29
junio 2020
Comunicado Asociación “11-M
Afectados por Terrorismo”
Madrid,
29 de junio de 2020
PEDRO
J. RAMÍREZ Y EL 11-M EN “LA
SEXTA NOCHE ”
Ante
lo dicho por Pedro J. Ramírez el 27 de junio de 2020 en “LA SEXTA NOCHE ” con
relación al 11-M: “Si en estos momentos en el Congreso de los Diputados hay un
ansia de profundizar en la investigación de asuntos que todavía se desconocen
importantes en relación a la historia democrática, sugiero que reabran la
investigación parlamentaria sobre el 11-M. Creo que hay muchas más lagunas y
muchos más puntos oscuros en el propio relato oficial del 11-M que en relación
a quién o cómo se constituyeron los GAL. Todos sabemos las respuestas a estas
preguntas. Desafiaría a cualquiera a contestar en los mismos términos y con
detalle en relación al 11-M”
desde
nuestra Asociación, nos vemos en la obligación de recordar dos párrafos del
discurso que nuestro presidente Eulogio Paz Fernández, tenía previsto
pronunciar en los actos del 11-M que no hicimos porque los desconvocamos debido
a la pandemia provocada por el coronavirus.
Los
dos párrafos del discurso son los siguientes:
Como
creo que saben, Pedro J. Ramírez, uno de los adalides de las teorías de la
conspiración sobre el 11-M, salió de la dirección del periódico El Mundo en el
2014, cuando sus teorías conspirativas ya no daban más de sí. Le sustituyó en
la dirección del periódico su mano derecha, Casimiro García-Abadillo, que
también compartió con Pedro J. Ramírez dichas teorías conspirativas. Sólo
estuvo catorce meses y le sustituyó David Jiménez, quien sólo estuvo un año, de
mayo de 2015 a
mayo de 2016. Pues bien, en abril del pasado año 2019, David Jiménez, publicó su
libro “El Director”, que en las páginas 63 y 64, dice lo siguiente:
…Cuando
años después el terrorismo islámico provocó una masacre en Madrid, el 11 de
marzo de 2004, el equilibrio de nuestras virtudes y defectos se decantó del
lado de los segundos y nos llevó a cometer el error que marcaría a El Mundo
para siempre. El Gobierno del Partido Popular, al que nos habíamos acercado en
exceso –eran los días en que Jota jugaba al pádel con el presidente y acudía de
invitado a la boda de su hija–, intentó culpar del atentado a la banda
terrorista ETA. La decisión de participar en la guerra de Irak unos meses antes
había sido muy impopular y Aznar temió que una autoría islámica les haría
perder las elecciones, que se celebraban tres días después. Jota creyó la
versión del Gobierno y, cuando la realidad nos mostró que no era así, en lugar
de rectificar nos embarcamos en una huida hacia adelante que nos llevó a
publicar durante años supuestas investigaciones para reafirmar nuestra teoría
de una gran conspiración. Era difícil encontrar a alguien en la redacción que
pensara que lo que estábamos haciendo tenía algún sentido, pero más difícil era
encontrar a alguien que tuviera las agallas de decírselo al director. Todos,
unos desde las cercanías de El Despacho y otros, como yo, desde la comodidad de
una corresponsalía, callamos mientras el diario convertía coincidencias en
evidencias, se alimentaba de informaciones poco fiables de la facción policial
que degeneraría en Las Cloacas, exageraba cualquier elemento que ayudara a
defender su versión –y ocultaba datos que pudieran contradecirla–, se camelaba
a testigos para que defendieran nuestras informaciones y buscaba la destrucción
de la reputación de cualquiera, juez, policía o periodista, que no siguiera
nuestra estela. Quienes disintieron, como Sindo Lafuente y Borja Echevarría,
negándose a trasladar aquellas informaciones a la web del diario que dirigían,
fueron purgados. Los que se sumaron con más entusiasmo a las fantasías del
director fueron promocionados. Las desventajas de una dirección personalista y
sin una estructura de gestión, dependiente de los golpes de brillantez de una
sola persona, habían quedado en evidencia. Jota jamás lograría demostrar sus
teorías, decepcionando por igual a quienes las creyeron y a quienes nunca lo
hicieron. El Callado, nuestro jefe de Nacional, definiría en una reunión en la Pecera : “Quedamos atrapados
en una mentira y no importa que en su origen nos la creyéramos. Una vez dentro,
no supimos o no quisimos salir de ella”.
Una
década después esa mentira seguía persiguiéndonos y cada vez que iba a un foro
a hablar de la renovación del periodismo alguien me recordaba que éramos los
voceros de la conspiración nunca probada del 11M. Pensé pedir disculpas
públicas por aquello, en un intento de dejar atrás nuestro legado más oscuro,
pero no quería juzgar públicamente el trabajo de mis antecesores. Estaba
diciendo, eso sí, a que nunca volviéramos a hacer nada parecido. …
La
otra cuestión es más reciente, de hace un poco más de un mes. El que fuera
Ministro de Asuntos Exteriores entre 2011 y 2016 siendo presidente del Gobierno
Mariano Rajoy, José Manuel García Margallo, ha publicado su libro “Memorias
heterodoxas de un político de extremo centro”. Con este motivo, el periódico El
País publicó un artículo sobre este libro de memorias y nos cuenta una cuestión
sobre el 11-M que ya sabíamos, pero no por el hecho de saberlo deja de ser
interesante que lo diga un político del Partido Popular. Dice así: El 11-M
entraron Pedro Arriola y Paco Villar y les pregunté: “¿Sabemos quién ha sido?”
“Todavía no –me respondieron–. Si ha sido ETA nos salimos del mapa, pero si han
sido los yihadistas nos vamos a casa”. Desde luego, no pudo estar más certero
en el diagnóstico.
Leyendo
estos dos párrafos se puede atisbar el alto grado de fracaso y frustración
endémica de Pedro J. Ramírez, de sus adeptos conspiranoicos y de sus altavoces
mediáticos y políticos.
Si
quieren conocer el discurso completo, pueden descargarlo y leerlo en nuestra
revista 11MAGINA nº 16, junio 2020, de forma gratuita, que está en la Web de nuestra Asociación.
JUNTA
DIRECTIVA ASOCIACIÓN 11-M AFECTADOS DEL TERRORISMO
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