03 marzo 2019
La huella sanguinaria del terrorismo en España a través de sus 5.000
heridos
Una nueva obra pone
negro sobre blanco el rastro estadístico de las personas que fueron heridas a
causa de atentados terroristas perpetrados en nuestro país entre 1963 y 2017
Corría marzo de 1995 cuando los forenses confirmaron a
ciencia cierta que los cadáveres encontrados en una fosa cubierta de cal viva
en Busot (Alicante) eran los de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, asesinados
a los 18 años por miembros de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) en
1983. Ese mismo día ETA y
su entorno llamaron a una jornada de ira en las calles del País Vasco.
A media tarde del 24 de marzo de ese año, Jon Ruiz Sagarna conducíaun
furgón de la Ertzaintza por
la localidad guipuzcoana de Rentería cuando un cóctel molotov atravesó la
ventana derecha del vehículo e incendió su interior al instante. El artefacto
explosivo tenía mala leche. Los cachorros de ETA lo habían llenado de gasolina,
ácido sulfúrico y clorato de potasio para incrementar la reacción química y,
por tanto, multiplicar el daño. Ruiz Sagarna llevaba su casco reglamentario,
pero apenas le protegió. Como consecuencia de la explosión, el furgón se
convirtió en un infierno en la tierra y toda su cabeza y gran parte de su
cuerpo sufrieron lesiones de extrema gravedad.
Hasta el 60% de su cuerpo fue quemado. Sobrevivió, pero desde entonces le han
intervenido en múltiples ocasiones. Su mujer y sus cuatro hijos han sido su
clave de bóveda para mirar hacia adelante.
"Es mejor no plantearse grandes batallas, sino
sobrevivir poco a poco", asegura Ana Arregui, su esposa. Este
testimonio se recoge en el libro recién publicado 'Heridos y olvidados: los
supervivientes del terrorismo en España' (Espasa) de María Jiménez y Javier
Marrodán, profesores de Comunicación en la Universidad de Navarra. Lo
orologa Florencio Domínguez, el mayor
experto sobre la vida y obra letal de ETA.
Los autores rinden cuentas a través de 310 páginas con los
lesionados en España entre 1963 y 2017
a causa de atentados terroristas,
una labor que estaba por hacer. La narración de las víctimas fallecidas ha sido
más generosa a través del libro 'Vidas rotas' para los 858 asesinados por ETA y
mediante la prensa y las organizaciones investigadoras para detallar las circunstancias de los 284
españoles fallecidos por la acción del yihadismo.
El rostro del ertzaintza quedó irreconocible. Su mujer
cuenta parte del drama vivido: "Recuerdo el momento en el que se enfrentó por primera vez a un espejo.
Se lo llevé yo porque nadie se lo había dado. Y… ¡uf! Reconozco que fui una
cobarde, traté de evitarlo y le daba largas. El me decía 'quiero verme'. 'Sí,
sí, no te preocupes, todo llegará', le respondía yo. Él no se podía levantar de
la cama. Llegó un momento en el que vi claramente que no había escapatoria y le
llevé el espejo. Para él fue terrible verse a sí mismo. Cómo lloraba.
Terrible".
A la coautora del libro, María Jiménez, el testimonio de
Ana Arregui le parece muy valioso para salvaguardar la memoria pública de los
heridos por organizaciones terroristas. "Es extraordinario cómo estas
víctimas han buscado un relato positivo y mesurado para perdonar y
no devolver el mismo mal que les han hecho", apunta Jiménez a El
Confidencial.
El libro se convierte así en una referencia estadística y
de testimonios de víctimas para académicos, periodistas, políticos, activistas
y público en general. Los autores exponen una cifra conservadora que causa
escalofríos: 4.943 lesionados por acciones terroristas en
España entre 1963 y 2017. Esa suma incluye los heridos en los atentados
de Cataluña del 17-A reconocidos hasta la fecha por la Generalitat,
aunque los expedientes de gente que se considera víctima de los ataques de
Barcelona y Cambrils aún no se han cerrado. Las reclamaciones siguen llegando
al Gobierno catalán.
¿Por qué María Jiménez y Javier Marrodán afrontaron el reto
de elaborar un recuento meticuloso de los heridos? La coautora esgrime dos
razones esenciales. Una primera está relacionada con la laguna de tratamiento
del asunto en los niveles institucional, público y mediático. Sus vidas han sido marcadas a fuego después de
los atentados. Asimismo, construir un relato para salvaguardar la memoria de los lesionados era
una reivindicación de las asociaciones de víctimas. En segundo lugar, "en
Europa existe una idea generalizada de mostrar las consecuencias del terror con
el fin de evitar la radicalización como labor de prevención y creo que hemos
cumplido con esa aspiración para el caso de España", explica Jiménez.
La elocuencia letal de los datos
Los etarras y las células yihadistas encabezan el listado
de los autores más mortíferos en la historia reciente de España. ETA mató entre
1963 y2017 a 858 personas (59
mujeres y 799 hombres) e infringió lesiones a 2.597 personas. El yihadismo ha
asesinado a 284 ciudadanos (118 mujeres y 166 hombres) y ha causado heridas a
1.968 hasta ahora. ETA ya no mata, pero el terrorismo yihadista no ha doblado la cerviz aún.
La década más
letal del terrorismo en nuestro país es la que transcurrió entre 2000 y 2009. En esos diez años, ETA acabó con la
vida de 63 personas y los atentados del 11-M de 2004 provocaron la muerte de
192. En cuanto a la suma total de víctimas heridas de esa década fue brutal:
2.741.
En cuanto a la ubicación geográfica donde los terroristas
han causado más daños humanos, la lista está encabezada por la provincia de
Madrid con 2.552 heridos. En los ochenta, la literatura de ETA
no dudaba en asegurar que "la violencia en Madrid producía un daño
increíble de considerable impacto psicológico y político". Las provincias
de Guipúzcoa (480), Vizcaya (411), Barcelona (305) y Navarra (214) siguen a
Madrid como los territorios donde las acciones terroristas han causado más
heridos, según evidencia el libro de Jiménez y Marrodán.
Como suele recordar el filósofo Fernando
Savater, "las víctimas del terrorismo son víctimas
políticas". El terrorismo es violencia política, si no
fuera así serían víctimas de simples criminales. El asesinato por motivos
ideológicos es lo que diferencia a los asesinados por el terror con respecto a
los muertos por la el crimen común. Ese factor político humilla aún más a los
lesionados y a los seres queridos de los asesinados porque han servido de diana
de un ideal político. El libro de Jiménez y Marrodán se convierte así en una
referencia obligada para contribuir a construir la memoria histórica más
reciente.
Opinión:
No entraré a valorar las cifras que se presentan en este trabajo porque según las fuentes pueden variar, y mucho.
Pero con lo que
no estoy en absoluto de acuerdo es en la frase "las
víctimas del terrorismo son víctimas políticas”. Me explico.
Primero (y me permito cierta
ironía) planteo que si durante años hemos oído que la banda terrorista ETA era
una banda mafiosa... ¿en qué quedamos? ¿Son banda terrorista o grupo mafioso?
Sus víctimas ¿somos víctimas del terrorismo o de la mafia?
Y ahora, pasando al tema con la
seriedad que merece me gustaría que el señor Savater, reconocido filósofo con
el que en algunas ocasiones he podido hablar, me conteste al siguiente
razonamiento: si para él “las víctimas del terrorismo son víctimas políticas”
¿significa entonces que los autores de los atentados que están en prisión
podrían ser considerados “presos políticos”?
Por mi parte no me considero
víctima “política”, sino víctima de una lacra social que bajo la argumentación
de una “ideología política” se dedicó durante cincuenta años a destrozar la
vida a miles de perdsona inocentes...
Y sino, sigamos con otro
razonamiento... al hablar de “las víctimas” supongo que el señor Savater
incluye también a víctimas de otras bandas terroristas como Grapo, Terra
Lliure. EGDPC, EPOCA, FRAP, GAL, GCR, ATE, BVE, Brigadas Rojas... y
evidentemente también a las víctimas del terrorismo de origen yihadista...
¿me está contando el señor
Savater que el 11M o los atentados de agosto de 2017 en Catalunya han sido de
origen político? ¿Por qué, pues, algunos atacan al Islam y sus seguidores?
Y hablando de Barcelona
¿constan como víctimas del terrorismo aquellas personas atacadas por grupos de
extrema derecha en la década de 1960? ¿Constan las 280 a las que el Ministerio de
Interior se niega a localizar tras mi solicitud de colaboración presentada en
marzo de 2014?
Y para terminar,
una de las mayores chorradas que he leído en mucho tiempo y que me demuestra
cómo se puede hablar y escribir sobre un tema sin tener la menor idea: dicen
que “esa suma incluye los heridos en los atentados
de Cataluña del 17-A reconocidos hasta la fecha por la Generalitat,
aunque los expedientes de gente que se considera víctima de los ataques de
Barcelona y Cambrils aún no se han cerrado. Las reclamaciones siguen llegando
al Gobierno catalán”.
ESO ES
ABSOLUTAMENTE FALSO... la Generalitat no reconoce a ninguna víctima porque
ese reconocimiento es competencia exclusiva del Gobierno Central y del
Ministerio de Interior en particular. Además, las reclamaciones no llegan no
llegan al Gobierno catalán sino al propio Ministerio de Interior y a su Oficina
de Apoyo a Víctimas del Terrorismo.
Otro tema es
cómo las tratan. Eso lo dejo para otro momento.
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