29 diciembre 2013
El comunicado
de los presos es una nueva victoria del Estado de Derecho
El comunicado emitido ayer por el colectivo de
presos de ETA -un bloque monolítico de unos 600 etarras encarcelados en Francia
y en España- reconoce “con toda sinceridad” el daño causado con sus atentados,
acepta la legislación penal y penitenciaria española y da vía libre a que los
reclusos inicien individualmente las solicitudes de aplicación de los
beneficios penitenciarios vigentes para salir cuanto antes de prisión y ser
ubicados en cárceles del País Vasco. Los presos afirman expresamente que se
comprometen a utilizar los “cauces legales, aun cuando ello conlleve la
aceptación de la condena”. Esta claudicación en toda regla, que supone la
reafirmación de la victoria del Estado de Derecho contra la organización
terrorista, está incluida en un texto repleto de irritante retórica cargada de
resabios. No faltan en él las infamias, como la crítica a las “torturas” a las
que han sido sometidos por parte de “los funcionarios del sistema carcelario” o
la agridulce renuncia “al método utilizado en el pasado para hacer frente a la
imposición, represión y vulneración de derechos”. Sin embargo, el comunicado es
bien claro cuando reitera el compromiso “absoluto” con el nuevo escenario (la
declaración de alto el fuego definitivo). Este comunicado era esperado por la
izquierda abertzale y por los gobiernos español y vasco tras la revisión de la “doctrina
Parot'”, que, aunque dramática para las víctimas e irritante para la opinión
pública, ha legitimado una vez más internacionalmente el refinamiento
indiscutible del Estado de Derecho español, que se somete a las más estrictas
reglas europeas de legalidad. En sí mismo, el comunicado no tiene función
alguna ni requiere respuesta: sencillamente, habrá que aplicar la ley
penitenciaria cuando cada recluso se ampare en ella próximamente. Lo que
significará un nuevo avance hacia la normalización plena del desenlace de ETA,
que ya sólo requiere como último requisito la declaración de disolución de la
banda. Se consumará de este modo el triunfo de la democracia sobre el terror o,
si se prefiere, la derrota de los fanáticos que han pretendido violentar la soberanía
popular con la fuerza espuria de la violencia. Quienes se sacrificaron con
heroísmo por conseguirlo podrán descansar en paz.
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