11 octubre 2018
Procesan
a tres presuntos yihadistas por los atentados de Cataluña
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha procesado
por los atentados del 17 de agosto de 2017 en Cataluña a tres presuntos
terroristas, Driss Oukabir, Mohammed Houli Chemlal y Said Ben Iazza, los dos
primeros como miembros de la célula yihadista de Ripoll (Girona) y el tercero
como colaborador.
El juez achaca a Oukabir, a cuyo nombre se alquiló la
furgoneta del atentado de Las Ramblas de Barcelona, y a Houli Chemlal, herido
en la explosión del chalé de Alcanar (Tarragona), delitos de integración en
organización terrorista (entre 6 y 14 años de prisión), fabricación y depósito
de explosivos (de 8 a
15 años) y tentativa de estragos (de 10 a 15 años), en este último caso por los
planes de atentar contra monumentos como la Sagrada Familia.
A Ben Iazza, quien facilitó su
documentación a los autores de la masacre para comprar los componentes
necesarios para fabricar el explosivo conocido como "la madre de
Satán", solo le imputa un delito de colaboración con organización
terrorista, que contempla penas de entre 5 y 10 años de prisión.
Andreu no procesa a ninguno de ellos por los 16 fallecidos
y 140 heridos en los atentados de Las Ramblas de Barcelona y Cambrils
(Tarragona), ya que los autores fueron abatidos por los Mossos, si bien les
imputa, en grado de tentativa, los planes de la célula de hacer "uno o
varios atentados de grandes dimensiones" en Cataluña en lugares
emblemáticos como la
Sagrada Familia.
De ello da cuenta también las "numerosas
fotografías" que guardaban de los estadios de fútbol Santiago Bernabéu
(Madrid) y Camp Nou (Barcelona); del Museo Thyssen, en Madrid; de la Torre Agbar , en
Barcelona, e, incluso, de la
Torre Eiffel (París).
Además de las 125 búsquedas en Internet que realizaron
sobre la Audiencia
Nacional , unidas a las 106 sobre la "tomatina", en
Buñol (Valencia); las 104 de la
Alhambra de Granada; y las 219 sobre el Embalse de
Riudecanyes (Tarragona).
El juez relata en su auto cómo los tres procesados
constituyeron una célula a partir de 2015 junto con los otros siete presuntos
terroristas muertos tras los ataques, en cuya cúspide se situaba Abdelbaki Es
Satty, el imán de Ripoll que murió en Alcanar.
Todos eran jóvenes marroquíes residentes en Ripoll que se
conocían desde niños y poco a poco fueron conformando un grupo estructurado en
el que el imán les adoctrinaba en el yihadismo radical.
Se alejaron de su entorno y su día a día comenzó a
desarrollarse junto al de sus compañeros hasta tal punto que su vida, sostiene
el juez, llegó a tener como objetivo "llevar a cabo atentados contra los
considerados como sus enemigos", es decir, contra "el mundo
occidental".
Según el auto, tres meses antes de los ataques empezaron a
comprar material para fabricar explosivos, llegando a acumular entre 200 y 500
kilos de explosivos, además de 104 bombonas de butano y 19 artefactos caseros.
Lo que buscaban, señala Andreu, era "amplificar el
efecto del explosivo, pretendiendo incrementar el volumen de metralla como la
posibilidad de crear bolas de fuego generadas por las cargas GLP (en referencia
a las bombonas de butano)".
Se hicieron con "tal cantidad de material para la
confección de explosivos y de tal potencia destructiva" que, según los
informes de los especialistas, "hubiera provocado unos daños de enormes
dimensiones" si los hubiesen utilizado para atentar contra monumentos o
lugares de gran afluencia, como pretendían.
Pero sus planes se vieron frustrados tras la explosión del
chalé en Alcanar, y un día después, el 17 de agosto, Younes Abouyaaqoub arrolló
con una furgoneta a "una gran cantidad de transeúntes" que paseaban
por Las Ramblas, "centro neurálgico de la ciudad", mientras que otros
cinco terroristas hicieron lo mismo en la madrugada del día 18 en el paseo
marítimo de Cambrils. Todos resultaron abatidos.
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