Sara Bosch
Psicóloga especialista en Víctimas del terrorismo
La primera vez que ví cara a cara a una víctima del terrorismo fue hace 20 años. Recuerdo mi impacto al ver el injerto en la piel que le quemaron un 19 de junio de 1987 en Hipercor. Cuando conocí a Roberto Manrique, me habló de Dignidad. De Justicia. El tiempo me reservaba descubrir otras caras, demasiadas, marcadas como sólo el terrorismo puede hacer. Y recuerdo el impacto de una frase en plena calle, de un gesto nuevo:”Sara he rebut una carta de caride”. Y puedo asegurarle al sr. Jiménez Losantos y a otros que puedan opinar igual, que no ví ningún signo, como asegura, de Síndrome de Estocolmo o de ganas de venganza en él. Porque nunca existieron. Como tampoco en otra víctima que también quiso participar en este “espectáculo grotesco” del que habla Don Federico. Serían otros. Pero no esos. Y con todo el respeto que se merecen todos los que han pedido lo mismo, ellos sabrán. Llevo años oyendo a muchos opinar en su nombre y hablar de lo que ellos sienten. Pero aunque mi estrado está en un despacho, quisiera contestar a quienes hacen una patología de un derecho inalienable: el uso de su libertad. Sé porqué Roberto fue a verle. Y también que el etarra miraba al suelo cuando quien sólo fue un objetivo le habló con el gesto del ave fénix que emergió de las cenizas. Sin buscar respuestas, lo que pretendía tuvo mucho que ver con la palabra Dignidad. Con la palabra Justicia. Con qué si no. Y todos los que fueron por propia voluntad, lo que menos merecen es que se dude de su salud mental. Perdida sin más entre objetivos de terroristas o de un interés político. Por una vez, hablen con prudencia los tentados de titulares. Basta Wikipedia para diagnosticar su verdadero Síndrome de Estocolmo: Cuando los delincuentes se presentan como benefactores, en la víctima puede nacer una complicidad como agradecimiento y acabar ayudándoles en alcanzar sus fines.
Pero Roberto sigue llamándole terrorista. Su agradecimiento fue impedir que se le acercara un metro. Y si gestos como éste acaban ayudándonos a todos, a las víctimas que hablaron con el asesino y a las que no irían jamás…gràcies, company.
Opinión:
Sara, gracies per tots aquests anys de col.laboració. Dir-te que em sap greu que a tu també te hagin deixat de costat per ser amiga meva i, mes que amiga, una excel.lent companya de feina… la millor i mes veterana psicóloga especialitzada en víctimes del terrorisme.
Sara, gracies per tots aquests anys de col.laboració. Dir-te que em sap greu que a tu també te hagin deixat de costat per ser amiga meva i, mes que amiga, una excel.lent companya de feina… la millor i mes veterana psicóloga especialitzada en víctimes del terrorisme.
Mai trobarán a ningú com tu amb la teva qualitat humana i profesional.
I tot això gràcies a l’Antoni Bassas i a la Silvia Coppulo … 1994… ja me entens….
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