26 enero 2016
El régimen de Maduro es el
último santuario de ETA en el mundo
En Venezuela residen cincuenta terroristas
encabezados por el funcionario Cubillas
Cuando la comunidad internacional
estrecha lazos para combatir el terrorismo, especialmente
tras la irrupción de Daesh, Venezuela es el único reducto sólido que les queda a los etarras en el planeta.
Al menos medio centenar de terroristas viven al cobijo del régimen chavista,
con un nivel de derechos y prosperidad superior a la inmensa mayoría de los
ciudadanos, pese a que muchos de ellos están reclamados por España por sus
muchos crímenes. Arturo Cubillas, cabecilla del colectivo, fue designado
funcionario de la
Administración por Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro,
le mantiene en la casta bolivariana.
Poco hacía presagiar que aquel Hugo
Chávez que a principios de los años ochenta colaboró en la lucha antiterrorista
-llegó a interrogar con especial celo a varios etarras para esclarecer casos
abiertos en España-, acabara siendo su mejor protector. Los primeros etarras
llegaron oficialmente a Venezuela como resultado del acuerdo suscrito entre el presidente del Gobierno Felipe González y su homólogo Carlos
Andrés Pérez.
Francia o Argelia se negaban entonces a extraditarlos y como mal menor el
ejecutivo español «tragaba» y aceptada que fueran dispersados por diversos
países de América. Todo, menos que permanecieran operativos en Bayona, Hendaya,
San Juan de Luz, Biarritz...
Es el argumento que sigue
esgrimiento Maduro para acoger bajo su régimen la amplia colonia etarra.
Mal se entendió entonces que se trasladara a terroristas reclamados por sus
muchos crímenes a terceros países en lugar de ser entregados a la Justicia. Pero
estaban más o menos controlados.
La casta
bolivariana
Sin embargo, la llegada de Hugo
Chávez y su particular «revolución bolivariana» propició que los etarras allí
deportados se vieran envueltos en prósperos negocios, lo que alentó el efecto
llamada. De la docena se pasó a 20, 30... hasta los más de cincuenta actuales
que residen en la más absoluta impunidad. Y muchos integran la casta bolivariana. Arturo Cubillas, a quien
España reclama por varios asesinatos, fue designado por Chávez alto funcionario
de la
Administración. Otro etarra, Xabier Arruti,
fue nombrado directivo de la empresa pública Petróleos de Venezuela S.A.
Cubillas, que ejerce como líder del colectivo de etarras en Venezuela, fue figura clave en las
conexiones entre ETA y las FARC. Prueba concluyente que se obtuvo a
raíz de la detención de dos etarras en España. La Audiencia Nacional
tiene indicios de que hubo en estas vinculaciones una «cooperación
gubernamental venezolana».
Cuando la banda terrorista vasca perpetraba
atentados, el papel de Venezuela no era solo el de lugar de acogida, sino el de
retaguardia temporal. Muchos pistoleros que huían de España a raíz de una
operación se desplazaban al país caribeño y tras permanecer allí un tiempo
encuadrados en los grupos de reserva, regresaban a Francia, bien a la
dirección, bien para integrarse luego en un «comando» con licencia para matar
en España. También utilizaban otros destinos, como México, Uruguay,
Nicaragua, Cuba. Sin embargo, comenzaron a
colaborar o, en todo caso, fueron cerrando sus puertas a la banda por intereses
propios, Así que el éxodo se centró en Venezuela. Quedó acreditado con los dos
etarras balseros que, hartos de malvivir en Cuba, fueron localizados junto a
las costas venezolanas. O con la llegada del prófugo De Juana Chaos,
que en el país caribeño regenta una destilería.
Herri Batasuna y Askapena -la «ong» de ETA- han tenido mucho que ver con la consolidación de este
santuario chavista. Durante décadas se han desplazado allí para entrevistarse
con los huidos y ofrecer conferencias en las que se comparaba la revolución
bolivariana con la «lucha por la liberación nacional del pueblo vascodar»
frente al «colonialismo español», «cómo hace 500 años», decían. La «izquierda
abertzale» mantiene lazos con la «coordinara Simón Bolívar» o la «Fundación
Pakito Arriaran», que toma nombre de un etarra muerto.
Opinión:
Sufrir un atentado es muy
doloroso y no lo he visto nunca como un conflicto político (aunque pueda
parecerlo o serlo para otras personas). Lo veo mas como un problema social, con
consecuencias muy graves para la vida diaria de muchos ciudadanos anónimos.
Haber entrado en ese complejo
mundo en 1987 me ha dado muchas oportunidades para almacenar datos. Haber
pertenecido a y coordinado varias asociaciones me ha dado la ocasión de conocer
a grandes políticos y a políticos rastreros. En el mundo de “las” víctimas también
hay grandísimas personas y, por desgracia para la amplia mayoría de víctimas,
también hay personajes de baja estofa.
Tras más de 3500 entradas en este
humilde blog, creo que jamás he escrito lo que a continuación voy a exponer.
Parto de la base de que me es indiferente que el protagonista de la noticia sea
de un partido o de otro, de una sigla o de otra... incluso presidente del
Gobierno o un simple funcionario de nivel bajo.
Digo que creo que jamás he
escrito lo que ahora voy a escribir porque habrá quien crea que lo hago con una
motivación política, ideológica o partidista.
Nada que ver con la realidad.
Sólo lo hago porque me JODE, sí, no
solo me molesta sino que me JODE, que se utilice el terrorismo para promover unos
hechos que mas bien deberían ser aclarados por parte de quien ahora intenta
hacer partidismo con ellos. Algunas víctimas lo intentamos en 1999 y todavía
esperamos respuesta. Y perdónenme el exabrupto, pero me JODE todavía mas, mucho
mas, recibir llamadas de otras víctimas absolutamente avergonzadas por lo que
se dice de ellas, por el hecho y su derecho de ser votantes de ciertas siglas
políticas concretas. Y hablo de víctimas "de verdad", no de las de "tirita".
Solo ofrezco una serie de noticias,
algunas incluso del periódico que ha publicado hoy la noticia que es motivo de
esta opinión.
Que cada uno juzgue.
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