jueves, 20 de enero de 2022

20 agosto 2022 (2) eleconomista.es (opinión)

20 agosto 2022  

 


El coste directo del terrorismo de ETA se eleva a 25.000 millones

El PIB per cápita de Euskadi creció un 10% anual menos

A este impacto, en valor actual, se suman la deslocalización

La estimación del coste directo que supuso la violencia de la banda terrorista ETA, en valor actual, asciende a 25.000 millones de euros. La deslocalización de empresas, la pérdida de inversión extranjera, el descenso del 'stock' de capital y la fuga de depósitos bancarios son también impactos de su violencia.

El Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, con la participación de varios grupos de investigación de otras universidades, impulsó a partir de 2013 diversos estudios sobre el impacto del terrorismo, y publicó en 2017 el libro "Misivas del terror. Análisis ético-político de la extorsión y la violencia de ETA contra el mundo empresarial".

Cuando se cumplió una década del fin de la violencia, se publicó un resumen actualizado de esos y otros trabajos sobre el tema en una publicación de Deusto Business Alumni (DBA). "Se han realizado diversas evaluaciones y estimaciones, pero quizás las más completas corresponden al informe pericial que se elaboró en relación al sumario 35/2002 abierto por el juez Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional", explica Luis Ramón Arrieta, colaborador del Centro de Ética Aplicada.

"Se peritaron los costes de secuestros, extorsiones, atracos, cierre de Lemóniz, Autovía Leizaran, consorcio de Compensación de Seguros, costes laborales y sanitarios e indemnizaciones, entre otros, y la estimación de ese coste directo supone una cifra, en valor actual, que alcanza los 25.000 millones".

Pérdida de tejido

Además, el coste directo e indirecto se concretó en la deslocalización de empresas y la salida de decenas de miles de empleos y empresarios, la pérdida de inversión extranjera, de stock de capital relativo invertido en la economía vasca. "Y lo que, si cabe, es más grave de cara al futuro, una muy importante pérdida de tejido empresarial y vocación emprendedora", afirma Arrieta.

Según un informe del Consejo General de Economistas, País Vasco aparece con una pérdida relativa de PIB del 24% sobre el conjunto del Estado, siendo la comunidad autónoma con peor evolución entre 1975 y 2019.

Durante ese período, Euskadi sufrió intensas crisis industriales (siderúrgica y naval, fundamentalmente), no hubo crecimiento de población, tampoco en construcción y turismoy, además, el entorno sindical fue complejo.

Por eso, no todos los daños económicos y pérdida de PIB en esa época son achacables al terrorismo de ETA. Pero, lamentablemente, el factor más influyente sí fueron las décadas de violencia sufridas que, además del coste humano, impactaron de forma determinante en la economía vasca.

Por otra parte, "no hay estudios del impacto positivo de haber contado con el Concierto Económico, un instrumento que ha sido un elemento favorecedor de crecimiento económico", señala Arrieta.

Deslocalización

Sobre la deslocalización, se calcula que entre 10.000 y 15.000 empresarios fueron extorsionados y que hasta 40.000 personas se vieron obligadas a trasladar su residencia fuera de País Vasco, salidas ligadas a la deslocalización de sedes sociales y centros operativos.

Destaca el caso del Banco de Vizcaya que, tras el atentado de febrero de 1983, su Consejo de Administración decide el traslado a Madrid.

O el de Iberdrola, que sufrió más de doscientos atentados, la gran mayoría entre 1978 y 1982, y cinco asesinatos. "En su mayor parte esa violencia estuvo ligada a la construcción de la central nuclear de Lemóniz, y tuvo, entre otras consecuencias, las del desplazamiento hacia Madrid de una parte del personal directivo y operaciones de la citada empresa", recoge el artículo del colaborador del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto.

La deslocalización de empresas pequeñas y medianas afectó de forma importante a algunas zonas o localidades vascas, como el caso de Gernika. En esta comarca se fueron compañías, sobre todo del sector de máquina herramienta y menaje del hogar.

A esta deslocalización se unió la "microextorsión", exigencia de aportaciones económicas a tiendas, pequeños despachos, autónomos y otros establecimientos comerciales vascos, que supuso el cierre de muchos pequeños negocios y el traslado de otros hacia diferentes lugares de España.

Pero la fuga no fue solo de empresas. También en los años 80 y 90, se produjo una importante deslocalización de depósitos bancarios de País Vasco hacia otras partes de España.

La inversión extranjera también fue golpeada. Entre 1966 y 1971 la cuota media de País Vasco del total de la inversión extranjera directa (IED) española se elevó al 6,7%.Entre 1993-2011 la media fue del 1,8%.

Aunque había multinacionales interesadas, atraídas por la capacidad normativa del Concierto Económico, sus inversiones no se concretaron por ser "zona de acción de grupos terroristas". "Hay que recordar que unos de los objetivos de ETA era alejar a los inversores extranjeros", recuerda Arrieta.

País Vasco presenta el mayor descenso relativo en el stock de capital desde los años 70 entre todas las CCAA y, adicionalmente en los datos de este siglo, todos los grandes sectores han crecido menos que a nivel estatal. Hoy la cifra es casi un 50% menor que en aquellas fechas.

En esta línea, el trabajo The Economic Costs of Conflict: A Case Study of the Basque Country, de los profesores Abadie y Gardeazabal (2003), muestra que el PIB per cápita de Euskadi creció un 10% anual menos que su potencial, en las décadas de los 80 y 90.

Opinión:

“Aunque había multinacionales interesadas, atraídas por la capacidad normativa del Concierto Económico”….

Vale, pues eso…

 

 

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