28 enero 2016
Madrid
sustituirá las calles franquistas por víctimas del terrorismo
El callejero
incluirá el nombre del último alcalde anarquista de la ciudad, Melchor
Rodríguez García
El Ayuntamiento de Madrid ha aprobado esta mañana, a
iniciativa de Ciudadanos, que las calles que cambien de nombre cuando se
sustituyan, en los próximos meses, las referencias a la dictadura franquista en
el callejero municipal, sirvan para homenajear “entre otras” a víctimas del
terrorismo nacidas en la capital o con vinculación a esta. Han votado a favor
el Partido Socialista y Ahora Madrid. El Partido Popular se ha abstenido porque
la proposición precisa que no se usen exclusivamente nombres de víctimas del
terrorismo para sustituir a las denominaciones franquistas, sino que se haga
“preferentemente” “entre otras” nomenclaturas.
Sí se ha aprobado por unanimidad, también a propuesta de
Ciudadanos, dedicar una calle al anarquista Melchor Rodríguez García, el último
alcalde de Madrid republicano, ante “el gran consenso social y político” al
respecto y por “su gran relevancia para la reconciliación y la concordia tras la Guerra Civil ”. Se ha
rechazado sin embargo, con los votos de Ahora Madrid y el Partido Socialista,
la creación de ayudas económicas para los vecinos de las calles que cambien de
nombre “por las molestias”, como proponía la portavoz de Ciudadanos, Begoña
Villacís. La concejal de Cultura, Celia Mayer (Ahora Madrid), ha señalado que
los servicios jurídicos del Ayuntamiento preparan un protocolo que “facilite
los trámites” una vez se inicie el proceso.
El pasado 22 de diciembre, el pleno municipal aprobó
una propuesta del Partido Socialista para cambiar antes del próximo verano el
nombre de al menos 30 calles de la capital, ya decididas, con referencias a la
dictadura franquista. El cambio se aprobará en abril, pero no se efectuará
hasta finales de año o 2017.
La
propuesta fue respaldada por Ahora Madrid y Ciudadanos, y contó con el voto en
contra del Partido Popular. El Gobierno municipal prepara un “plan de memoria”
para “elaborar un marco de trabajo sobre las conmemoraciones, narraciones y
memoria de la ciudad desde una óptica plural, democrática y diversa".
Pretende “adoptar una serie de procedimientos, mecanismos y criterios objetivos
y transparentes para la construcción colectiva de la imagen y la memoria de
Madrid”. Y contará para ello “con la colaboración de entidades externas y
expertas” como la cátedra de Memoria Histórica de la Universidad Complutense
de Madrid y asociaciones de memoria histórica.
"La
hijastra de Castro"
En
este sentido, esta mañana el concejal Pedro Corral (Partido Popular) ha instado
al Gobierno municipal a contar con “historiadores plurales” (él mismo está
especializado en el estudio de la Guerra Civil , además de haber sido delegado de
Cultura con Ana Botella en la alcaldía) en vez de con la citada cátedra.
Considera que esta es “parcial, subjetiva y revanchista” porque está dirigida
por “hijastra de Fidel Castro”, Mirta Núñez. La concejal de Cultura le ha
reprendido porque su ataque la universidad “recuerda a otras épocas”. En su
opinión, la colaboración de la Universidad Complutense
garantiza “la objetividad” en este proceso, al que también harán aportaciones
los partidos políticos, historiadores, asociaciones de memoria histórica,
vecinos y cronistas de la
Villa.
Dentro
de este proceso se elaborará “una guía de las calles que hay que quitar”, y se
decidirán los procedimientos y el calendario para hacerlo dentro la normativa y
los criterios para elegir los nombres que sustituyan a los eliminados del callejero.
Pero, en diciembre, el Ayuntamiento precisó que ya había iniciado “una serie de
acciones para el cumplimiento de la
Ley de Memoria Histórica, siguiendo estrictamente el criterio
que marca esta norma, es decir, la retirada de los escudos, insignias, placas y
otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva de
la dictadura franquista, de la
Guerra Civil y de la represión en la dictadura”.
Calles y
vestigios a retirar
Las
calles cuyos nombres se van a cambiar en virtud de esa ley “tienen que ser o
bien de incitadores del golpe de Estado o bien de ejecutores de delitos de lesa
humanidad”, según el Ayuntamiento, que ha señalado los siguientes “vestigios” a
retirar: la lápida a José García Vara en el número cuatro de la calle de Arrieta;
el monolito al alférez provisional en el barrio de los Jerónimos; la lápida a
los caídos en Chamartín de la
Rosa en la plaza de Duque de Pastrana; el monumento a los
Mártires de la Sacramental
del cementerio de San Isidro; y la placa a los Hermanos Falcó y Álvarez de
Toledo en el distrito de Barajas.
Además,
se retirará el nombre de las siguientes vías: calle de la Batalla de Belchite (en el
distrito de Arganzuela); la plaza de los Hermanos Falcó y Álvarez de Toledo
(Barajas); el paseo de Muñoz Grandes (Carabanchel); la calle del General García
de la Herrán
(Carabanchel); la plaza de Juan Pujol (Centro); la plaza de Arriba España
(Chamartín); la calle de Caídos de la División Azul (Chamartín); la calle del General
Asensio Cabanillas (Chamberí); la calle del General Kirkpatrick (Ciudad
Lineal); la plaza del Caudillo (Fuencarral-El Pardo); la calle del Primero de
Octubre (Fuencarral-El Pardo); la calle del Capitán Cortés (Hortaleza); la
calle de Estanislao Gómez (Hortaleza); la avenida del General Fanjul (Latina);
la calle del General Millán Astray (Latina); la avenida del Arco de la Victoria
(Moncloa-Aravaca); el paseo del General Sagardía Ramos (Moncloa-Aravaca); la
calle del Crucero Baleares (Puente de Vallecas); la calle de Francisco Iglesias
(Puente de Vallecas); la calle del Comandante Zorita (Tetuán); la calle del
General Ordaz (Tetuán); la calle de los Hermanos García Noblejas (San
Blas-Canillejas); la calle de Eduardo Aunós (Salamanca); el pasaje del General
Mola (Salamanca); la calle del General Varela (Tetuán); la calle del General
Yagüe (Tetuán); la plaza de Fernández Ladreda (Usera); la calle del General
Moscardó (Tetuán); y la calle del General Saliquet (Latina).
Opinión:
Solo espero que los nombres que sustituyan a los que
van a ser muy bien retirados sean de víctimas del terrorismo en general, sin
importar su profesión o si, en su caso, tenían algún cargo de representatividad
política.
Lo peor de todo es que esta decisión haya tardado
tanto el llegar. Aun recuerdo los trece años que me costó convencer al
Ayuntamiento de Barcelona para hacer el monumento “en record i homenatge a les
víctimes del terrorisme”.
Pero, como siempre, el vaso medio lleno.
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