31
agosto 2019
Víctimas, victimismo y victimanipulación
Curiosa
la mutación semántica que sufren algunos conceptos al pasar del modo personal
al ideal o genérico. Es por ejemplo la diferencia entre llamar buena una
persona, o tildarla de buenista, y es notoriamente también el caso de víctima y
victimista; la primera provoca instintivamente simpatía; el segundo antipatía,
o al menos recelo.
Víctima
remite a una condición desgraciada, no pretendida, digamos que sobrevenida, no
necesariamente proclamada por parte de quien la sufre, en muchos casos incluso
ocultada; victimismo, por el contrario, denota por una parte exhibición y por
otra cierta profesionalización, y por ende abuso, en esa condición de víctima.
Viene
esto a cuento por lo sucedido el pasado 17 de agosto, día en que se han
conmemorado en Barcelona los trágicos atentados terroristas de Las Ramblas y
Cambrils del año 2017, que produjeron 14 muertes y numerosas personas heridas.
Varios hechos sucedidos en esas conmemoraciones han llamado mi atención, aunque
los medios se han limitado en general a recogerlos como si tal cosa.
Para
empezar, en la ciudad de Barcelona las conmemoraciones han sido dos; paralelas,
casi simultáneas y muy próximas en ubicación geográfica, pero en abierta
competencia o mutua ignorancia. Por una parte, el que se presentaba como acto
oficial, convocado por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat , con
presencia de la
Alcaldesa Colau , del President Torra, así como de un
representante del gobierno central (en concreto, el ministro de Interior,
Grande-Marlaska), entre otra abundante representación institucional, así como
de la mayoría de partidos políticos, de colectivos musulmanes, y de los cuerpos
de seguridad (Mossos, Policía Nacional, Guardia Civil, Guardia Urbana), y con
presencia también de víctimas de otros atentados.
Esta
convocatoria ha sido organizada por el Ayuntamiento y la UAVAT (Unidad de Atención y
Valoración de Afectados por el Terrorismo), organización esta última de
carácter profesional-asistencial creada tras los atentados citados de 2017, que
se autodefine como ‘un recurso activo para orientar, asesorar y atender a los
afectados y sus familiares’, y que es promovida por el propio Ayuntamiento, la Universidad de
Barcelona, la Asociación
11-M Afectados por el Terrorismo, además de por un colectivo de sicólogos de
Barcelona – SB Psicòlegs.
En
dicho acto oficial no se ha pronunciado ningún discurso, ha bastado como
mensaje el silencio, la ofrenda floral y la interpretación del ‘Cant dels
Olcells’ de Casals. Y también el texto escrito en las camisetas de algunas de
las personas asistentes reclamando el acceso a ‘la verdad’ sobre los atentados.
El
otro acto celebrado fue convocado por la Asociación Catalana
de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT), y se han sumado
representantes de los partidos de la derecha, es decir, PP, C’s y Vox, habiendo
también asistido representantes de las fuerzas de seguridad.
Los
medios no explican razones consistentes para esta segunda convocatoria, es
decir, cuáles son sus discrepancias con la oficial o institucional. Sólo se han
citado, como posible explicación, unas palabras de su portavoz y presidente,
José Vargas, reprochando a la
UAVAT por ‘manipular a las víctimas’, y considerar que el
acto oficial sería ‘más bien político’. Tampoco en la página web de ACVOT he
encontrado ninguna explicación al respecto, más allá de la convocatoria en sí.
¿Es
esta doble convocatoria coherente con la constante apelación a la unidad y a la
no manipulación del terrorismo? Y, si en el acto oficial no ha habido discursos
y ha contado con la presencia de todos los grupos municipales, ¿cómo puede se
le puede reprochar ser ‘más bien político’? Reproche aún más fariseo viniendo
de quienes han organizado otro acto con presencia sólo de los partidos de
derechas, en el que sí se ha pronunciado – por parte de J. Vargas – un discurso
reivindicativo que bien podría tildarse de político.
¿Y
cómo se compagina a su vez todo ello con la proclamación de la ACVOT – también en su página
web – de ‘pluralidad ideológica’?
En su
discurso, el presidente de ACVOT se ha referido a la supuesta ‘marginalidad’ y
‘olvido’ de las víctimas, su ‘indefensión’, y a la necesidad de ‘memoria,
dignidad y justicia’. Y ha reprochado al ministro de Interior por no asistir a
su convocatoria, acusándole por ello de tener ‘muy poca vergüenza y dignidad’.
Para
situarnos, de acuerdo a su web, la
ACVOT fue creada en 2003, y atiende a ‘residentes en Cataluña
afectados por atentados’, que incluye a ‘familiares en primer grado de las
víctimas mortales y heridos’. También reconoce recibir apoyo material de las
administraciones públicas: La
Generalitat de Catalunya colabora en el ‘mantenimiento de la
infraestructura de la asociación’; entidades como Fundación de Víctimas del
Terrorismo o el Ministerio del Interior lo hacen ‘en cuanto a los recursos
económicos’ para organizar sus actividades. Obviamente, en su página web no hay
ningún detalle en cuanto a las subvenciones que recibe ni al destino de las
mismas.
A la
vista de esta información no parece que esta asociación se encuentre sumida en
la marginalidad y el olvido, ni queda claro qué más apoyos considera que tiene
derecho a reclamar. Convendría quizás recordarle que existen en este país
muchas otras víctimas -decenas de miles – esas sí marginalizadas y olvidadas:
las víctimas de los innumerables crímenes del franquismo aún impunes que no
reciben ayudas, ni homenajes, ni reconocimiento alguno. Víctimas por las que
asociaciones como la suya no muestran la menor empatía, a pesar de la evidente
discriminación de la que son objeto.
Paradójico,
por otra parte, que sean las mismas instituciones que la financian y ayudan
económicamente las que esta asociación haya dado la espalda en el acto oficial
de homenaje, y a las que su presidente haya exigido en cambio, con evidente
prepotencia, que se sumaran al suyo convocado de manera unilateral.
El
victimismo y su ecosistema: la victimanipulación
La
única conclusión de tanta incoherencia e hipocresía es que lo que realmente se
reclama por parte de esta asociación es más protagonismo político, adornándolo
con reclamaciones igualmente injustificadas en su caso: memoria, dignidad y
justicia… pura palabrería victimista.
En
suma, estamos ante un caso de manual de victimismo, es decir, de exhibición de
la condición de víctima para adquirir espacio mediático, aunque para ello se le
haga el juego a una derecha que siempre arrima su ascua oportunista al
victimismo. O quizás sería más justo decir, utilizando a la derecha, siempre
dispuesta para esa foto, como coro y caja de resonancia. Esta derecha que
practica persistentemente el vicio de la victimanipulación, es decir, la
utilización oportunista de las víctimas, la rentabilización demagógica del
dolor con fines partidistas.
El
espectáculo de los actos del 17-A en Barcelona no es sino un caso más de una
larga trayectoria en este sentido; en este país hemos asistido por ejemplo a
carreras políticas de víctimas del terrorismo mostrado una perfecta simbiosis
entre victimismo y victimanipulación, mediante la que las ambiciones políticas
de algunas víctimas han encontrado en el oportunismo de algún partido su perfecto
hábitat para medrar. Incluso se dan casos similares fuera del ámbito del
terrorismo, como en crímenes contra menores, con alguna víctima también
profesionalizada convertida en el perejil de todas las salsas escabrosas,
labrándose en paralelo una carrera política gracias a su sobreexposición
mediática.
La
carrera profesional de víctima procura una doble rentabilidad: la fama y
relevancia social – con los réditos materiales asociados -, por una parte; y
por otra la utilización de aquellas para impulsar determinada agenda política e
ideológica.
En
cuanto a la explotación política de las víctimas, la última muestra es su
incorporación a la denominación de una de las Consejerías del gobierno de la Comunidad de Madrid, en
concreto a la ahora llamada ‘de Justicia, Interior y Víctimas’, un guiño
demagógico más.
Dudas
razonables y teorías ‘conspiranoicas’
Por
lo demás, este aniversario del 17-A ha estado también enmarcado por un debate
mediático y social sobre la labor policial en relación a los propios atentados
del año 2017, alimentado por las informaciones aparecidas en este mismo medio
(Público.es) sobre las vinculaciones previas al atentado entre el ‘imán de
Ripoll’ – fallecido el 17 de julio, un mes antes de los atentados, en la
conflagración del depósito de explosivos existente en su casa en la localidad
de Alcanar – al parecer cerebro y líder ideológico de los atentados, y el CNI
(Centro Nacional de Inteligencia), información que debería haber permitido
prevenir estos, entre otros cabos y pistas sueltas no aclaradas.
Lo
curioso es que en este caso ha sido la derecha, la misma que durante años
alimentó teorías conspirativas sin fundamento alguno, por ejemplo, en relación
a los atentados del 11-M (trenes de cercanías de Madrid, 11 de marzo de 2004),
la que ha repudiado las dudas sobre la actuación policial, asociándolas al
‘independentismo’; pero claro, se trata en este caso de salvarle la cara al
gobierno de Rajoy, en particular ante las sospechas de ocultación de
información a los Mossos por parte del CNI y otros órganos policiales
estatales, muy coherente con la doctrina de ‘policía patriótica’
anticatalanista puesta en marcha durante aquel mandato.
Las
dudas razonables expresadas por medios de comunicación, colectivos y
representantes institucionales, también con ocasión de este aniversario, sobre
la eficacia de la labor de prevención y la posterior investigación de los
atentados, así como la exigencia de la verdad completa sobre todo ello, no son
equiparables a la construcción interesada de teorías conspirativas.
Epílogo
Para
acabar, otra duda: ¿qué pintaban en el acto paralelo privado, claramente
partidista y sectario, los representantes de las fuerzas de seguridad? ¿Quién
decide en qué actos han de participar esas fuerzas costeadas por el erario público,
y en base a qué criterios se apoyan actos como ese y no otros muchos que se
convocan, por ejemplo, en memoria de las víctimas del franquismo?
Opinión:
Solo comentar que hay
un par de errores a nivel numérico: son 16 víctimas mortales y no 14... y EsSatty
murió el 16 de agosto y no el 17...
Por otro lado decir
que no se puede expresar de un modo mas elegante y al mismo tiempo más
contundente la realidad de lo que algunos llaman "movimiento
asociativo", describiendo los intereses que se esconden tras esa
denominación... sospechosos intereses con objetivos personales y económicos
que, desgraciadamente, no se reflejan en una asistencia real y dedicada al
colectivo de víctimas del terrorismo a las que dicen defender y por las que
dicen trabajar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario