08 marzo 2019
Parte de los
explosivos del 11-M salió de “depósitos de la Guardia Civil ”,
denuncia Villarejo al juez
La dinamita se
entregó “con el fin de colocar un dispositivo de seguimiento” y luego se alteró
el libro de registro.
Las revelaciones del excomisario José
Manuel Villarejo sobre el 11-M no terminan en la
presunta implicación de espías marroquíes y franceses en el atentado, según ha
sostenido en un escrito remitido a la Audiencia Nacional.
Además, el exmando policial investigado en el caso Tándem y en prisión desde noviembre de 2017
asegura en el documento remitido al juez Manuel García-Castellón que parte del explosivo utilizado en
los trenes salió en realidad de "los depósitos de armas de la Guardia Civil". Eso explica, según el exagente, la
existencia de distintos tipos de explosivo (Titadine o Goma 2 ECO) en los
atentados.
Según la versión aportada por Villarejo, que ha pedido que
el Gobierno desclasifique los documentos oficiales que le vinculen con el 11-M
para poder "defenderse", la operación de compra de 200 kilos de
explosivos por parte de Jamal Ahmidan,
alias El Chino, el 29 de febrero de 2004, era en realidad
una "entrega controlada" por la Guardia Civil , que
"con el fin de colocar un dispositivo de seguimiento" integró entre
la dinamita "algún material explosivo existente en los depósitos de
armas" del instituto armado, según la versión del excomisario.
El objetivo que había detrás, según Villarejo, era crear un
intento de atentado ficticio, una compra controlada de dinamita que serviría
para detener a los presuntos terroristas en posesión de la munición y acreditar
así su intención de atentar en suelo español de forma inminente. Pero, según
él, algo salió mal.
El comisario jubilado sostiene que los yihadistas contaron
con "ayuda externa" para burlar la vigilancia y terminar perpetrando
el atentado y apunta directamente a encubiertos de la inteligencia francesa.
"De no haber contado con ayuda muy profesional, esos delincuentes comunes
de tan escasa preparación jamás habrían burlado a un experimentado y muy
fogueado equipo de seguimiento de la Guardia Civil ", sostiene en el escrito
remitido al Juzgado Central de Instrucción número 6.
"Inexplicablemente la vigilancia y el dispositivo
fallaron y El Chino se perdió al entrar
en Madrid, a pesar de que el control fue tan riguroso que se le
llevó a parar en varias ocasiones para verificar que por el peso detectado en
la amortiguación no había transferido su letal carga a ningún otro
vehículo", sostiene el exagente encubierto.
Mentiras en el juicio
El uso de distintos explosivos en los diez artefactos que
estallaron en los trenes de Madrid dejando 191 muertos es uno de los
principales puntos de discordia en la investigación judicial del 11-M. Sobre el
papel, los terroristas tuvieron acceso únicamente a la Goma 2 ECO que el minero y
confidente de la Guardia
Civil , José Emilio Suárez Trashorras, obtuvo de forma ilegal de la
explotación minera donde trabajó, Mina Conchita.
Sin embargo, tanto los análisis oficiales como los
realizados por los distintos peritos de las acusaciones determinaron que en al
menos en una de las explosiones el reactivo tenía componentes que no se
encontraban en la Goma 2 ECO utilizada
para uso minero. Por los componentes, allí se utilizó un tipo distinto de
dinamita, llamada Titadine.
Ahora, el excomisario Villarejo mantiene ante la Audiencia Nacional
que ese explosivo dispar salió de un polvorín de la Guardia Civil y que
se camufló entre los 200 kilos de dinamita adquiridos por El
Chino, propiciando así "la confusión de Titadine o Goma 2 ECO con cordón
detonante".
El excomisario, acusado de encabezar una presunta
organización criminal para enriquecerse por medio de investigaciones ilegales,
señala además a dos mandos de la Guardia Civil , a los que acusa de mentir en el
juicio para ocultar que la compra de los explosivos fue una operación
concertada por la Guardia
Civil con Trashorras, que era su confidente.
"Cuando se produjo el atentado, el coronel jefe que
era el responsable de la operación [Félix Hernando, entonces responsable de la Unidad Central
Operativa] negó la existencia de la misma durante el juicio y después, antes de
su pase a la reserva, fue ascendido a general ante su amenaza de hablar",
explica el policía en el documento remitido la pasada semana al juez que le
investiga.
"Respecto al cabo responsable del control de armas y
explosivos de la Guardia
Civil , de nombre L.A [Villarejo revela al juez el nombre
completo], pasó de inmediato al CNI y
el libro de registro se perdió y fue sustituido por uno nuevo, adecuadamente
maquillado", concluye el excomisario en su alegato.
Opinión:
Pues parece que todavía habrá que preguntarle a algunos
sobre la presunta responsabilidad de altos cargos en lo ocurrido el maldito
jueves 11 de marzo de 2004. Me gustaría ver ahora a aquellos que seguían
exigiendo “su” verdad (la autoria de la banda terrorista ETA”) manifestarse cada
miércoles por la tarde para exigir que declaren algunos altos representantes políticos
de la época…
Venga, nunca es tarde…
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