16 noviembre 2015
La 'caja
tonta' me traicionó
Jaime G. Treceño
Recuerdo que fue Iñaki Gabilondo el que me abofeteó en la cama la mañana del 11 de marzo
de 2004. Me sacó de entre las sábanas a empellones, llorando, hasta el el
salón, donde la televisión me abrió la ventana a la guerra que ahora se libraba
bajo el alféizar de mi ventana, a esos trenes cargados de vidas muertas a las
que yo había conocido. Curritos y
estudiantes a los que esquivaba la mirada cada mañana en el vagón camino de la
facultad. Sí, yo sabía quienes eran
y por eso me dolía tanto.
París me vuelve a traer el silencio de la Gran Vía , los quejíos de
sirenas por la Castellana ,
los fascistas queriendo sacar partido de la tragedia en la Puerta del Sol, el miedo a
que cualquier cosa sucediese en cualquier momento, el nudo en la garganta, las
colas interminables de solidaridad en los autobuses de donación de sangre, la
rabia, las lágrimas... Pero ahora es Twitter
el que lo deposita desde la distancia en mi orilla. Lanzo hacia bajo mi pantalla ansioso
por trazar las dimensiones del traje del horror de París mientras La1 pasa una
absurda película de Stallone, y las privadas bailan y vociferan al son de su
'prime time'.
Abro Periscope y los círculos rojos y azules se
desparraman a una orilla y otra del Sena. Me encuentro en mi teléfono a jóvenes
llorosos y aterrados contando que su ciudad se ha convertido en un campo de
batalla, que la Policía
ha pedido a la población que no salga a la calle... Vuelvo a repasar los
canales y todo sigue igual, como si no hubiesen entrado en la casa de nuestros
vecinos a asesinarles.
Llevo años escuchando que el papel está muerto pero
el viernes fui realmente consciente de lo muerta que está la televisión. La
noticias de los atentados se asomaron poco antes de las diez y el desenlace de
rehenes de Bataclán tuvo lugar pasadas las 0.30 horas. Salvo el 24 Horas que se
quedó colgado de la noticia, ninguna cadena fue capaz de contarlo. El entretenimiento y el
espectáculo bailaban claqué sobre la información.
Las radios emiten programas especiales, la siempre
ágil prensa digital se vuelve paquidérmica tratando de ordenar la información. La
caja tonta me
traicionó. Durante todo el sábado no pude sacudirme la sensación de
sobreactuación de los programas especiales al ver a la multitud de enviados a
pie de matanza contando las gotas de sangre y los huecos de las balas en la pared.
Escuchaba a los políticos dándose aires, citando los nombres de los dignatarios
franceses con los que habían hablado y me parecían lo mismo. El viernes, la televisión
apostató de su función o
es que ya está para otra cosa. Ustedes mismos.
Opinión:
Excelente artículo de opinión el que presenta el señor Treceño aunque le queda un pequeño detalle para hacerlo aún más correcto. Seguramente se deberá a que no reside en Cataluña o a que no tiene acceso a las plataformas digitales de TV.
Excelente artículo de opinión el que presenta el señor Treceño aunque le queda un pequeño detalle para hacerlo aún más correcto. Seguramente se deberá a que no reside en Cataluña o a que no tiene acceso a las plataformas digitales de TV.
Veamos, hay que reconocer que la cadena 13TV realizó
un excelente seguimiento en directo de lo que ocurría en París (no lo vi pero
me lo han explicado amigos de toda confianza).
Pero sí tuve la oportunidad de ver la cadena
autonómica catalana TV3 y tambiñen su canal informativo 3/24. Ambos realizaron
una labor informativa immejorable en directo de todo lo que estaba sucediendo.
Sí, la cadena informativa catalana que según dicen algunos manipula las mentes
de los catalanes y catalanitos. Pues no se yo, pero puestos a ser manipulado
prefiero que me manipule un periodista especializado en información
internacional que no alguien especializado en...
Mejor me lo callo.
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