06 octubre 2018
Currin disuelve su
grupo mediador y finaliza su labor en Euskadi tras del fin de ETA
El abogado
sudafricano, el facilitador más implicado en el caso vasco, anuncia a los
partidos el final de su trayectoria de diez años
El grupo mediador del sudafricano Brian Currin se
disolverá en los próximos días tras dar por finiquitada una década de trabajo
en Euskadi para promover un proceso de paz. La disolución definitiva el pasado
mayo de ETA ha provocado que el llamado Grupo Internacional de Contacto (GIC)
se haya quedado sin tarea en el País Vasco, por lo que ha decidido poner fin a
su trayectoria. Currin y sus compañeros han anunciado ya a los partidos vascos
su decisión, según fuentes de las formaciones políticas.
El abogado de Pretoria, de 68 años,
ha sido quizás el principal mediador extranjero en el proceso de final de ETA.
Fue tanteado por vez primera en 2007 por el entonces consejero vasco de
Justicia, Joseba Azkarraga (EA), que tuvo ocasión de hablar con él en un viaje
oficial en 2007 a
Sudáfrica y conocer su trabajo en el conflicto del apartheid. No obstante, se
empezó a hablar de su figura en Euskadi en 2009, cuando aparece para respaldar
el debate interno en la izquierda abertzale que desembocó en el cambio de
estrategia en favor de vías exclusivamente pacíficas. Primero dio cobertura
internacional a la apuesta del entonces mundo de Batasuna para abrazar las vías
solo políticas. Posteriormente impulsó la Declaración de
Bruselas en marzo de 2010, junto a cuatro premios Nobel de la Paz , que pedía a ETA una
tregua supervisada internacionalmente. Aquel pronunciamiento supuso un colchón
para que la banda decretara un alto el fuego meses después.
La senda siguió con la organización
de la conferencia de Aiete que sirvió de pista de aterrizaje para el cese
definitivo de la actividad armada en octubre de 2011. Posteriormente, continuó
con viajes periódicos a Euskadi y reuniones con todos los partidos, salvo el
PP, que le acusó de ser «parte» de la izquierda abertzale. Los socialistas
vascos también se mostraron recelosos con él aunque en los últimos tiempos han
accedido a reunirse. Entre sus grandes apoyos en Euskadi estuvo el exportavoz
de la red Lokarri, Paul Ríos.
En la recta final de ETA, Currin también participó
en la organización de los actos que dieron cobertura internacional a la
disolución de la banda. Hace un año, el mediador sudafricano señaló a este
periódico que una vez se cerrara el capítulo de la existencia de la banda,
consideraría que «mi trabajo está terminado». Dejó abierta la puerta a «volver
para ayudar» en cuestiones como el futuro de los presos, pero en principio
entiende que ese ámbito está ya fuera de la mediación internacional ejercida en
esta década y da por disuelto el grupo.
Compañeros
de viaje
Él ha sido la imagen y el alma del
Grupo Internacional de Contacto que presentó en Bilbao en febrero de 2011 junto
al exjefe de la
Interpol Raymond Kendall (Gran Bretaña), la baronesa Nuala
O'Loan (Irlanda), el periodista y profesor Pierre Hazan (Suiza), la asesora
europea Silvia Casale (Gran Bretaña) y el asesor del exministro israelí Shlomo
Ben Ami, Alberto Spektorowski (Uruguay-Israel). Este último y Kendall han sido
sus dos grandes compañeros de viaje.
La labor de Currin ha estado
acompañada en paralelo por otros grupos, que también han cerrado ya su etapa en
Euskadi, como la
Comisión Internacional de Verificación de Ram Manikkalingam o
la agencia del británico Jonathan Powell, el facilitador al más alto nivel que
ha participado en el caso vasco y determinante para organizar en 2011 la
conferencia de Aiete con dirigentes de la talla del recientemente fallecido
Kofi Annan, exsecretario general de la ONU. El costoso proceso de desarme fue quizás el
peor momento de Currin, que incluso acabó en 2014 siendo interrogado por la Policía francesa en la
comisaría de Baiona.
La última aparición pública de
Currin fue en mayo en el acto de certificación de la disolución de ETA
celebrado en villa Arnaga, en Kanbo, junto a políticos internacionales. El
abogado de Pretoria, con experiencia también en conflictos como el irlandés o
el de Colombia, seguirá en principio trabajando en otras zonas del planeta.
Opinión:
La figura de muchos de los
intermediarios que han colaborado, en mayor o menor medida, en la solución a
tantos años de terrorismo ha sido controvertida desde el principio. Argumentos
del tipo “cobran mucha pasta”, “viven como reyes comiendo y bebiendo” o “se
alojan en los mejores hoteles” han sido constantes desde diferentes sectores.
Por mi parte y por la de muchas
víctimas con las que he podido hablar de este tema durante años, solo decir que
no me importa lo mas mínimo lo que hayan cobrado, comido, bebido o dormido
mientras quede constancia de que han colaborado en que nadie mas pase por el
mismo sufrimiento que otros muchos ya hemos vivido.
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