24
abril 2016
Minicomandos contra Europa
El Estado Islámico envía terroristas a la UE para atacar objetivos fáciles
Comandos compuestos por tres o cuatro terroristas con experiencia en
combate están
siendo entrenados por el Estado Islámico (EI) e
introducidos en el espacio Schengen con
la misión de atentar en Europa. Al mismo tiempo, otros comandos del mismo tipo
ingresan igualmente en la Unión Europea (UE) pero
para apoyar y reforzar células de propaganda y captación de nuevos muyahidines,
según ha podido saber La Vanguardiade
fuentes de la comunidad de Inteligencia europea. Estas fuentes también saben
que, a causa de diversos factores, el flujo de simpatizantes que se suman el EI
ha disminuido.
El Estado Islámico ha decidido aumentar su estrategia de
terror entrenando grupos de tres o cuatro yihadistas experimentados en
el uso de armas de guerra para hacerlos entrar en Europa con la orden de
atentar contra objetivos fáciles. Es es decir, que sus acciones no supongan una
larga preparación previa ni una gran logística, con el fin de que sus autores
sean difíciles de detectar por la policía durante la fase de preparación. Las
fuentes informantes consideran que los que vienen con la misión de atentar son más numerosos que los destinados a células de
reclutamiento.
Estos comandos de bolsillo están
formados por retornados. Es decir, por extremistas que en su día salieron
clandestinamente de Europa u otros lugares para sumarse a la disciplina del EI
y que, tras un largo periodo de entrenamiento bélico, regresan de incógnito
para extender el ideario yihadista por la vía del terrorismo. La condición de
ser occidentales o de haberse criado, estudiado o trabajado en Europa
caracteriza a los retornados escogidos por el EI bajo el supuesto de que su
perfil biográfico les ofrece la ventaja de conocer bien las costumbres
occidentales, razón por la que sus líderes consideran que se camuflarán mejor
que otros en la UE ,
subrayaron las citadas fuentes. Los grupos tienen orden de cometer atentados
contra objetivos técnicamente denominados blandos. Una forma de expresar que no
se trata de lugares o instituciones de difícil acceso o muy defendidas.
Este asunto se lleva
internacionalmente con el máximo sigilo de tal suerte que los responsables de
la lucha antiterrorista no ofrecen detalles, pese a que hace semanas que han
detectado esta actividad yihadista. Sin embargo, el pasado martes día 19, las
autoridades belgas lo comentaron sin enfatizar cuando dijeron que el Órgano
belga de Coordinación para el Análisis de la Amenaza (OCAM) había “alertado del envío de
nuevos combatientes del Estado Islámico hacia Bélgica y a otros puntos de
Europa”. No obstante, tras este, quizá desliz, las mismas autoridades se
apresuraron a cambiar de tema y explicar que mantenían para Bélgica el nivel 3
de amenaza terrorista –en una escala de 4– que supone que es “posible” y
“verosímil” que se cometa un nuevo atentado. En el caso español, el nivel de
alerta se mantiene desde hace meses en el grado 4 en una escala de cinco, lo
que supone la máxima alerta policial y cierto apoyo militar limitado en la
vigilancia de determinadas infraestructuras críticas.
La realidad es que el
antiterrorismo de la UE
maneja datos precisos acerca de que el EI y también Al Qaeda Central (AQC)
pretenden mantener o aumentar la tensión terrorista en Europa y otras zonas del
mundo durante lo que resta del 2016 y el próximo año, 2017. De hecho, los
yihadistas tratan de incrementar o sostener sus acciones terroristas en Europa
entre otros argumentos para compensar el probable freno a su expansión en Siria
e Iraq causado por el empuje de la alianza sirio-rusa y las acciones de la
coalición occidental.
El conocimiento de este plan del EI
ha producido sus efectos, incrementándose dispositivos de vigilancia –algunos
muy notorios y otros invisibles– en zonas que responden al ambiente en el que
pueden desembarcar estos comandos y sus objetivos. Sobre estos despliegues no
ofrecen más información por razones elementales de seguridad y eficacia.
Los nuevos mini grupos terroristas
forman parte de la guerra global que impone el EI y llegan a Europa cruzando
fronteras por diferentes cauces, entre ellos –pero sólo cuando les es muy
favorable– camuflándose entre refugiados. No obstante, informan las mismas
fuentes, aunque hay una probada ecuación entre el número de desplazados al EI y
la amenaza terrorista, no la hay en función de los refugiados. “Cualquier
evaluación que mezcle terroristas con refugiados es falsa”, dicen, pues los
yihadistas quieren entrar rápidamente en Europa y no poner en riesgo su misión
en barcos fletados por traficantes y contrabandistas o paralizados en fronteras
de Grecia o Turquía.
Es sabido –siempre según las mismas
fuentes– que estos terroristas buscan medios simples y eficaces para entrar en
Europa, como son los transportes convencionales que combinan con el uso de
pasaportes auténticos, robados y manipulados en sus identidades. En este
sentido, se han detectado pasaportes manipulados principalmente originarios de
Grecia y Siria y también otros robados a turistas en Europa, como es el caso de
España cuya policía es pionera en la detección del uso yihadista de pasaportes
sustraídos por delincuentes comunes en zonas turísticas. El asunto viene de muy
lejos y en febrero del 2002 y también en agosto del 2014 este diario informó de
la conexión entre la delincuencia común y la logística terrorista. Sobre este
extremo se subraya la reciente aprobación del registro de pasajeros aéreos, Passenger
Name Record (PNR), en inglés, que forma parte de las diversas medidas para
detectar el movimiento de retornados y cómplices.
En una valoración de conjunto, los
servicios de inteligencia europea consideran que toda Europa está en riesgo y
que Francia ocupa un rango superior, lo que se observa a través de la
propaganda yihadista que se ocupa constantemente de criticar y atacar al país
vecino y sus dirigentes. En cuanto a otros riegos poco probables, los analistas
manejan la amenaza –de grado medio– de atentados contra aviones comerciales,
aunque sitúan esta opción preferentemente en áreas del Próximo Oriente donde
los terroristas cuentan con mayor infraestructura para preparar atentados de
envergadura. “Nuestros datos indican que sólo donde cuenten con grandes células
de apoyo y se sientan más seguros tratarán de cometer atentados de envergadura
y complejidad”, afirman los analistas.
Mientras tanto, los servicios
antiterroristas constatan un estancamiento del flujo de voluntarios que acuden
al EI. Pero no se trata de que haya disminuido el número de simpatizantes en la UE. Esta reducción de
viajes hacia el EI obedece a varios factores: la eficacia policial –altísima en
España– a la hora de detectar células de captación de yihadistas; la dureza de
vivir en un EI en guerra y totalitario que comienza a ser temido entre algunos
seguidores que tratan de desertar, y una limitación de entrada dictada por el
propio EI que exige más conocimientos militares y que prefiere que una parte de
sus voluntarios permanezcan en sus respectivos países de residencia. La
intención de esta restricción de voluntarios es que se queden y formen células
a las órdenes del EI. Es una forma, indican las citadas fuentes, “de intentar
incrementar el ejército invisible de que disponen en Occidente”.
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