viernes, 12 de julio de 2024

11 julio 2024 (6) Heraldo de Aragón (opinión)

   11 julio 2024 


 

45 años del incendio del Hotel Corona de Aragón de Zaragoza: "Reabrir el caso no solo honraría la memoria de los que murieron"

El Ayuntamiento de la capital aragonesa homenajea este viernes a las víctimas y se celebrará una misa en la basílica del Pilar.

Hoy se cumplen 45 años del incendio del hotel Corona de Zaragoza. Aquel 12 de julio de 1979 el fuego se desató sobre las 8.15, provocando una tragedia en la que fallecieron 78 personas y 110 quedaron heridas. Familiares de las víctimas como María Teresa Berdor Labe (hermana de la camarera Marta Berdor Labe), María Gracia Roca (mujer del director de empresa Fernando Sidera), Mario Comes (hijo del comercial Francisco Comes Quer) y algunos de los afectados en el suceso, como Aurora Merinero, de 86 años, viuda del delegado de empresa José Luis Serrano, siguen reclamando al Estado que aclare ese suceso que dio la vuelta al mundo. De hecho, coinciden en defender que es “una asignatura con la verdad que queda por resolver desde la Transición”.

Heraldo de Aragón ha recogido las historias que vivieron estas personas para conocer lo que ocurrió en aquel día. En el 2000, el Gobierno del PP concedió a las familias de los fallecidos la indemnización como víctimas del terrorismo, pero el Estado no ha probado qué banda terrorista lo cometió. En la vía judicial, han vivido un proceso abierto en un juzgado de Zaragoza que se archivó y no pudo resolver la autoría; dos sentencias del Tribunal Supremo en la vía civil y otra del contencioso administrativo que reconocieron un atentado; y la última investigación abierta por la Fiscalía de la Audiencia Nacional fue archivada en junio de 2022.

El director Germán Roda, autor de ‘Los años del humo’, recalca que el suceso del Corona “fuera un incendio provocado o no, marcó la vida de muchísimas personas para siempre y esa es la clave para llevarlo a la pantalla”. “Creo que una de las labores que tenemos los documentalistas es contar sucesos vitales para entender nuestra historia reciente, y que las nuevas generaciones puedan ser conocedoras de estas historias y así poder formarse una opinión”, recalca. “Como nos relataron los protagonistas: ‘Había personas que no les interesaba que la Transición avanzara’ y que, a veces, la verdad es tan dura que no se puede vivir con ella”.

Marta Berdor Labe tiene 74 años y perdió en el incendio a su hermana María Teresa (Maite), que tenía 22 años y trabajaba como camarera en la novena planta. Fue una de las tres empleadas fallecidas, junto a Rosa Ezquerro y Carmen Pallaruelo. Sus restos fueron encontrados al día siguiente del suceso, el 13 de julio de 1979, sobre la una del mediodía, dentro el 'office' de ese piso junto a un padre argentino que había llevado a su familia a Teruel para conocer el pueblo de donde había emigrado.

“No sabemos si lo que tenemos es mi hermana. Estudiaba enfermería con el profesor y doctor (Fernando) Solsona, que le dio clases todos los cursos, y ella hacía prácticas en la Cruz Roja, de donde vino un autobús al entierro que hicimos en Biota. El profesor nos dijo que por los huesos y otros detalles, como un reloj que apareció a su lado, pensaba que era Maite”, relata Marta Berdor. “Nos dieron sus huesos rodeados en una manta del hotel para enterrarla enseguida esa tarde. Discutimos hasta con la hora del entierro porque había que llevarla rápidamente a Biota (fue el mismo 13 de julio de 1979 cuando se localizó esa misma tarde)”, evoca.

Tenían otro hermano que trabajaba en el hotel, Jesús, pero ese día le tocaba entrar por la tarde y se libró. Les llamó su madre desde Biota que se enteró del suceso y Marta Berdor acudió al hotel desde su domicilio en el barrio de Delicias. “Mi madre pensaba que Maite había cambiado el turno de camarera por el examen de enfermera, pero al decirle que no, ella nos avisó que se estaba quemando el Corona”, señala. “Fui con un taxi y nos tuvimos que quedar a la altura del Hospital Provincial”.

Marta Berdor optó por acercarse a la puerta del hotel Corona, donde estaba el entonces gobernador civil de Zaragoza, Francisco Laína (dos años después, en el golpe de Estado del 23-F de 1981 fue presidente del Gobierno provisional), con varias personas. “Sobre las doce de la mañana, Laína dijo que acababa de hablar con el presidente (Adolfo Suárez) y le había dicho que esto tenían que taparlo. Le escuché que la versión que debían dar en ese momento era un incendio y luego ya lo solucionaban”, rememora la conversación de Laína con varias autoridades frente a la entrada principal. “Eso se me quedó grabado parta siempre”.

Años después, Marta Berdor Labe le comentó al hijo de Adolfo Suárez en una asamblea de la Asociación de Víctimas de Terrorismo (AVT) en Madrid si el presidente del Gobierno había dejado unas memorias que podrían haber aclarado lo que pasó en el incendio del hotel Corona. “Siempre tuve la esperanza de que su padre dijera algo, pero me contestó que no”, agrega.

En esa línea, se pronunció el exministro del Gobierno de la UCD José Manuel Otero (de Presidencia y Educación entre 1977-1980) en las Cortes de Aragón en 2021, tras dar una charla en la jornada ‘Terrorismo 2001, 20 años después’, cuando reconoció a este periódico que el incendio del hotel Corona de Aragón “pudo ser un atentado” y ese suceso “no gustó” al Ejecutivo de la época porque “creaba unas complicaciones tremendas”.

“Los cadetes de la Academia General Militar quisieron salir a la calle para protestar porque donde más muertos hubo en el incendio fueron militares y pensaban que iban a por ellos. No los dejaron salir de allí. En la planta de mi hermana (la novena) había un montón de militares, mientras que la viuda de Franco (Carmen Polo) y Cristóbal Martínez-Bordiú, el marqués de Villaverde, (casado con la hija de Franco) estaban en la primera planta y salieron sin problema”, señala Marta Berdor Labe. Incluso explica que hubo un cadete de Barcelona que acabó quitándose la vida “al poco tiempo” después de haber perdido en el incendio a tres de los cuatro que fueron a verlo en la AGM: sus padres, su hermana y su novia.

En este 45 aniversario, Marta Berdor reconoce que el ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, les reconoció en el año 2000 como víctimas de terrorismo y el Gobierno del PP indemnizó a sus padres con 250.000 euros. Años después, dos sentencias del Tribunal Supremo (civil y contencioso administrativo) reconocieron que “fue un atentado” y que pudieron utilizar el “napalm o pirogel” para provocar de manera muy contundente el incendio provocado en el hotel Corona. “Hubo peritos que dijeron que había restos de napalm cerca del piano y en otro lugar”, señala. “Mi madre (María Labe) fue toda su vida de negro desde entonces y siempre dejaba la puerta abierta de su casa de Biota porque pensaba que ETA se había llevado a Maite y podía volver”, concluye.

María Gracia Roca va a pronunciar este viernes un discurso en el acto convocado por el Ayuntamiento de Zaragoza a las 9.30 en representación de las víctimas del incendio del Corona de Aragón, donde perdió a su marido, Francisco Sidera, de 33 años, director comercial de Areslux (una empresa de muebles de baño en Barcelona que patrocinaba ese año al equipo de baloncesto Granollers de Primera División). “Conmemoramos el 45 aniversario del terrible atentado del Hotel Corona de Aragón. Es lamentable que hemos venido una representación tan pequeña (tres víctimas) habiendo sido uno de los atentados más grandes que se ha producido en España antes del 11-M”, relata. “Somos mayores y tenemos problemas de movilidad”.

Acaba de llegar a Zaragoza procedente de Valencia, donde se homenajeó a Juan Domínguez, una víctima del incendio que va a cumplir 100 años el próximo 15 de agosto. “Me recordó que hay que agradecer a Aragón y en especial Zaragoza todo lo que hizo para ayudar y paliar en lo posible tanto dolor que se juntó en esos días del incendio”, agrega.

La viuda del directivo fallecido lamenta que este año no han podido lograr nuevos avances positivos en la investigación del incendio del Corona. “No será porque nos arrastramos como gusanos de acto en acto para que no se nos olviden. Hace unos días, en el Congreso de los Diputados me comentaron que se movía una ley para quienes esperamos todavía ser reconocidos (como víctimas de terrorismo) y esperamos que el Gobierno de Aragón pueda hacerlo para llevar a fin (para los que no son aragoneses)”, defiende María Gracia Roca, que reside en Gerona.

Parece que estoy fuerte, pero en realidad estoy decepcionada de tantos palos en la rueda”, reconoce la víctima defensora de los afectados del incendio. “A pesar de mi estado de ánimo, eso no me impedirá seguir luchando para quienes no tienen voz. Porque los mataron, los quemaron y también quisieron olvidarlos. Pero, no, mientras tres o cuatro seguimos vivas unos años, si Dios quiere”.

Señala María Gracia que en 2000 recibió una indemnización de 23 millones de pesetas, que se repartían la mitad para la viuda y el resto para los hijos. “El Gobierno nos reconoció ser víctimas de terrorismo, pero sin que haya una autoría. Esa investigación está pendiente. Logramos que la Fiscalía de la Audiencia Nacional abrieron el caso en 2022 y a los seis días se cerró el caso porque no había pruebas o no interesaba”, critica.

Pasado el tiempo asume que está “más segura” de que a los ciudadanos “se les ha escondido la autoría”. Cuando perdió a su marido en el Corona, María Gracia, entonces de 31 años (ahora 76), tenía dos hijos de dos y cuatro. “He sido madre y padre en todo este tiempo. Los lutos sin resolver son traumas eternos”, recalca la situación que les persigue. “Los políticos son cobardes y creo que lo saben (la autoría del incendio), pero nadie ha querido contarlo porque ha habido mucho miedo. ¿Qué les hemos hecho nosotros?”, se pregunta.

Aurora Merinero va a viajar desde Madrid hasta Zaragoza a sus 86 años para participar con sus compañeras María Gracia Roca y Marta Berdor en el 45 aniversario del incendio del Corona porque a ella le salvaron los bomberos en la terraza de la habitación 911, la misma en la que murió su marido José Luis Serrano, un delegado comercial de una empresa que tenía que ir a Pamplona al día siguiente, pero murió asfixiado.

“Como mi marido se tenía que ir a Pamplona y yo tengo familia en Zaragoza, acudí para quedarme con mis tíos. Llegamos muy tarde esa noche a las cuatro de la madrugada (a la capital aragonesa) porque el avión no salió de Madrid hasta tardísimo”, relata Aurora Merinero, y esa fue la excusa de que su marido le dijo al delegado de su empresa en Zaragoza que se retrasara para recogerlo porque el viaje en coche a Pamplona llegaban en poco tiempo. “Por eso le pilló el incendio porque sino hubiera salido a las ocho de la mañana”.

Cuando el incendio los despertó, los dos salieron al principio a la terraza porque su marido abrió la puerta de la habitación y “ya estaba todo en llamas”. “Cerró la puerta con ímpetu y me dijo: ‘Mamá, a la terraza’. Todo era negro fuera también y no veíamos nada. Intentó quitar el humo con la camisa, pero no pudo. Entonces, él entró en la habitación, creo que para recoger la documentación para su trabajo. Eso interpreto, pero nunca más lo supe. Yo me quedé fuera, en la terraza. Empecé a marearme y me caí al suelo”, rememora el suceso donde perdió a su marido y padre de sus dos hijos (de 11 y 14 años entonces, y ahora tiene cuatro nietos).

Todos sus familiares y compañeros de su marido de Zaragoza le contaron a ella que José Luis falleció asfixiado y no estaba quemado, como otras víctimas. “Como fumaba mucho y estaba operado tres veces de riñón, tuvo menos energía y le llegó la hora. Qué voy a hacer. Me quedé desmayada fuera y en la casa de enfrente me vieron en la terraza y se lo gritaron a los bomberos para que me salvaran. Creo que fue Fernando Esteso (el actor aragonés, que luego fue a visitarla muchas veces a su casa de Madrid de noche porque su pareja, María José, era prima segunda de Aurora), aunque al avisarlo él no sabía que era yo”, reconoce.

Los bomberos lograron salvarla en la cesta que subió hasta la habitación 911 una vez que las llamas y el fuego no la rodeaban. Fue trasladada a un hospital para recuperarse y estuvo entubada y oxigenada varios días.

“En estos 45 años que han trascurrido se ha tapado todo y no ha habida forma humana de descubrirlo. Es uno de los 300 casos (atentados terroristas) por resolver”, señala. “Soy una superviviente”.

“El 12 de julio de 1979 el Hotel Corona de Aragón de Zaragoza se convirtió en un infierno, llevándose la vida de 78 almas y dejando a más de 100 personas heridas. Entre los fallecidos estaba mi padre, Francisco Comes Quer, y la pérdida devastadora que sufrimos aquel día todavía está presente con la misma intensidad. No estamos solos en este dolor. Muchas otras familias que vivieron está pérdida la siguen viviendo con la misma angustia e incertidumbre que nosotros. Hoy, 45 años después, no solo luchamos por la memoria de nuestros seres queridos, sino también por exigir la verdad que se nos ha negado durante décadas”, proclama Mario Comes, hijo de una víctima y un investigador del suceso histórico del Corona desde Barcelona.

“Las teorías sobre el incendio del Corona de Aragón han variado entre un accidente y un posible atentado terrorista. Aunque oficialmente se declaró que el fuego fue un accidente, varias investigaciones posteriores sugirieron la posibilidad de un ataque deliberado. En 1989, el Tribunal Supremo concluyó que hubo intencionalidad en el incendio, y en el año 2000, las víctimas fueron reconocidas bajo la ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo”, apunta.

“Uno de los aspectos más perturbadores que investigué en primera persona es el caso del "muerto número 78". En el 2015 después de una investigación con pruebas documentales se demostró que una persona fue enterrada dos veces bajo el mismo nombre”, señala el investigador.

“En 1979, tras el incendio, las autoridades entregaron un cuerpo a la familia de José Domingo Pujadas, un empresario barcelonés, que fue enterrado en el cementerio de Montjuïc. Sin embargo, días después del entierro, se publicó una foto de una víctima desconocida con un reloj característico, que fue identificada posteriormente por su familia también como José Domingo Pujades, lo que llevó a la familia a enterrar un segundo cadáver”, agrega.

Nadie conoce al muerto 78 del atentado terrorista en el Corona de Aragón. Además, en la ficha del cementerio indicaba que este segundo individuo provenía del hospital Vall d’Hebron y había fallecido de enfermedad, no en el incendio, además no pagaba tasas del cementerio por motivos especiales, lo cual añade otra capa de misterio. Este hecho demuestra la falta de rigor en la investigación inicial. ¿Quien es el “muerto numero 78? ¿Porqué nadie lo ha reclamado?”, se pregunta.

En esta coyuntura sobre la víctima que nadie ha reclamado, Mario Comes defiende que “es hora de que las autoridades tomen acción y reabran la investigación del incendio del Hotel Corona de Aragón”. “La Transición española fue un período convulso, marcado por la actividad de grupos terroristas y un malestar militar palpable. Sin embargo, eso no justifica la negligencia y la falta de transparencia en la investigación de uno de los eventos con más victimas de nuestra historia reciente”, defiende.

Para pedir la solución definitiva al Estado, el hijo de la víctima proclama: “Reabrir el caso no solo honraría la memoria de los que perdieron la vida, sino que también proporcionaría un cierre necesario para nuestras familias que seguimos buscando respuestas. La Justicia y la verdad son pilares fundamentales de cualquier sociedad democrática, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que se mantengan firmes”.

Opinión:

El tema del Hotel Corona de Aragón merece un estudio exhaustivo y a fondo. Ocurrió en 1979 y no fue hasta el año 2000 cuando un grupo de miembros de la ANTIGUA AVT conseguimos que muchas de las víctimas ya localizadas fueran indemnizadas como víctimas del terrorismo de pleno derecho, por lo cual se les reconocía como tales.

Más de 20 años para que les fueran reconocidos unos derechos que, de haberse hecho una investigación decente en un país con una memoria democrática suficientemente fuerte no habría tenido que traer tantos y tantos problemas como los que se enfrentaros, especialmente, las familias afectadas.

Fue un honor colaborar con ellas en aquellos años tan oscuros y, obviamente, sigue siendo un honor continuar con el contacto y con la colaboración que se les pueda mostrar en cualquier momento que lo necesiten.

Como ejemplo de esa colaboración y de la integración absoluta en el colectivo de víctimas del terrorismo, la fotografía que acompaño en la que aparecen Maria Gracia Roca y Gisela Sidera leyendo el comunicado del año pasado (2023) en el acto “en recuerdo y homenaje a LAS víctimas del terrorismo” que se lleva a cabo cada 19 de junio en Barcelona coincidiendo con la fecha del atentado en Hipercor.

Un abrazo enorme para todas las víctimas del atentado en el Hotel Corona de Aragón. Mal que les pese a algunos, incluso algunas “víctimas del terrorismo”.

Sí, las comillas no son ningún error.

 

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