viernes, 8 de junio de 2012

08 junio 2012 (3) Agencia EFE

08 junio 2012


Roberto Manrique rehuirá el contacto físico con el etarra Rafael Caride y no sabe si le perdonará

Josep Fusté.

Roberto Manrique, que sobrevivió a la mayor masacre de ETA en el atentado de Hipercor de 1987 en Barcelona, rehuirá todo contacto físico con el etarra Rafael Caride Simón en su inminente encuentro, en el que todavía no se ha planteado si aceptará su perdón, si se lo pide.
En una entrevista con Efe, Manrique ha explicado que afronta el encuentro con el etarra condenado por ejecutar el atentado de Hipercor, que se saldó con 21 fallecidos y 45 heridos, con la tranquilidad de saber que tiene el "cien por cien de los argumentos" a su favor y con una larga lista de preguntas de toda índole, desde morales hasta políticas, que le han hecho llegar otras víctimas.
Desde hace un par de semanas, cuando el Gobierno le confirmó que en cualquier momento en el mes de junio le avisarían para que acudiera de forma inmediata al encuentro en prisión con Caride, Roberto Manrique no se separa de una pequeña mochila con una muda y con varios documentos que atestiguan su lucha a lo largo de los últimos 25 años en favor de las víctimas del terrorismo.
"Cuando le vea, no le voy a dar la mano. Hablaré con él de lo que haya que hablar, pero evidentemente no le voy a rozar, no me quiero sentar ni en la silla en que esté sentado", ha avisado Manrique, que afirma que no está preocupado por cómo pueda transcurrir el encuentro, porque tiene el "cien por cien de los argumentos" a su favor.
Manrique, que durante años presidió la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT), ha asegurado que para él no es necesario el encuentro, aunque no tiene reparos en acudir: "mi vida continúa si hablo o no hablo con Caride. Para mí, imprescindible no es, necesario tampoco, para él quizá sí".
De cara al encuentro, Manrique, que sufrió quemaduras y lesiones en el hígado en el atentado de Hipercor, sostiene que "la palabra perdón es la clave", aunque confiesa que todavía no se ha planteado si aceptará sus muestras de arrepentimiento.
"En la primera entrevista que me hicieron, cuando estaba en el hospital quince días después del atentado, ya me lo preguntaron, y mi respuesta fue: que me lo pidan, cuando me lo pidan, me lo plantearé, pero mientras no me lo pidan, ¿para qué planteármelo?", ha insistido.
Manrique ha señalado que desde que ha trascendido que se iba a reunir con Caride -que en 2004 fue condenado a 790 años de cárcel por el atentado de Hipercor-, varias víctimas le han transmitido su apoyo y le han hecho llegar preguntas de toda índole, desde cuestiones filosóficas hasta políticas, para tratar de obtener respuesta a sus dudas.
En cambio, ha lamentado que desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) se haya calificado de "vergonzosa" esta reunión, y ha recordado que se trata de un encuentro legal que tiene carácter "reparador". "Que me dejen tranquilo y que respeten lo que pienso yo y muchísimas más víctimas", ha espetado.
Manrique ha explicado que este encuentro, que se enmarca en un programa de reinserción de terroristas y presos por crimen organizado que plantea el Ministerio de Interior, se empezó a gestar en marzo de 2011, cuando la organización vasca Lokarri le llamó para saber si estaría dispuesto a recibir una carta de uno de los condenados por el atentado de Hipercor.
Posteriormente, en mayo le enviaron la carta, en la que Caride le comunicaba: "reconozco el daño y sufrimiento que causaron en personas como usted las acciones llevadas a cabo durante nuestra militancia en ETA".
"No soy insensible al dolor y sufrimiento que las mismas generaron; de ahí mi compromiso sincero en tratar de ayudar a cerrar esas heridas y en que nadie más sufra lo que ustedes han sufrido", agregaba Caride en la misiva.
Tras meditarlo, Manrique aceptó la posibilidad de poder acudir a la reunión -"que quede claro que yo no la he pedido", ha remarcado-, porque apreció su sinceridad, dado que recibió la carta meses antes de que ETA anunciara el fin de su actividad terrorista y ya entonces Caride se desmarcaba de los que querían que la organización siguiera activa.
Además, también ha recordado que en el juicio a Caride por el atentado de Hipercor, celebrado en 2003, éste mantuvo una actitud "absolutamente respetable".


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