11 enero 2016
David
Grand, psicoterapeuta creador del método
‘brainspotting’
Tengo 63 años. Neoyorquino.
Casado. Un hijo (31). Estamos en un momento crítico en el que podemos progresar
o retroceder décadas y solo depende de nuestro liderazgo. Mi creencia
espiritual va en paralelo con la ciencia, y de ambos sabemos muy poco, pero creo
que existe un poder que todo lo contiene
“Todos
tenemos traumas que se forjaron temprana”
Qué es brainspotting (BSP)?
Es una terapia relacional entre el
cerebro y el cuerpo que usa el campo visual como una manera de acceder al
cerebro más profundo.
¿Donde miras afecta lo que sientes?
Los ojos escanean el entorno todo
el rato. Es un proceso intuitivo pero no casual: que miremos hacia un lugar u
otro tiene un significado.
¿El cerebro fija y retiene sucesos que la memoria no recuerda?
El tallo cerebral, que es la parte
más primitiva del cerebro, el llamado cerebro reptil, es el que nos indica en
qué dirección debemos mirar porque es el responsable de nuestra supervivencia,
y en esa zona cerebral no hay lenguaje ni pensamiento.
¿Pura reacción?
Sí, y por eso las psicoterapias que
utilizan primordialmente el lenguaje no tienen acceso a las partes
neurofisiológicas más básicas.
Póngame un ejemplo.
Si a una persona le arrolló un
coche que venía por la izquierda, cuando lo recuerde mirará inconscientemente
hacia ese lado, y eso nos da acceso al cerebro más profundo.
¿Cómo?
A través de la posición ocular
localizamos dónde está manteniendo el problema el cerebro.
¿Cómo lo descubrió?
Yo estoy especializado en
rendimiento deportivo, y en el año 2003 una de mis pacientes era una patinadora
profesional que estaba muy bloqueada a la hora de realizar un salto triple.
¿Qué le pasaba?
Tenía una historia traumática: su
madre la rechazó cuando ella decidió ser patinadora. Realizando ejercicios
oculares lentos con ella observé que de manera ostensible sus ojos brincaban en
un punto concreto.
¿Y por qué le hizo mover los ojos?
Es sabido que cuando el cerebro
intenta hacer dos cosas al mismo tiempo, como pensar y hablar realizando
movimientos oculares, procesa la situación de otra manera.
Curioso.
Al ver que los ojos de la
patinadora brincaban en un punto, le hice seguir mi dedo hasta él y quedarse
allí. La sorpresa fue que durante diez minutos estuvo sacando emociones muy
profundas, memorias olvidadas. El trauma surgió y se liberó. Yo no había visto
eso en 25 años de práctica profesional.
¿Hizo el triple salto mortal?
Sí, no volvió a tener problemas. Me
pareció que acaba de descubrir algo importante, lo compartí con colegas que
empezaron a practicarlo con excelentes resultados y al cabo de un año ya estaba
dando formación, primero en Estados Unidos y tras doce años ya lo hago en 30
países.
Ha trabajado usted con víctimas del terrorismo, supervivientes de
desastres naturales, traumatizados de guerras...
Antes de descubrir y definir la
terapia EMDR (eye movement desensitization and reprocessing) yo ya trabajaba
con supervivientes del 11-S y pude comprobar lo poderosa que es esta terapia.
Al cabo de dos años tuvimos el huracán Katrina en el sur de Estados Unidos.
¿Trabajó con los afectados?
Sí, in situ. También he tratado a
los soldados que han vuelto de Afganistán e Iraq y afectados del conflicto
israelí-palestino, y fui requerido para tratar a los niños supervivientes de la
masacre escolar de Newtown, Connecticut.
Pero en estos casos no se trata de traumas olvidados.
El cerebro es una máquina de
procesar información, tiene más de un cuatrillón de conexiones. Contiene el
registro de una vasta y compleja realidad imposible de conocer tanto por el
terapeuta como por el paciente.
¿Y?
Cuando el cerebro sufre un trauma
que no consigue integrar, la experiencia queda bloqueada independientemente de
que el sujeto la recuerde o no. Siempre hay pedazos de ese suceso que hay que
ir procesando.
Hay traumas que nunca se dejan atrás.
Hay que llegar a la parte más
profunda del cerebro. Cuando el cerebro está herido somos un ser humano herido,
pero también un animal herido; hay que sanar al humano y al animal.
Usa el brainspotting más allá de la terapia, para potenciar los
rendimientos...
El mundo es un lugar cruel, y todos
guardamos traumas que se forjaron a edad muy temprana. Cualquier situación que
detone el trauma nos afecta: el atleta perderá rendimiento, y el hombre de
negocios, efectividad en sus decisiones. Al liberar ese viejo trauma que
bloquea el rendimiento se expande el potencial de la persona.
Suena a abracadabra...
Del mismo modo que hay posiciones
oculares relacionadas con el trauma las hay con el talento. Cuando encuentras
el punto donde hay un nivel potencial de habilidad y accedes al cerebro reptiliano
puedes liberar el potencial.
…
El brainspotting no se ocupa de lo
que está oculto en la mente sino de lo que está oculto en el cerebro. La mente
es un concepto, el cerebro es un órgano.
Pero si el cerebro está dañado, lo está.
Hoy sabemos que el cerebro se puede
modificar a sí mismo (neuroplasticidad) y recuperarse de cosas que creíamos que
no podía, pero el tema va más allá: el cerebro puede desarrollar nuevas células
(neurogénesis), y los escáneres cerebrales nos lo demuestran.
Opinión:
Si he pensado en publicar esta entrevista es solo
con un motivo. Al leer la pregunta: “¿Ha trabajado
usted con víctimas del terrorismo, supervivientes de desastres naturales,
traumatizados de guerras...?” y leer la siguiente respuesta: “Antes de
descubrir y definir la terapia EMDR (eye movement desensitization and
reprocessing) yo ya trabajaba con supervivientes del 11-S y pude comprobar lo
poderosa que es esta terapia. Al cabo de dos años tuvimos el huracán Katrina en
el sur de Estados Unidos”.... sinceramente, me gustaría que este psicoterapeuta
se entrevistara con algunas de esas personas que dicen ser víctimas del
terrorismo para tener la seguridad de que lo que cuentan es cierto y no el
resultado de haberse inventado una historia personal gracias a haber conocido a
víctimas que realmente lo somos.
Desgraciadamente, en este mundillo de “las” víctimas
del terrorismo también aparecen aprovechad@s del dolor ajeno.
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