27 mayo 2021
Condenados con penas de hasta 53 años de cárcel los acusados por los atentados de Barcelona
El tribunal advierte que ninguno de los tres acusados por la masacre que acabó con la vida de 16 personas cumplirá más de 20 años.
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a penas de 53, 46 y 8 años de cárcel a los tres miembros de la célula yihadista que cometió los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017, en los que murieron dieciséis personas.
En una sentencia, los magistrados de la Sección Tercera imponen una pena de 53 años y seis meses de cárcel a Mohamed Houli Chemlal y de 46 a Driss Oukabir por delitos de pertenencia a organización terrorista; tenencia, depósito así como fabricación de sustancia o aparatos explosivos e inflamables de carácter terrorista; y estragos en tentativa de carácter terrorista en concurso con 29 delitos de lesiones por imprudencia grave.
Además, la resolución, de 1.018 páginas, les impone la inhabitación absoluta y especial, así como la prohibición de acercase a Alcanar durante 10 años una vez cumplidas las penas privativas de libertad. La Sala indica que el cumplimiento efectivo de las penas para estos dos acusados no excederá de 20 años.
La Audiencia condena al tercero de los acusados, Said Ben Iazza, a 8 años de cárcel por el delito de colaboración con organización terrorista y le impone, además, la inhabilitación absoluta y especial, así como y la prohibición de acercarse a Alcanar durante cinco años desde que cumpla la pena de prisión.
En su fallo, la a Sala de lo Penal acuerda absolver a Mohamed Houli y Driss Oukabir de 14 delitos de homicidio en tentativa de carácter terrorista, así como de 34 delitos de lesiones de carácter terrorista y de cinco de lesiones por imprudencia por los que también habían sido acusados.
La verdad judicial
El tribunal absuelve igualmente a Said Ben Iazza de los delitos de pertenencia a organización terrorista; tenencia depósito y fabricación de explosivos de carácter terrorista y de conspiración para cometer estragos terroristas por los que también había sido acusado en el juicio celebrado en la Audiencia Nacional.
La Fiscalía solicitaba penas 41 y 36 años de prisión para Houli y Oukabir, respectivamente, por delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de sustancia explosivas y por conspiración para el delito de estragos, mientras que para el tercer acusado solicitaba una condena a 8 años de cárcel por colaboración con la célula yihadista.
La justicia ha dado respuesta a los atentados de Barcelona y Cambrils. La verdad jurídica de lo que ocurrió aquel 17 de agosto del 2017 quedó ayer plasmada por la Audiencia Nacional en una sentencia de más de mil folios. El tribunal no da todas las respuestas que esperaban las víctimas, pero sí ha impuesto penas bastantes más altas que incluso las solicitadas por la Fiscalía.
Ninguno de los tres acusados ha sido considerado autor de la masacre porque ninguno participó en ella. Sin embargo, dos de ellos sí han sido declarados culpables por pertenecer a la célula terrorista de corte yihadista que ideó y perpetró los atentados.
Las víctimas pelearon en el juicio para que los acusados fueran considerados responsables de los atentados de Barcelona y Cambrils, pero el tribunal ha determinado que no habiendo participado en ellos no se les puede condenar.
Las víctimas tienen el derecho a conocer la verdad
No obstante, la sala fija en la sentencia que “las víctimas merecen el reconocimiento de dicha condición que conlleva, además del resarcimiento económico por vía administrativa, el todavía más esencial derecho a la memoria histórica. Tienen derecho a conocer la verdad, aun cuando no exista sanción penal al haber quedado extinguida la responsabilidad de los autores directos por su fallecimiento”.
Todos los autores de los atentados murieron tiroteados a manos de los Mossos d’Esquadra así que la condena no ha sido posible. Y el líder de todos ellos, el ideólogo, quien adoctrinó a aquellos jóvenes de Ripoll (Girona) para que atentaran contra los “infieles” murió en la casa de Alcanar (Tarragona).
La fábrica de explosivos de Alcanar
La noche antes de los atentados, “la fábrica de explosivos de Alcanar” saltó por los aires. La sentencia da por probado que aquella noche del 16 de agosto del 2017, el acusado Houli junto al líder Abdelbaki es Satty y otro de los miembros, Youssef Aalla, habían acabado de cenar cuando el chalet explosionó, dejando solo los escombros.
Houli sobrevivió porque estaba en el exterior, recogiendo los utensilios de la cena que habían utilizado. Los otros dos habían entrado. La sala considera plausible que los fallecidos estaban manipulando el material explosivo que había elaborado, TATP o también llamado madre de Satán utilizado habitualmente por el Estado Islámico, para los atentados que pensaban cometer.
Fue al introducir los explosivos en alguno de los refrigeradores en la zona del garaje, cuando se produjo “una fuerte explosión”. Ésta derribó un muro de una habitación donde había más explosivos en el suelo, lo que provocó una nueva explosión “que arrasó la vivienda, causó la muerte inmediata” de Es Satty y Aalla.
Confesiones no creíbles
Houli acabó en el hospital. A pesar de todos sus intentos para intentar demostrar que él estaba allí por la fuerza y que no era miembro de aquella célula, el tribunal ha plasmado numerosos indicios desmontando su versión. Uno de ellos es el vídeo que él mismo grabó junto a otros dos jóvenes fabricando el TATP y burlándose de que lo iban a explosionar contra los occidentales “enemigos del islam”.
Tampoco ha aceptado la sala, presidida por el magistrado Alfonso Guevara, el intento de Houli de aplicarle un atenuante por colaborar con la policía tras su detención. “Su declaración ni siquiera es una confesión ya que en ella trata de eludir su responsabilidad diciendo que le habían obligado y que la grabación del vídeo estaba preparada por los demás, limitándose a seguir sus órdenes”, recoge la resolución, que ahora puede ser recurrida ante la Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional.
La célula había llegado a almacenar dos centenares de bombonas de gas para ser utilizadas “para aumentar el poder destructivo del explosivo”. No solo se fabricó el TATP, sino que confeccionaron una veintena de artefactos explosivos como granadas de mano y un cinturón explosivo que según Houli iba a ser utilizado por Es Satty en uno de los atentados.
La sentencia determina que aquella explosión fue lo que empujó a que otro de los terrorista, Younes Abouyaaqoub, tras enterarse “motu propio y sin decírselo” ni a su hermano ni a ningún miembro de la célula que intentaban localizar se dirigió a la rambla de Barcelona “para allí, imitando lo ocurrido en otros atentados de corte yihadista, atropellar al mayor número posible de personas, en un lugar céntrico y así generar un estado de alarma y miedo entre la población, todo ello guiado por las consignas propagandísticas de la organización Estado Islámico”.
El resto, menos Driss Oukabir que se arrepintió en el último momento, hicieron lo mismo horas después en Cambrils con un atropello masivo al grito de “Alahu akbar” (Dios es el más grande). Mataron a 16 personas. Ellos acabaron muertos.
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