04 mayo 2021
Familias rotas debajo de los titulares
Familiares de personas asesinadas por ETA acudieron a la apertura de la muestra; algunas guardan las portadas de aquellos crímenes, hubo quien no pudo enfrentarse a ellas y unos y otros reparan en la necesidad de ver lo que pasó
Por debajo de titulares grandes y fugaces están las familias”, dijo ayer María Jiménez, comisaria de la exposición ‘El terror a portada’. Muchas de esas personas no pudieron abrir los ojos a aquellas portadas en los días posteriores al asesinato de su padre, madre, hijo, mujer, mari-do, hermano... El dolor era demasiado grande. Varias víctimas se situaron ayer frente a esa angustia, trataron de arrinconarla para poder así observar las imágenes y leer las líneas de cuando les arrebataron a quien les decía te quiero. Un laberinto de muerte en papel, que congeló la historia en las hemerotecas.
José Alberto Toca, hijo de Alberto Toca
Alberto Toca, delegado de la mutua Asepeyo, lo mataron en octubre de 1982 en Pamplona. “En casa se guardaban periódicos de aquellos días. Se guardaban”, repite su hijo José Ignacio e incide con ello en que aquellas fotos y aquellos textos estaban siempre en una caja. “El tema no salía mucho, especialmente en vida de mi madre, por protegerla a ella... era un tema tabú sí. Ha costado bastante sacarlo y revivirlo y no te diré que naturalizarlo, pero sí hablarlo directamente”, describe quien es presidente de Anvite. Su madre murió en 2010, con 74 años. “Como todo lo que hacemos en torno a la memoria es doloroso revivir, pero también resulta necesario y es de agradecer que se exponga en Pamplona, en toda su crudeza, que se vea todo esto”, valora. La familia ha cedido para la muestra una de las últimas fotos de Alberto Toca. En ella posa junto a su moto, en una de las rutas que tanto le gustaba recorrer sobre dos ruedas. El casco rojo y blanco también está en las vitrinas de Condestable. “La moto la conservamos, y la utilizo a veces”, deben de ser reconfortantes esos viajes hacia la memoria de un padre”.
Iñigo Pascual, hijo de Angel Pascual
“Tengo hijos adolescentes, una madre con alzheimer, el trabajo..., pero decidí participar en este día. Es bueno que con esta muestra que pasa por Pamplona la gente no se olvide de lo que pasó con el terrorismo, que no se olvide a las personas que dieron la vida. Me parece que engloba muy bien todo lo que es el terrorismo y la relevancia que ha tenido en nuestro país y, en concreto para Navarra”. Lo dice Iñigo Pascual, hijo del ingeniero de la central nuclear de Lemoniz Ángel Pascual Múgica. Iñigo tenía 17 años y ocupaba el asiento del copiloto del coche que conducía su padre, cuando lo asesinaron de varios tiros. Él resultó herido en un brazo y acribillado en el alma. El atentado fue el Bilbao. Iñigo, ingeniero también, vive en Sartaguda, de donde procede su familia paterna. “Me ha pasado una cosa curiosa, recién ocurrido el atentado no queríamos saber nada ni de fotos ni de portadas, ni de nada. Pero hace escasamente seis meses una persona amiga nuestra nos dijo mira, te dejo esto, si te ofende o te molesta lo tiras o haces lo que quieras. Eran todas las portadas de todos los periódicos del norte de España los días posteriores, 6, 7 y 8 de mayo, y ahora sí que las guardo con mucho cariño. Entonces no hubiera podido soportarlas, ahora me las leo y encuentro cosas curiosas y bonitas, como la historia de mi padre, una parte de la cual está ahí. Él lo había conservado todo, lo vivió de una forma turbulenta”, comparte. La familia ha cedido para la muestra fotos de Ángel Pascual, imágenes en vida en las que sonríe como si fuera un legado en forma de bálsamo. Mañana, 5 de mayo, hará 39 años que lo mataron. “
Leticia Martín, hija de Bonifacio Martín
Mª Carmen Pérez, viuda del policía Bonifacio Martín, murió el 25 de septiembre pasado, hace poco más de siete meses. En pleno duelo por la muerte de su madre, Leticia Martín quiso compartir la apertura de la exposición, aunque sabía bien que “es volver a sufrir”. Otra vez, como desde hace 18 años. Un linfoma se ha llevado a su madre con 69 años, una mujer aún joven que cerró los ojos “sin saber quiénes fueron los asesinos de su marido y con el dolor de que había mucha gente que les apoyaba”. Trataba Leticia, atenazada por la emoción, de describir la angustia que para las familias supone el respaldo a los autores. “Y le quedó a ella la cosa de que mi padre siguió aquí por nosotras. Él era de Ourense, aquello le gustaba mucho. Y dices, si mi padre hubiera hecho lo que le gustaba.., pero se quedó para que pudiéramos estudiar, se reenganchó en el servicio para que nosotras pudiéramos acabar la carrera”, relata Leticia, que contaba 24 años cuando mataron a su padre con una bomba lapa en Sangüesa el 30 de mayo de 2003, el último atentado de ETA en Navarra. Él y dos compañeros acababan de salir de cerrar la oficina ambulante del DNI. La policía nacional nos entregó un dossier con todas las portadas, telegramas... Pero hoy es el día que no puedes. Ahora estamos inmersos recogiendo las cosas que tenía mi madre y no eres capaz de mirar. El otro día se lo dije a mi hija, de 12 años. La labor periodística es importante, para que se sepa, pero a mí me duele verlo”, apostilla.
Ana Isabel Ortigosa, viuda de Julián Embid
En 25 días se cumplirán 18 años del asesinato de Julián Embid en Sangüesa, el último, con el de Bonifacio Martín, de los perpetrados por ETA en Navarra. Su viuda, Ana Isabel Ortigosa, estuvo en la exposición. “Te remueve todo, hay atentados que no he cono-ido”, concede. La familia tiene guardadas las portadas de aquel día en que sus vidas no volvieron a ser lo mismo. “Guardadas sí, pero también te remueve y es un poco complicado”, explica que quiere reunir en un álbum todos esos retazos de recuerdos en negro. “Pero hace falta fuerza y al final siempre lo dejo para más adelante”, apunta. Ana Isabel, 63 años, ha sido en este tiempo abuela, de dos niñas gemelas, ahora de 8 años. “Hemos tenido de todo, circunstancias malas, y los ratos buenos también han llegado. La vida continúa, aunque sea duro y difícil. Ella se quedó viuda con 45 años. “sin poder celebrar las bodas de plata que estaban muy cerca”.
María y Tomás Caballero, hijos de Tomás Caballero
“Tenemos todos los periódicos. Creo que nos guardamos todos, todo”, explica María Caballero de la hemeroteca que recogió el asesinato de su padre, Tomás Caballero, concejal de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona, el 6 de mayo de 1998. “Y mi padre era el primero que guardaba, siempre tenía una labor de archivo de asuntos de su interés, y en ese mismo espacio tenemos todo: telegramas, cientos que se recibieron, recortes de prensa, titulares de aquellos días y todo lo que luego ha tenido que ver, detalles de reconocimientos y homenajes que le hicieron, del grupo de danzas, de balonmano, y se trabaja ahora en ordenarlo”, añade su hermano Tomás, presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo. Para Tomás Caballero, la exposición es “una oportunidad”. “Para que llegue a las nuevas generaciones, a la gente joven, estoy encantado de traer la exposición a mi ciudad, siendo una exposición dura, porque el terrorismo lo es, es una salvajada, pero es importante que se conozca lo que aquí sucedió”, encuadra el hijo del concejal. “Para nosotros, actos como los de hoy, son situaciones en las que estamos más por responsabilidad, me toca estar porque nos ha tocado esto, no es un plato de gusto porque esto nos remueve, personalmente nos remueve, pero lo hacemos porque es importante hacerlo y, si te quedas en casa, alguno igual lo agradece”, reflexiona María Caballero, concejala de Navarra Suma en el Ayuntamiento de Pamplona. “Esto es también un esfuerzo de las víctimas, no es nada que digamos, mira qué bien, un homenaje”, subraya.
Paz Prieto, hija de José Luis Prieto
“Es una cosa muy necesaria, aun-que como en el caso de mi padre hayan pasado 40 años, cumplidos el mes pasado, no por eso deja de estar presente y es importante el que se vea, en este caso la durísima portada que no hace más que reflejar lo durísimo que es el terrorismo”, explicaba Paz Prieto, una de los siete hijos de José Luis Prieto, ex jefe de la Policía Foral, asesinado en Pamplona el 21 de marzo de 1981 a los 61 años. “Nos pidieron el permiso para que la portada formara parte de la muestra el año pasado, en plena ola del coronavirus, y a mí enseguida me vino a la cabeza la relación con la ausencia de imágenes que hemos tenido este año de víctimas del covid que, considero, ha sido adrede, como no se ven los muertos parece que no hay muertos. Y cuando nos llamaron nos dijeron: Es una portada muy dura; les respondí: ya lo sé, no la vimos, estuvimos allí, vimos directamente a nuestro padre asesinado, en el suelo junto a la parroquia del Huerto y es importante que se vean las imágenes crudas del terrorismo para que no se olvide y para que se tenga presente que eso es lo que ha-cían día sí y día también y no por dejar de verlo va a desaparecer ese dolor”, reflexiona. “Mi padre solo tenía un hermano y él fue quien se ocupó, con algún amigo suyo periodista, recopilaron un dossier muy extenso de esos días, desde el asesinato, la capilla ardiente en Diputación por la que pasaron 20.000 personas, la manifestación en la que participaron 40.000”, subrayó que “fue reconfortante” el apoyo que, en aquellos años, “la excepción a la regla” de lo que se vivía, “con policías y guardias civiles enterrados por la puerta de atrás”.
ASESINADOS EN NAVARRA Joaquín Imaz Martínez (1977) J. Manuel Baena Martín (1978) Manuel López González (1978) Francisco Berlanga Robles (1979) Jesús Ulayar Liciaga (1979) Pedro Fernández Serrano (1979) Carlos Sanz Biurrun (1979) Sebastián Arroyo González (1980) José Oyaga Marañón (1980) Jesús Vidaurre Olleta (1980) Francisco Ruiz Fernández (1980) Ángel Postigo Mejías (1980) José Luis Prieto Gracia (1981) Vicente Garcerá López (1982) Juan García González (1982) Alberto Toca Echeverría (1982) Gregorio Hernández Corchete (1983) Antonio Conejo Salguero (1983) Fidel Lázaro Aparicio (1983) Jesús Blanco Cereceda (1982) Juan José Visedo Calero (1984) Jesús Alcocer Jiménez (1984) Tomás Palacín Pellejero (1984) José Luis Ollo Ochoa (1984) Diego Torrente Reverte (1984) Alfredo Aguirre Belascoáin (1985) Francisco Miguel Sánchez (1985) Juan Atarés Peña (1985) Mª Cruz Yoldi Orradre (1987) Antonio Fernández Ávarez (1988) José Antonio Ferri Pérez (1988) Julio Gangoso Otero (1988) Francisco Almagro Carmona (1990) José Luis Hervás Mañas (1990) Eduardo López Moreno (1995) Tomás Caballero Pastor (1998) Francisco Casanova Vicente (2000) José Javier Múgica Astibia (2001) Juan Carlos Beiro Montes (2002) Bonifacio Martín Hernández (2003) Julián Embid Luna
ASESINADOS FUERA DE NAVARRA Ángel Pascual Múgica (1982) Juan Sánchez Sierro (1984) Jesús Mª Colomo Rodríguez (1979) Diego Salvá Lezáun
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