10 marzo 2014
Javier Gómez Bermúdez, presidente del tribunal del 11-m
“Hemos condenado a toda ETA con 20 veces menos pruebas que el 11-M”
Javier Gómez Bermúdez asegura que nadie cree en la teoría de la conspiración, "ni su promotor"
El magistrado Javier Gómez Bermúdez (Álora, Málaga, 1962) presidió el tribunal que enjuició los atentados del 11-M. Su sentencia echaba por tierra la llamada teoría de la conspiración, lo que le valió el ataque de los promotores políticos y mediáticos de la falacia de la autoría de ETA.
Pregunta. ¿Cómo se explica que tras un atentado en el que murieron 192 personas y hubo 1.857 heridos, la sociedad española saliera más dividida que antes?
Respuesta. La cercanía de las elecciones generales lo vició todo. La excusa de quien pierde las elecciones es que el atentado ha dado un vuelco y la justificación de quien gana es que no ha ganado por el atentado. Y entonces la sociedad se divide. Un atentado así provoca reacciones psicológicas muy diversas. La primera es pensar que es imposible que alguien pueda hacer una barbaridad de este calibre si no es con un poder omnímodo, cuando en realidad se puede hacer de una forma bastante sencilla. Luego, nadie piensa que todo el mundo quiere ocultar sus pequeños fallos y errores. Todo atentado es un fallo de seguridad, y este evidentemente fue un fallo de seguridad.
P. ¿Estamos mejor preparados ahora para reducir el riesgo a que se repita un ataque así?
R. Estamos muchísimo mejor preparados, la prueba es que llevamos 10 años sin ningún atentado yihadista. La mayor lección es haber aprendido a superarlo. La sociedad española ha sido tan tremendamente fuerte que ha superado este trauma, sin duda el más duro desde la guerra civil.
P. Sigue habiendo voces, cada vez más débiles, que insisten en la teoría de ETA
R. Ya no queda nadie que crea en la teoría de ETA, no queda ni su promotor. Sí creo que quedan quienes dicen que no se sabe todo. Pues claro que no se sabe todo, como no se sabe todo ni de este atentado ni en el de Hipercor, ni en el de la casa cuartel de Zaragoza ni en el magnicidio de Kennedy. Esto es un absurdo conceptual y la justicia no se dedica a resolver todas las dudas. ¿Quiere esto decir que la justicia ha dicho que hemos hecho lo que podemos y no queremos hacer nada más? Falso. Mientras haya un solo terrorista de este atentado libre o que no hayamos podido comprobar que ha muerto, seguiremos ahí. Hace cuatro años condenamos a un señor que había asesinado en el año 1981 a dos personas. Nosotros no nos paramos. Pero eso no tiene nada que ver con las dudas, la justicia es otra cosa.
P. ¿A qué atribuye, entonces, el empeño de seguir alimentando las dudas en algunos sectores de los medios y de las víctimas?
R. Quizá la intención primera era honesta y luego se pervirtió por intereses o por no enmendalla, no sé, cada cual con lo suyo. Al ciudadano que objetivamente se acerca a este tema le queda claro que se ha hecho un esfuerzo brutal y que las dudas son mínimas, pero muy muy mínimas.
P. ¿Cuál fue el coste personal para usted de los ataques que sufrió desde un sector de los medios de comunicación y del actual partido del gobierno?
R. Hay dos planos, una cosa es que los ataques fueran brutales, brutales, durísimos y otra cosa es que a mí me importaron un pimiento. Son dos planos distintos. Dicho esto, lo que sí me preocupaba cuando se atacaba a personas de mi entorno y que ante la imposibilidad de dañarme a mí las dañaron profundamente.
P. Se refiere a…
R. A mi anterior mujer, a mis hijas, a mi familia, eso me parece simplemente canalla.
P. ¿Usted personalmente tiene…?
R. Absolutamente ningún problema, no tengo ningún daño del 11-M. Soy un privilegiado por haber participado en este asunto.
P. ¿Hubiera sido más fácil este juicio si los atentados los hubiera cometido ETA?
R. La cuestión no es el juicio, sino cómo llegamos al juicio. Yo creo que el problema es la manipulación que se hace de la realidad. El problema, si me perdona, es la falta de bondad y caridad de muchísimos actores institucionales y personajes públicos para entender que esto no puede ocurrir. Había más de 2.200 familias directísimamente afectadas y no se podía jugar con el sentimiento de esas familias, y esa falta de altura de miras a mí me da vergüenza.
P. ¿Le puede poner nombre a esas personas?
R. Los sabemos todos y hay de todos sitios, no nos equivoquemos. Aquello fue cainita, me pareció que volvíamos una vez más a la España de la miseria.
P. ¿10 años después de estas heridas estamos recuperados?
R. En gran parte sí. La mayor parte de la sociedad no tiene el 11-M como un trauma; las víctimas probablemente sí. Y hay víctimas en particular como Pilar Manjón que han sido tremendamente mancilladas y ultrajadas, y a mí eso me parece de una miseria humana, personal y política impresionante.
P. ¿Cuánto tiempo dedicaron a desmontar todas las teorías conspirativas que la COPE , El Mundo y Telemadrid arrojaron sobre la investigación judicial?
R. Para el juicio quizá no supuso mucho, pero para el instructor fue tremendo porque se empeñó en comprobar una por una todas las teorías alternativas que se iban planteando. Pero el trabajo de Juan del Olmo fue magnífico. Sí se puede discutir el tratamiento informativo del tema. Cerró tanto la información que hizo surgir fuentes que eran interesadas y en algún caso malintencionadas y que dieron pábulo a estas teorías.
P. El ahora presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llegó a dudar de que la prueba de la mochila de Vallecas fuera auténtica ¿Tiene usted alguna duda sobre las pruebas del juicio?
R. Yo creo que después de haberse celebrado el juicio él tampoco tiene ya ninguna duda. Si hubiéramos pedido el mismo estándar de prueba a cualquier juicio sobre ETA estarían todos en la calle. Con la vigésima parte de la prueba que hemos considerado en el juicio del 11-M hemos condenado a toda ETA.
P. ¿Atribuye al juicio del 11-M su no renovación como jefe de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ?
R. El juicio fue un efecto, no una causa. La causa no es el 11-M ni la sentencia, la causa es por decirlo de una forma muy gráfica, que soy lo que se considera un juez incontrolable. Y claro, los jueces incontrolables gustan poco al poder
P. ¿Existen jueces controlables?
R. Absolutamente.
P. ¿Son mayoría, minoría, mitad y mitad?
R. Yo creo que somos la inmensa mayoría incontrolables por el poder, pero los que estamos muy cercanos a asuntos del poder somos los que sufrimos las consecuencias.
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