21 marzo 2022
Jon Sistiaga novela en ‘Purgatorio’ el arrepentimiento de los etarras
«En Euskadi hay muchos que se han ido de rositas», sostiene el periodista, que hablará en el Aula de Cultura de ElCorreo.
El País Vasco actual, el territorio deudor de una larga etapa terrorista, es el marco para la primera incursión en la ficción del periodista Jon Sistiaga. ‘Purgatorio’ habla, en clave de thriller, de aquellos que han corrido un tupido velo sobre su implicación en la violencia y de otros que no pueden olvidarla porque son víctimas o victimarios con conciencia.
«En Euskadi hay muchos que se han ido de rositas», asegura, y menciona no a los fundadores de ETA, sino «a los verdaderos urdidores de la anomalía ética, a los historiadores que tergiversaron el pasado e inventaron falacias sobre genocidios, a los filósofos, catedráticos, sociólogos o psiquiatras, que desde su despacho pensaron lo que había que hacer».
El autor hablará hoy, a partir de las 19.30 horas, en un nuevo encuentro del Aula de El Correo. El acto, que tendrá lugar en el Salón El Carmen de Bilbao, cuenta con el apoyo de la editorial Plaza & Janés y la Fundación ‘la Caixa’. En él comentará la novela que acaba de publicar, ‘Purgatorio’.
La trayectoria profesional del escritor guipuzcoano explica esta obra. Pero sostiene que su experiencia no se deriva tan solo de que vivió aquí durante los peores años, sino que posee una más derivada de sus estancias en Irlanda del Norte, Colombia, Palestina, Irak o Afganistán, que le ha permitido descubrir la repetición de ciertos patrones.
«Siempre hay alguien que convence a otros de la necesidad de llevar a cabo sacrificios humanos en el altar de la causa», explica. Esos instigadores no tienen nada que temer porque difícil-mente son imputables al no estar tipificado el delito ideológico. «Hablo de los que deciden ejecutar, de los que fabrican el almacén teórico, los que deciden que la única forma de alcanzar la independencia es poner muertos sobre la mesa», denuncia el escritor.
Amnesia colectiva
Los ‘ongi etorris’ o celebraciones colectivas por la vuelta de expresos cuestionan, además, esa capacidad para la reflexión y el arrepentimiento. «Pero por cada una de esas fiestas hay diez regresos de los que no nos enteramos y eso es importante», aduce.
Asimismo señala la relevancia de poner el foco en los reos vascos que no piden bienvenidas, que quieren pasar con discreción a una situación de normalidad. «Muchos de ellos están en el trámite de pensar qué valió todo, cómo será vivir en un país diferente sin formación ni pensión y en que hace treinta años alguien les convenció de que eran unos elegidos».
La amnesia colectiva en laque se ha instalado la mayoría de la población favorece su impunidad, en opinión de Sistiaga. «No se interpela a los que tienen que rendir cuentas», la-menta. «Mucha gente tiene que contar cosas y decir dónde guardan armas y cuerpos escondidos».
La pérdida, la responsabilidad y la memoria son cuestiones aún no resueltas y, a su juicio, estas carencias puede comportar graves consecuencias. «Cabe que, en una generación, se vuelva a tener admiración por los que protagoniza-ron las chaladuras, incapaces de mirar a la gente a los ojos y confesar que se han equivocado», considera el autor.
Esta oposición a admitir los errores divide al ámbito abertzale, según indica. «Están las fracciones más posibilistas y los anclados en un pasado de aspiraciones violentas que no quieren reconocer que los votos subían cuando dejaban de matar. Se necesita un periodo de salto tanto táctico como ético».
No hay comentarios:
Publicar un comentario