30 diciembre 2013
Otro paso hacia
el fin de ETA
Antonio
Casado
Para empezar, es la banda terrorista, aún no
disuelta, la que está en deuda con la sociedad y no al revés. Por tanto, no
puede reclamarle nada al Estado democrático que ha intentado reventar. Solo
faltaba que tuvieran premio la aceptación de la legalidad y el reconocimiento
del daño causado. Esas son las dos novedades del comunicado. Como si nos
estuvieran haciendo un favor, cuando en realidad es un síntoma más de la derrota de quienes denigraron
a Euskadi violando en su nombre el mandamiento principal de la
ley de Dios y de los hombres.
Es la banda terrorista, aún
no disuelta, la que está en deuda con la sociedad y no al revés. Por tanto, no
puede reclamarle nada al Estado democrático que ha intentado reventar. No perdamos la perspectiva.
Se trata de un colectivo perdedor. Solo le quedan las alternativas individuales
del arrepentimiento y la vergüenza. O el desarme y la capitulación, si los
vemos como grupo organizado. No hay más. No hay “proceso integral” que valga
sin reconocer previamente que lo que ellos llaman “consecuencias del conflicto”
son en realidad los efectos de la insoportable
tensión, demasiado viva todavía, entre los terroristas y sus víctimas,
entre los asesinos y los asesinados, entre quienes causaron unilateralmente el
sufrimiento y quienes lo padecieron, entre los que hemos tomado partido por uno
de los bandos y quienes lo han tomado por el otro.
En ese sentido es impecable la reacción del líder
del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba:
“Un paso más en la hoja de ruta hacia el final de ETA”. Lo importante es el
matiz, cuando se refiere a una hoja de ruta trazada “por la Democracia , no por la
banda”, cuyos próximos pasos serán el desarme y la disolución. Esa valoración
va a ser intercambiable con la de Moncloa, cuando la conozcamos a lo largo de
la jornada de hoy, en base a la doctrina Rajoy
sobre la “disolución de ETA” como la única novedad que interesa al Gobierno de la Nación.
Solo a partir de la disolución y entrega de las
armas cabría hablar de una modificación de la política penitenciaria. Lógico.
Con la eventual desaparición de ETA dicha política penitenciaria dejaría
de ser un componente de la política antiterrorista. Estaríamos entonces
ante un ámbito más de ordinaria aplicación de la ley. Y, sin que lo reclame
ningún colectivo de presos etarras, ahí
ya se contemplan los beneficios penitenciarios, las redenciones
de pena (con permiso de la doctrina Parot,
ojo, perfectamente vigente para condenas posteriores a febrero de 2006) y los
acercamientos a prisiones próximas al lugar de residencia del recluso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario