12 enero 2022
Villarejo insinúa que el CNI ha podido manipular sus agendas: “hay buenos falsificadores”
El comisario jubilado sitúa en el centro de toda su causa a los Servicios de Inteligencia a cuyo exjefe ha acusado sin pruebas incluso de estar detrás de los atentados de Barcelona
El comisario jubilado José Manuel Villarejo ha terminado este miércoles de contestar a las preguntas de la Fiscalía Anticorrupción. La hora y media del Ministerio Público interrogatorio de hoy se suman a las más de ocho declaradas entre la sesión del lunes y el martes en las que el policía ha negado el delito de cohecho porque “todo el mundo” sabía cómo actuaba y gozaba de la protección de los diferentes Gobiernos. En el centro de todas sus respuestas, siempre un culpable: el CNI.
Para Villarejo detrás de la apertura de su causa están los Servicios de Inteligencia y, por eso, se ha hecho “general y prospectiva” a toda su actividad a lo largo de los años en la Policía Nacional. El fiscal Miguel Serrano con “paciencia”, como él mismo ha dicho estar ejerciendo estos días, ha tratado de reconducir al comisario para acotar el objeto de este juicio que versa sobre tres piezas (Iron, Land y Pintor) y saber si cobró miles de euros para espiar a unos abogados, intervenir en una guerra por el patrimonio familiar y extorsionar a un empresario. Todo esto, enriqueciéndose de forma ilícita. Algo que tendrá que determinar la Sala, pero que para la Fiscalía ha quedado meridianamente claro.
Innumerables han sido las veces que el comisario ha afeado al Tribunal que no le permitan tener acceso a sus agendas personales, que actualmente se guardan en la Audiencia Nacional. “Mi letra es parecida... pero no se puede imaginar los buenos falsificadores que hay en el CNI”, dijo durante la declaración cuando el fiscal le mostró algunas de sus anotaciones. Reiteradamente ha pedido que se le entreguen sus agendas, motivo por el que le ha faltado memoria en muchas cuestiones. Si no puede ver sus diarios personales no se acuerda de cómo ocurrieron las cosas, ha alegado.
Villarejo niega cualquier encargo al exjefe de la Unidad Central Adjunta Operativa (UCAO), Enrique García Castaño –quien también está imputado en este procedimiento-, para acceder a datos que solo la Policía podía tener como matrículas o teléfonos. Ni pagó por ellos, ni los utilizó para encargos personales, en contra de lo que Anticorrupción sostiene.
Sin embargo, el comisario ha sembrado continuamente la sombra de la duda en el CNI. Con ellos sí trabajaba, dice, y algunos de sus coroneles fueron los que le pudieron facilitar datos sobre ciertas cuestiones. Sus dardos se han intercalado también con los que ha enviado a la Unidad de Asuntos Internos de la Policía que es la que ha llevado toda la investigación de las treinta piezas del caso “Tándem”. Les ha acusado de manipular informes, de aportar a la Sala información sesgada y de orquestar toda su detención en 2017 en colaboración con los agentes de Inteligencia. Aunque Villarejo también ha tenido palabras de halago para los miembros del CNI “que se juegan su vida” diariamente y para quienes seguiría trabajando si así se lo pidieran.
En el capítulo de hoy el fiscal Serrano ha terminado intentando comprender cómo funcionaba el grupo CENYT (entramado empresarial de Villarejo). “¿Usted tenía sueldo?”, “jamás”, ha contestado el policía. “¿Rafael Redondo [su socio] recibía una nómina?”, “creo recordar que el señor Redondo tenía, digamos, su propia estructura societaria en virtud de la cual facturaba por los servicios, por los trabajos que hacía”, pero ni el nombre, ni recuerda el importe. Y sobre si su hijo, José Manuel Villarejo Gil, estaba también en la plantilla ha contestado: “no sé si recibía nómina o tenía cantidad asignada mensualmente en base a que algún tiempo facturaba con una sociedad que luego tal”. Pero poco más sabe porque él no se “ocupaba de esos temas”.
Los atentados de Barcelona
A su llegada en la penúltima sesión de esta semana, los periodistas preguntaron por unas afirmaciones que ayer generaron un gran revuelo. Villarejo insinúo que detrás de los atentados cometidos el 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils estaba el general Félix Sanz Roldán, exdirector del CNI, en lo que él llama la “Operación Cataluña”. Lejos de retractarse, el comisario ha confirmado lo que dijo el martes que fue un “error” de cálculo del CNI para dar un “susto” a Cataluña.
Especificó que se refería a que se podría haber tratado de un “comando ficticio” para “dar apariencia de riesgo” de modo que la comunidad autónoma “sintiera la necesidad de la protección del Estado” y que, al morir el imán de Ripoll, se descontroló”. “Estuve colaborando con ellos para intentar arreglar el entuerto del famoso atentado del imán de Ripoll, que al final fue un error grave del señor (Félix) Sanz Roldán, que calculó mal las consecuencias por darle un pequeño susto a Cataluña”, indicó, en alusión al ex director del CNI. Sobre las pruebas que puedan sustentar esta acusación tan grave, Villarejo ha vuelto al principio: si no tiene sus agendas, no puede demostrarlo.
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