sábado, 15 de mayo de 2021

15 mayo 2021 (12.05.21) El Mundo del Siglo XXI

 15 mayo 2021 (12.05.21)

 


Seguridad Nacional alerta de más yihadistas captados en la pandemia

Los problemas sociales y económicos y el confinamiento impulsan la radicalización

La pandemia ha significado una oportunidad de crecimiento para las organizaciones terroristas, según el análisis de riesgos de 2020 del Departamento de Seguridad Nacional. El incremento del uso de la tecnología durante el confinamiento ha derivado en una mayor exposición a la propaganda yihadista. Y los graves problemas socioeconómicos que ha provocado el virus son un «contexto favorable para la radicalización». Una tendencia que, además, se cree que continuará este año, señalan en su informe. El caldo de cultivo perfecto para el yihadismo.

La reclusión forzosa de 2020 ha expuesto a más personas al consumo de material del fundamentalismo islamista. Daesh (o organización Estado Islámico) ya utiliza normal-mente internet y las redes sociales para captar adeptos. Incluso Al Qaeda, con menos influencia en este espacio, aprovechó estos meses para hacer llamamientos a atacar objetivos occidentales, israelíes y estadounidenses por todo el mundo.

Ambos grupos mantienen su lucha por el liderazgo del movimiento yihadista global y la detección de simpatizantes o integrantes de estas organizaciones es un trabajo primordial para los Servicios de Inteligencia. El terrorismo, apuntan, es un desafío permanente para la seguridad, pese a que el año pasa-do no estuvo entre las cinco mayores amenazas para la Seguridad Nacional. Las epidemias o pandemias, la vulnerabilidad del ciberespacio, la inestabilidad económica y financiera, el espionaje y la inmigración irregular coparon los puestos de mayor peligro en un 2020 absolutamente atípico. Eso no resta, ad-vierten, para que la actividad de los llamados lobos solitarios o de células locales se perciba como la «opción más probable» en el caso de atentados en suelo español.

El consumo de contenidos yihadistas en la red es la fórmula más frecuente de radicalización, junto al retorno de combatientes extranjeros o sus familiares o la captación de presos comunes en las cárceles. A lo largo del año «ha continuado evidenciándose» la presencia de propagan-da yihadista en español, y «es probable» que esa tendencia continúe este año. Una forma de luchar contra el terrorismo es intentar eliminarla y, por eso, el Departamento de Seguridad Nacional ve «clave» la colaboración de proveedores de redes sociales, juegos en línea o canales de mensajería instantánea. Estos últimos suponen el mayor canal de difusión. Un trabajo que ya realizan directamente bots (robots), lo que les permite llegar a un número «relevante» de usuarios, cada vez más jóvenes, por el temprano acceso a la tecnología.

La pandemia ha permitido a los yihadistas extender sus redes y su fin también puede incrementar su actividad, ya que «sus objetivos preferentes continúan siendo la concentración de personas, que pueden volver a ser objetivos factibles al levantarse algunas limitaciones del control de los contagios». Los problemas de movilidad les han impedido realizar ataques y que algunos adeptos viajen a zonas de conflicto, pero desde el Gobierno se apunta sobre las consecuencias de esas restricciones con la aparición del denominado «viajero frustrado», que es el perfil que ahora «más preocupa» en territorio europeo.

La mayoría de detenidos en 2020 son personas que viven en España y que han sufrido una progresiva y violenta radicalización. Algunos de ellos han sido captados en la cárcel porparte de presos extremistas. Delincuentes comunes que acaban en las fauces del yihadismo, lo que obliga a constantes protocolos de detección.

En octubre de 2020, el Consejo de Seguridad Nacional aprobó un plan estratégico nacional de prevención y lucha contra la radicalización y otro contra la financiación del terrorismo. Tanto el Daesh como Al Qaeda son capaces de recaudar millones de dólares cada año. En marzo pasado se detuvo al presidente de la Comisión Islámica de España por financiar presuntamente a organizaciones yihadistas que, además, operan al margen de los bancos, con un sistema de «transferencias informales» en el que colaboran intermediarios.

 

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