañeras, pero una vez que nos
señalaron ya no hablaban conmigo y procuraban no sentarse a mi lado en clase.
Muy duro, pero quizás me volqué más en lo que les hacían a mis hermanas
pequeñas que en lo que me hacían a mí. Creo que esto fue lo que me hizo salir
adelante y ser más fuerte. Si no hubiese tenido a nadie por debajo y me hubiera
quedado en lo que me hacían a mí, me habría hundido más. Pero tenía que ser
fuerte para intentar que mis hermanas estuviesen tranquilas y no se dieran
cuenta de lo que pasaba. Al año siguiente concedieron la amnistía y se volvió
imposible seguir viviendo allí. El ambiente empeoró aún más. Definitivamente,
los héroes eran todos los terroristas que salían de la cárcel y tú eras el
enemigo.
¿Se marcharon?
Sí. Mi madre, con buen criterio, vio que los hijos no
teníamos un trabajo que nos atase a San Sebastián y nos fuimos a Madrid.
Empezamos una nueva vida allí en un ambiente de libertad, algo que en San
Sebastián no existía. Ciudad nueva, colegio nuevo, amigos nuevos... Es también
una aventura pero, como estás tan destrozada, es lo que menos te importa.
Ha dicho que con la
amnistía de 1977 los etarras que salieron de la cárcel eran los héroes. ¿Siente
que se les sigue tratando como tales también hoy, cuando se les rinde homenajes
al dejar la prisión?
Totalmente. Es exactamente igual, con los recibimientos,
los ongi etorri y las manifestaciones en favor de los presos. Todo el mundo
habla de los derechos humanos de los presos de ETA y sus familiares, y no oigo
a nadie hablar de los de las víctimas. ¿No hay para nosotros derechos humanos?
Nosotros también nos desplazamos sólo que, en vez de a
cárceles, a cementerios. Pero nadie empatiza con nosotros ni tenemos una
institución detrás que nos empuje y arrope. A los presos de ETA que salen a la
calle hay que darles ayudas y trabajo; a las víctimas nadie nos reinserta. Es
totalmente injusto. Ellos son los héroes y nosotros estamos hundidos.
¿El reconocimiento a
las víctimas corre peligro con el cambio generacional? ¿Terminarán los jóvenes
sin saber qué ha sido ETA y qué ha cometido?
Es que los jóvenes ya no tienen ni idea, no saben nada. Por
eso estamos intentando ir a colegios y ciudades a hablar a los jóvenes en
primera persona. Que conozcan el terrorismo por boca de las víctimas, pero no
las víctimas que quieran imponer desde las instituciones. El Gobierno vasco
dice que ya está yendo a las aulas, pero lleva a víctimas a las que les parece
todo muy bien. Queremos elegir a las víctimas y los jóvenes deben conocer lo
que ocurrió. Si hay un atentado yihadista, todo el mundo empatiza con las
víctimas, escribes un mensaje en Twitter y todo el mundo se suma. Si lo
escribes sobre una víctima de ETA, todo el mundo se te echa encima, habla de
las víctimas del franquismo o te llama pesado.
¿Teme que la página
del terrorismo etarra sea pasada rápido?
Nos da miedo ser al final las víctimas de la desmemoria.
Ahora la gente nos dice que para qué vamos a hacer más cosas, si ya ETA no
mata. ¿Y qué? La condición de víctima no prescribe. Es mejor que ETA ya no
mate, pero esto no ha acabado: hay que cerrar la herida. Y no vale eso de que
todos somos víctimas, igualar a todos. El otro día leí unas declaraciones
diciendo que las víctimas de ETA también tenemos que pedir perdón. No entiendo
nada. ¿Perdón de qué? ¿De poner a nuestros familiares para que los mataran?
Tampoco ayuda el vocabulario de “conflicto”, “proceso de paz”... Mi padre no
tenía ningún conflicto con nadie. Ese vocabulario hace muchísimo daño porque
persigue diluir todo.
¿Está en juego el
relato?
Así es, y mucho me temo que o nos movemos mucho o nos van a
ganar ellos. Al menos, el Ministerio de Educación ha decidido que va a haber
más módulos en los que se habla del terrorismo de ETA, aunque las competencias
al respecto son de las comunidades autónomas. En Madrid, La Rioja y Castilla y León,
niños en el colegio van a aprender qué es ETA y qué ha pasado en España. Pero
en otros sitios no porque no les interesa que se sepa la verdad.
La izquierda
abertzale se niega a que se hable de vencedores y vencidos.
Quieren llevar la batuta de todo y ahora le toca al relato.
Por supuesto que ha habido vencedores y vencidos. Sin embargo, hay que aclarar
que ETA se ha disuelto pero está en las instituciones y pervive en parte de la
sociedad. Lo demuestra que, al día siguiente de su paripé de disolución, en
Navarra y el País Vasco aparecieron pancartas y pintadas de apoyo a ETA. Esto
no ha acabado. Pueden decir que se ha disuelto, pero ETA sigue estando ahí. No
ha desaparecido.
Barkos y los presos
Su antecesor al
frente de la AVT ,
Alfonso Sánchez, fue muy cuestionado por víctimas navarras, que le acusaron de
prestarse a la “estrategia” de un Gobierno, el de Uxue Barkos, que tiene a EH
Bildu entre sus socios. Sánchez afirmó que era “vergonzoso” que “sigan
tirándose los muertos a la cabeza para desbancar del poder a algún partido” y
que “lo de Bildu es una simple excusa para acusar a un Gobierno al que otros
políticos quieren asaltar”. ¿Lo comparte?
Cuando presides la asociación, te debes a las víctimas que
son asociadas y la memoria de todas las víctimas. Declaraciones como las que él
hizo me dolieron muchísimo. Y me dolieron más, si cabe, porque yo estaba de
secretaria general en su junta directiva. El presidente pasó olímpicamente de
la junta, no nos consultó nada. Yo no quería aparecer como parte que aquello.
La única manera que vi de desmarcarme fue dar un paso al frente e intentar
cambiar las cosas. No me voy a hacer responsable de lo que se ha hecho antes.
¿Las víctimas de ETA
se sienten arropadas por el Gobierno de Navarra? Todavía no he tenido contacto con
el actual Gobierno. No sé cómo se sienten las víctimas de Navarra, a la espera
de una reunión con ellas. Les preguntaré qué inquietudes tienen, qué se puede
hacer para mejorar y qué hay que reclamar al Gobierno.
Las víctimas navarras
han constituido su propia asociación, ANVITE.
Creo que por descontento más directamente con Alfonso
Sánchez que con la AVT. De
hecho, ninguno de los que han conformado la nueva asociación navarra se ha dado
de baja de la nuestra. Han sabido distinguir lo que ha sido históricamente la AVT de distintas actuaciones
que ha habido.
El socialista Pedro
Sánchez ha sustituido al popular Mariano Rajoy como presidente. ¿Confía en el
nuevo Gobierno central?
Desconozco qué va pasar. Ha pasado muy poco tiempo y ya ha
dimitido un ministro. Me encantaría que al nuevo Gobierno le vaya fenomenal
pero, si hace actuaciones que no nos gustan, igual que se lo dije a Rajoy y al
exministro Zoido, nos tendrá enfrente. La
cartera de Interior, la más vinculada al terrorismo y las víctimas, la ha
asumido el juez Fernando Grande-Marlaska.
Aunque ha habido alguna actuación suya que no nos ha
gustado, es una persona muy formada en terrorismo y sabe de lo que estamos
hablando. Creo que puede ir bien, si bien no es lo mismo conocerle como juez
que como ministro. Cuando uno llega a un ministerio, no sé si es libre de
actuar como quiere.
¿Qué la parece que
los gobiernos navarro y vasco hayan reaccionado conjuntamente al adiós de ETA
proponiendo al Estado la creación de un grupo de trabajo para el acercamiento
de los presos de la banda?
Me parece insultante. Las instituciones vascas y navarras
quieren mimar a los terroristas. No puede ser que en el Gobierno de Navarra la
misma persona que atiende a las víctimas atienda luego a los terroristas. Nos
mezclan a todos para diluir. De lo primero que se preocupan no es de arropar a
las víctimas sino de ver cómo se puede ayudar a los etarras encarcelados. Para
una víctima esto es humillante.
Teniendo en cuenta
que Pedro Sánchez ha alcanzado la presidencia gracias a los votos del PNV,
partido del lehendakari Urkullu y miembro de la Geroa Bai de Barkos,
¿cabe esperar por su parte cesiones con los presos?
Es el miedo que tenemos. Si hace algo, nos tendrá enfrente.
No nos gustaría pero, si tenemos que salir a la calle, lo haremos. Comprendo
que determinados beneficios penales son legales, pero deben pasar por la
colaboración con la justicia para esclarecer los crímenes sin resolver. Si no
hay colaboración y no se reconoce el daño causado, no puede haber beneficios.
“He perdonado a los asesinos de mi padre porque soy
creyente y practicante, pero no olvido. Y pido justicia”
“De lo primero que se preocupan los gobiernos navarro y vasco
no es de arropar a las víctimas sino de ver cómo se puede ayudar a los etarras
encarcelados. Para una víctima esto es humillante”
“Las declaraciones del anterior presidente de la AVT , Alfonso Sánchez, me
dolieron muchísimo. Pasó olímpicamente de la junta directiva, de la que yo
formaba parte”
“El otro día leí unas declaraciones diciendo que las
víctimas de ETA también tenemos que pedir perdón. ¿De qué? ¿De poner a nuestros
familiares para que los mataran?”
“Todo el mundo habla de los derechos humanos de los presos
de ETA y sus familiares, y no oigo a nadie hablar de los de las víctimas.
Nosotros también nos desplazamos sólo que, en vez de a cárceles, a cementerios”
La chica que corría
encierros en Estella
AITE Araluce Letamendía nació hace 57 años en San
Sebastián, donde también fueron alumbrados sus ocho hermanos. Ella es la
séptima de los nueve hijos de Juan María Araluce y Maite Letamendía. Tras el
asesinato del padre, la familia acabó abandonando la capital guipuzcoana para
iniciar una nueva vida en Madrid. “Allí conocí a un granadino y me fui a
Granada”, relata ella, 32 años después de instalarse en Andalucía. Madre de
ocho hijos y decoradora, ha colaborado con el estudio de arquitectura de su
marido hasta que ahora se dedica plenamente a la Asociación de Víctimas
del Terrorismo. Las raíces de Maite Araluce en Navarra son robustas. “Me
considero medio navarra”, acentúa. “Hemos tenido una casa en Estella toda la
vida, hasta aproximadamente hace once años, cuando murió mi madre y la
vendimos. La terminaron mis padres el año que nací yo. Los mejores veranos los
he pasado en Estella y tengo un hermano viviendo allí. Otro, en Pamplona. Tengo
sobrinos y en parte mis hijos han estudiado en Navarra también. Mi marido iba
desde Granada a dar clases a la
Escuela de Arquitectura. Así mismo, esté donde esté, en
Sanfermines veo el encierro todas las ma- ñanas por televisión. Y he corrido
encierros en Estella. Hasta que me pasó la manada por encima y lo dejé”. El
nexo de Araluce con la
Comunidad foral tiene además un cariz de responsabilidad, ya
que entre 2011 y 2014 ejerció como delegada de la AVT en Navarra, junto a
Granada y Jaén. “La Ley
de Víctimas del Gobierno de Navarra estaba aprobada, pero a la vez bloqueada
porque no se había dotado una partida para empezar a pagar las indemnizaciones.
Ante el parón, la entonces presidenta de la AVT , Ángeles Pedraza, mandó una carta a todos los
asociados de Navarra para que alguien fuera delegado y desactivara el tema. No
quiso nadie y me ofrecí yo”, indica. “Me tenía que mover desde Granada a
Navarra. Me reuní dos o tres veces con el Gobierno de Yolanda Barcina, hubo una
partida económica, las víctimas empezaron a cobrar y ya me retiré. Me echaban
en cara que fuera una delegada para Navarra viviendo en Granada, que no me veían,
pero fui a lo que fui y porque nadie quiso dar el paso”.
Opinión:
No recuerdo haber visto nunca a la señora Araluce en las
asambleas de la antigua AVT a las que asistí desde 1990 hasta 2003 y por ello,
al no conocerla no voy a opinar sobre ella… pero sí tengo muy claro que hay
mucha gente que ahora están donde están gracias, entre otras razones, a los
kamikazes que en aquellas épocas nos jugamos la vida y la imagen trabajando por
la asistencia a cientos de víctimas…
Pero sí querría recordarle que cuando hable sobre la
opinión de las personas que hemos sufrido un atentado terrorista, no lo haga
utilizando el artículo determinado femenino plural “LAS”, porque no creo que
conozca la opinión de “LAS” víctimas, ni tan siquiera la opinión de muchas
víctimas que siguen figurando en los listados de la actual AVT, entre otras
razones porque no les tramitan las solicitudes de baja.
Dicho lo cual, le deseo muchos éxitos a la nueva presidenta
de la AVT y que,
ya puestos, organice una delegación en Catalunya porque creo que hace muchos
años que las víctimas residentes en Catalunya y que están en los listados de la AVT no tienen el derecho y el
placer de tener un delgado (o delegada) en territorio catalán.
Venga va, no es tan difícil… yo lo fui desde 1990 hasta
2003 y fue un honor.
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