12 marzo 2014
Las víctimas lloran unidas
Ángeles Pedraza y Pilar Manjón comparten banco en el funeral presidido por los Reyes tras varios años de distanciamiento
Durante la homilía el cardenal Rouco Varela denuncia que las bombas de los trenes buscaban «conseguir oscuros objetivos de poder»
El décimo aniversario del 11-M reúne de nuevo a las principales asociaciones de afectados
«Parece mentira pero hace diez años a estas horas estábamos buscando los cuerpos de nuestros familiares en la morgue improvisada de Ifema». Esta frase pronunciada ayer por Pilar Manjón resume en parte el trecho transcurrido desde aquel lluvioso 11 de marzo de 2004, cuando a consecuencia de las bombas de terroristas yihadistas perdieron la vida 192 inocentes. Ocurrió hace diez años. O como remarcó Ángeles Pedraza 552 semanas, que también son 3.652 días en los que como madre de Myriam, una de las fallecidas, se ha sentido en un estado en el que se respira, «pero que duele tanto que no se le puede llamar vida».
Pero en medio del dolor del décimo aniversario hubo un motivo para el optimismo, el de la unión de las víctimas. Las presidentas de las principales asociaciones que agrupan a los afectados del 11-M lo venían repitiendo desde días atrás. Aunque piensen diferente o se guíen por ideologías distintas, nunca han estado enfrentadas, insistían. «Eso son cosas de los medios de comunicación», decía Pedraza, presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Pero lo cierto es que a ella y a Manjón, responsable de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, no se las había visto compartir homenajes desde 2007.
Se unieron por primera vez el lunes, en un acto organizado por el Ministerio del Interior. Y repitieron ayer en el funeral en recuerdo de las fallecidos presidido por los Reyes en la catedral de la Almudena. Allí , Pedraza y Manjón compartieron banco con Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación de las Víctimas del Terrorismo; y Ángeles Domínguez, de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M.
Las dirigentes de los cuatro principales colectivos de afectados se sentaron inmediatamente detrás de don Juan Carlos y doña Sofía. Antes, habían recibido de forma conjunta a los Reyes a la puerta de La Almudena. El jefe del Estado, que se ayudó de un bastón para caminar, se detuvo para conversar con cada una de ellas antes de entrar en La Almudena.
Las dudas del cardenal
Junto a los Reyes asistieron a la catedral madrileña doña Letizia y la infanta Elena. Quien no estuvo fue el príncipe Felipe, que viajó a Chile para asistir a la toma de posesión de la nueva presidenta, Michelle Bachelet. Sí acudió a la ceremonia la plana mayor del Ejecutivo, con Mariano Rajoy a la cabeza. Otras autoridades que hicieron acto de presencia fueron los presidentes del Congreso y Senado, Jesús Posada y Pío García Escudero; el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos; o el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.
El encargado de oficiar la misa fue el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. A un día de abandonar su cargo como máximo responsable de la Conferencia Episcopal el cardenal no dejó a nadie indiferente con su homilía. Rouco Varela alabó la capacidad del pueblo español para superar la adversidad en el peor atentado en la historia de Europa. A continuación destacó el corazón de los madrileños, que aquel 11 de marzo «se expresó en múltiples y heroicas formas de ayuda, de socorro y amor fraterno».
Pero Rouco aprovechó además su alocución para sembrar dudas acerca de la autoría e intención del atentado. «Hubo alguien, hubo personas, que con una premeditación escalofriante estaban dispuestas a matar a inocentes, a fin de conseguir oscuros objetivos de poder; porque hay individuos y grupos, sin escrúpulo alguno, que desprecian el valor de la vida humana y su carácter inviolable, subordinándolo a la obtención de sus intereses económicos, sociales y políticos», pronunció el cardenal en una frase que pareció apoyar sin tapujos la teoría de la conspiración.
Más aún, Rouco Varela afirmó que, pese a la sentencia del Tribunal Supremo que rubricó la responsabilidad yihadista, «no sabemos exactamente cuáles fueron los propósitos e intenciones últimos de los que pensaron, programaron y ejecutaron los atentados de Atocha». Las dudas expresadas por el arzobispo de Madrid no fueron compartidas por el Gobierno ni por el PP, ello a pesar de que importantes cargos de esta formación defendieron durante años la posibles participación de ETA en la colocación de las bombas. Jesús Posada reconoció que nunca ha compartido la teoría de la conspiración. Algo menos seguro se mostró el portavoz popular en la Cámara baja, Alfonso Alonso, quien aseguró que su partido respeta las verdad judicial aunque a continuación dejó una puerta abierta al asegurar que no es incompatible con que se siga investigando en torno a lo ocurrido el 11-M. Por último, el presidente del Gobierno apeló a la unión de todos los demócratas para que las víctimas puedan sentirse reconfortadas.
Actos separados
Pese a las muestras de cercanía ofrecidas durante el funeral, las asociaciones mantuvieron su decisión de años anteriores de realizar sus homenajes por separado. Corrieron en paralelo a los minutos de silencio en todos los puntos de España.
Manjón habló en la estación de Atocha, en un acto organizado por CC OO y UGT. Pese a no haber acudido al homenaje de la AVT , Manjón realizó una encendida defensa de la unidad de todas las víctimas. Fueron dos actos celebrados en distinto lugar y a diferente hora, en los que se comprobó que los diez años transcurridos no han conseguido secar las lágrimas de quienes el 11-M perdieron a un ser querido, pero ayer lloraron todos juntos.
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