29 diciembre 2013
ETA tiende
otra trampa para conseguir la amnistía escalonada de sus presos
“Amnistía y autodeterminación”. Así termina el
comunicado hecho público ayer por el colectivo de los presos de ETA. Al final,
lo único que demuestran es que no renuncian al pasado, del que se sienten
orgullosos, y que tienen prisa por ser excarcelados en una nueva amnistía, ésta
escalonada, y volver a sus casas.
Dicen estar dispuestos a admitir el daño causado,
pero no hay una sola palabra de perdón a las víctimas, ni un arrepentimiento
directo y sincero, ni la voluntad de pagar las ingentes cantidades de dinero
que deben por sus atentados. Asumen la responsabilidad por su actividad
“política” en el “conflicto”. No hay renuncia al pasado, del que se sienten
orgullosos.
Nada nuevo, por lo tanto, salvo una escenificación
con el fin de buscar titulares de prensa y tratar de lanzar el “balón” al
tejado del Gobierno que, según fuentes antiterroristas, debe mantener la
firmeza. En su afán de disfrazar la nueva trampa, por un lado hablan de leyes
de excepción para después admitir los cauces legales, en una clara
contradicción.
Las líneas rojas de ETA
Los presos no han traspasado las líneas rojas que
les había marcado ETA. En el trasfondo de esta nueva situación, está, tal y
como adelantó LA RAZÓN ,
la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, por la que se anulaba la “doctrina
Parot”, que ha hecho mucho daño entre la mayoría de los reclusos, que no eran
beneficiarios de la resolución judicial y que se han quedado en sus celdas
mientras otros regresaban a sus pueblos.
El llamado “Colectivo de Presos y Presas Políticos
Vascos” (EPPK por sus siglas en euskera) dio a conocer ayer, a través de “Naif”,
el portal de Internet del diario “Gara”, el citado comunicado, en el que se
muestran dispuestos a que su excarcelación (como si se tratara de algo a lo que
tienen derecho) se realice de forma escalonada, basada “en compromisos individuales
y en tiempo prudencial”.
Reclaman una hoja de ruta
Es decir, que el Gobierno tiene que abrir las
puertas de los centros penitenciarios para que salgan los etarras, ya que
ahora, por razones estratégicas, que no explican, les interesa dar la imagen de
que van a aceptar la legislación penitenciaria (modificada, como exigen)
siempre y cuando las supuestas torturas e irregularidades que habrían sufrido
sean juzgadas y tengan su castigo. Se vuelve a la teoría de que ha existido un
“conflicto” en el que ellos ya han pagado y ahora le toca a los otros.
Según lo publicado por “Naif”, los integrantes del
EPPK “asumimos toda nuestra responsabilidad sobre las consecuencias de nuestras
acciones y, asimismo, mostramos nuestra voluntad para analizar la
responsabilidad de cada uno de nosotros, dentro de un proceso acordado que
reúna las condiciones y garantías suficientes”. En cuanto se escarba en el
comunicado, se topa con esas “garantías”; en definitiva, la prepotencia del
pasado.
Por ejemplo, exigen que “para resolver las
consecuencias del conflicto político es indispensable tomar en cuenta el origen
y las razones del mismo. Es precisa una hoja de ruta firme para que el
conflicto que sufre nuestro pueblo encuentre una solución integral” (o hay una
renuncia a la violencia de ETA, ni al pasado, del que se sientes orgullosos).
Pero hay más: “Derogar toda situación y medida de excepción. Adaptar el
entramado jurídico a la situación política. Cambiar radicalmente la política penitenciaria
(se supone que antes de que ellos la acepten) y priorizar el fin de la
dispersión”. Al final, no aclaran qué legislación están dispuestos a aceptar,
si la actual o la “modificada”.
“Podríamos aceptar que nuestro proceso de vuelta a
casa, nuestra excarcelación, y de manera prioritaria nuestro traslado a Euskal
Herria, se efectuase utilizando cauces legales, aun cuando ello para nosotros
implícitamente conlleve la aceptación de nuestra condena”, explica el EPPK.
Como si la aceptación de una condena correspondiera a un preso y no fuera
facultad de los tribunales al imponerla.
De lo que se trata, según fuentes antiterroristas,
es de lograr una nueva amnistía, más o menos escalonada (réditos políticos por
dejar de matar). Por ello, anuncian, que abrirán contactos con el llamado “Foro
Social”, que realizó una serie de propuestas para la “resolución del
conflicto”, y con “otros agentes vascos para buscar acuerdos y fórmulas de
materialización”. No deben tener muy claro que su nueva estrategia engañe a los
gobiernos español y francés, ya que hacen un llamamiento “a la ciudadanía,
instituciones, agentes y partidos a buscar un amplio consenso que posibilite
nuestro regreso a casa, enmarcado en un proceso integral, que no ponga en
cuestión nuestro carácter ni dignidad política”. Esta frase, puesta al final
del párrafo, tiene su importancia, ya que cualquier “solución” no puede violar
la “dignidad política” de los terroristas, como si asesinar, destruir,
secuestrar, y hacer daño en general, formara parte de la “dignidad”.
“Reconocemos con toda sinceridad el sufrimiento y
daño multilateral (no sólo el que han causado los etarras) generados”, apunta
otro pasaje de la declaración, en la que se alude a la práctica de la tortura y
la política carcelaria, para reclamar que “los procedimientos judiciales sean
revisados y evaluados, y reparado el daño causado”. Es decir, que lo que piden
es que las víctimas pasen página ya que ahora les toca a ellos saldar las
cuentas pendientes.
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