22 noviembre 2015
¿Nos importan las tragedias en otras partes del mundo?
Un día antes de los atentados de París, dos ataques
suicidas del Estado Islámico acabaron
con la vidas de 43 personas en Beirut, en la mayor masacre
terrorista desde el final de la guerra civil del Líbano. La tragedia no saltó a primera página
en los periódicos, ni fue la noticia del día en los portales de internet, ni
provocó un río solidaridad en las redes.
Poca gente recuerda a estas alturas lo ocurrido el
10 de octubre del 2015, cuando dos bombas estallaron al apso de una manifestación
en Ankara y causaron 102 muertos y 400 heridos. Dos días después de la masacre, lo que quedaba en la retina de los
lectores era en todo caso era el recuerdo de las fotos, pero el 'interés
periodístico' por lo ocurrido remitió en poco tiempo.
El tiroteo con 21 muertos en un hotel de Mali este viernes se ha convertido, al cabo de una
semana, en la réplica de lejana de los ataques de París. De los fallecidos en
África nunca sabremos posiblemente sus nombres, mientras los medios siguen
rastreando en las vidas de los 130 fallecidos en la capital francesa y
recuperando vídeos de los supervivientes.
"¿Nos importan igualmente todas las tragedias
del mundo?", se pregunta la escritora y periodista sudanesa en Nesrine
Malik en The Guardian. "¿Se siente usted tan
profundamente afectado por los ataques de París como por un bomba en Bagdad o por el tiroteo de inmigrantes
sudaneses en la frontera entre Egipto e Israel? La respuesta honesta es que
probablemente no".
La cobertura que no cesa de los ataques en París, convertido en escenario en
directo los programas de variedades y
en crónica diaria y sangrante en todos los periódicos occidentales, ha desatado
en varios países las críticas por la cobertura discriminada y sesgada de lo que
está ocurriendo en el mundo (incluida la guerra
‘lejana’ en Siria, que sólo vuelve a primer plano cuando caen la bombas
norteamericanas, rusas o francesas y en la que tantas veces se ignora las
penurias de la población civil).
"Es innegable que los grandes medios están
programados para cubrir noticias occidentales y
desde el punto de vista occidental", añade Nesrine Malik. "Pero
podemos hacerlo mejor, como periodistas y como consumidores de información,
para darle una mayor proyección a los sucesos globales y hacer que las víctimas en otros punto
del planeta se sientas menos solas. Esto significa que es necesario prestar atención a todo lo que
ocurre fuera de nuestra 'zona de confort', si queremos precisamente apelar a la
solidaridad".
La bomba que estalló en junio en una mezquita de
Kuwait, el atentado en agosto en el
centro de Bangkok, los ataques contra mezquitas chiíes en Arabia Saudita
en mayo y en octubre... La ofensiva que no cesa del Estado Islámico (IS) salpica ocasionalmente los
medios, pero a duras penas se ponen en un contexto más amplio y
difícilmente consiguen golpear nuestras conciencias.
"No importa cómo lo demos ni cuánto lo destaquemos: nadie lo va a
leer"... Fue la excusa que un redactor-jefe
le dio a Max Fisher, de Vox.com, ante la noticia de los 85 muertos en una serie de explosiones en Bagdad en abril del
2010. Fisher, que estuvo allí, reconoce su enfado inicial ante la
reacción del jefe de turno, pero admite que en el
fondo tenía razón, y la noticia se cayó por su propio peso al
cabo de unas horas, condenada al baúl del olvido.
"Pero todavía tengo esperanzas en los lectores
se interesen por este tipo de noticias", asegura Fisher. "Los
incidentes de violencia masiva en el mundo son desesperadamente importantes y
no los podemos ignorar, o eso creo. Llevo más de cinco años intentando crear
conciencia, pero a menos que las víctimas sean niños o cristianos, es muy
difícil despertar el interés. Tiene que haber un manera de lograr despertar la
compasión por las víctimas en países lejano y ayudar a entender que lo que pasa allí es
clave para comprender mejor lo que está pasando en el mundo".
Opinión:
Para alguien que, como un servidor, ha sufrido el terrorismo, leer y compartir este artículo es un honor. Y digo esto porque siempre he defendido que todas las víctimas del terrorismo merecemos el mismo respeto y el mismo recuerdo. Cuando he tenido que “negociar” con diversas administraciones para poder erigir un monumento o un lugar de homenaje para víctimas del terrorismo siempre he defendido que debía ser un homenaje conjunto, sin distinciones.
Para alguien que, como un servidor, ha sufrido el terrorismo, leer y compartir este artículo es un honor. Y digo esto porque siempre he defendido que todas las víctimas del terrorismo merecemos el mismo respeto y el mismo recuerdo. Cuando he tenido que “negociar” con diversas administraciones para poder erigir un monumento o un lugar de homenaje para víctimas del terrorismo siempre he defendido que debía ser un homenaje conjunto, sin distinciones.
Para quien quiera comprobarlo hay
muchísimas pruebas de lo que estoy diciendo. Una de ellas en la inauguración
del monumento en Barcelona, en junio de 2003, tras diez años de conversaciones
con numerosos polìticos para conseguirlo. Me he cansado de explicar que es una
vergüenza que hayn víctimas mas importantes que otras,, ya sea siendo víctimas
de la misma banda terrorista o de otras diferentes. Por ello confirmo que
todas, absolutamente todas las víctimas del terrorismo deben ser recordadas por
igual.
Y es justamente lo que el artículo
menciona.
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