30 mayo 2018
Rogelio
Alonso: "Los gobernantes han mentido a los españoles sobre el final de
ETA"
Alonso (Calatayud, 1970) es autor
de ‘La derrota del vencedor. La política antiterrorista del final de ETA’, que
presenta hoy a las 19.30 en el Centro Pignatelli.
El Estado la debilitó forzándola a
detener sus asesinatos, pero renunció al combate político e ideológico
necesario para impedir que la violencia les reportara beneficios a quienes la
han justificado. ETA ha recibido importantes concesiones que han impedido su
verdadera derrota. Las élites políticas repiten que ETA ha sido derrotada para
ocultar su falta de voluntad para derrotarla en toda su magnitud.
El exministro del Interior Alfredo
Pérez Rubalcaba dijo que ETA no ha logrado ninguno de sus objetivos políticos y
usted dice en el primer párrafo de su libro que esta afirmación es falsa.
¿Puede explicar por qué?
ETA sigue viva en las instituciones
tras legalizarse su brazo político por el fraude de ley de un Tribunal
Constitucional que, sin competencia para ello, neutralizó la ilegalización
dictada por el Tribunal Supremo. Los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero
y Mariano Rajoy han aceptado una impunidad política, social, moral y, en muchos
casos, penal que le permite a ETA reivindicar su terrorismo como eficaz.
Analiza la política
antiterrorista desde 2004 y es muy crítico con los gobiernos del PSOE y del PP.
Los gobernantes han mentido a los
gobernados. Ana Iríbar, viuda de Gregorio Ordóñez, lo explicó bien: "Más
de 300 asesinatos de ETA sin resolver, el proyecto político de ETA bajo siglas
diversas en nuestras instituciones, una organización terrorista que ni se ha
entregado ni colabora con la Justicia. No siento ni la derrota de ETA ni la
victoria de los demócratas".
¿Son las víctimas las
perdedoras de un final que, según usted, falsea la memoria de lo que realmente
han vivido?
ETA ya no mata físicamente, pero
sigue matando civil, social y políticamente. El terrorismo nacionalista ha
deformando el tejido político y social del País Vasco y Navarra. Hoy muchos
ciudadanos estarían vivos si hubiesen sido nacionalistas.
Los presos de ETA recibidos
como héroes al salir de las cárceles y 300 crímenes sin resolver.
La sociedad del post-terrorismo no
es una sociedad decente. Además las víctimas sufren una revictimización al
escuchar que ETA ha sido derrotada, una mentira política organizada que
banaliza su sufrimiento escondiendo la dejación política que ha permitido este
final sucio.
¿Hay una amnesia general para
ocultar las graves cesiones políticas al terrorismo, como usted denuncia?
El Gobierno promete que no habrá
impunidad mientras Josu Ternera, responsable del atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza, sigue libre porque ni
Rajoy ni Zapatero aplicaron las órdenes de captura tras localizarlo los
servicios de Inteligencia en Noruega y Suiza. La impunidad no es un desafío
para el futuro, ya es una realidad.
En el País Vasco hay 194
ayuntamientos de mayoría nacionalista y solo 14 no nacionalistas. Los
concejales del PSOE y el PP apenas llegan al 14% de los que tienen el PNV y
Bildu. ¿Han perdido la batalla política los partidos acosados por el
terrorismo?
Sí. El terrorismo es violencia
física, pero también psicológica y política. El Gobierno se conforma con
detener la violencia física eludiendo enfrentarse a las consecuencias políticas
del terror. Aún condiciona la violencia los comportamientos en una sociedad en
la que el nacionalismo ha impuesto su hegemonía política, social y cultural.
¿Es consciente de que su libro
va a levantar ampollas al desviarse del discurso oficial de los partidos
mayoritarios, algunas asociaciones de víctimas y periodistas mediáticos?
Desde esos ámbitos se reivindica la
batalla por el relato, pero se trata de un pretexto para eludir las
responsabilidades presentes. Hacer algo sobre el pasado exige mucho más que
establecer un relato correcto que el Gobierno está distorsionando. Exige
justicia, esa justicia política e incluso penal que se niega a las víctimas y a
toda la sociedad.
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