26 julio 2024
Tengo
el placer y el honor de REpublicar la información que me ha enviado Eulogio
Paz, expresidente de la Asociación 11-M Afectados por Terrorismo y que él mismo
ha publicado en su blog personal.
Para
quien lo quiera consultar, lectura obligada.
https://11mcartasaldirector.blogspot.com
La
Comunidad de Madrid vetó a Antonio M. Utrera en el acto del 20 aniversario del
11-M
El
15 de febrero de 2024 varias personas de la Asociación 11-M Afectados del
Terrorismo nos reunimos con la Comisionada de Víctimas del Terrorismo de la
Comunidad de Madrid, Rocío López, para intentar hacer la exposición “Trazos y
Puntadas para el Recuerdo” en la sede de la Comunidad de Madrid, en la Puerta
del Sol. Una exposición que finalmente no se hizo por motivos de los que daré
cuenta en otra entrada de mi Blog.
En
dicha reunión, Rocío López nos pide el número de teléfono del socio de la
Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, Antonio M. Utrera (uno de los heridos
de mayor consideración en los atentados y amigo de Angélica González, víctima
mortal de los mismos), porque quiere que en el acto de la Puerta del Sol
participe. Lógicamente, le dimos su número de teléfono.
Según
cuenta el propio Antonio: “el 19 de febrero, a menos de un mes del vigésimo
aniversario de los atentados del 11 de marzo de 2004, recibo una llamada de
Rocío López, comisionada de víctimas de la Comunidad de Madrid, con la que
mantengo una buena comunicación desde hace años. En su llamada me ofrece
participar en el acto institucional que como cada año se celebra la mañana del
11 de marzo en la Puerta del Sol mediante la declamación de uno de los poemas
publicados en mi poemario Los días jueves. Su idea es hacer un acto más cálido
y centrado en las víctimas en contraste con anteriores años, por lo que mi
participación está más que justificada. Al final de su llamada, me pide que
decida un par de poemas de los que ellos elegirían uno para su lectura, petición
a la que respondo inmediatamente.
Sin
embargo, 48 horas después, la propia Rocío me vuelve a llamar para retirarme la
invitación al acto aludiendo a la duración del mismo, que debía verse reducida
porque “la AVT quiere llegar a misa”. En
esta conversación, a Rocío la noto en todo momento abochornada y se disculpa
conmigo varias veces”.
Y mientras esto ocurría, la Comunidad de Madrid contacta con otra persona también socia de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, Vera de Benito, hija de Esteban (asesinado en los atentados), para sustituir a Antonio M. Utrera, con el propósito de que participe en el acto citado de la Puerta del Sol. La intervención de Vera de Benito, que accedió a participar en dicho acto, duró bastante más que lo que hubiese durado la lectura del poema de Antonio M. Utrera, por lo que quitar a Antonio M. Utrera y poner a Vera de Benito no fue por un “asunto de prisas, porque la AVT quisiese llegar a tiempo a la misa que había organizado”. Eso fue una justificación falaz. Lo que pasó, a nuestro entender, es que algún aspecto de Antonio M. Utrera que no conseguimos dilucidar tuvo que incomodar a alguien dentro de la Comunidad de Madrid. Fue, claramente, un veto político a Antonio M. Utrera.
A continuación, reproducimos los dos poemas propuestos por Antonio M. Utrera para su lectura:
La
catástrofe
De
nada sirvieron
los
protocolos de evacuación
las
recomendaciones en caso de emergencia
los
martillos con punta de diamante las salidas de socorro.
De
nada
los
extintores los rómpase en caso necesario
los
planos los usted está aquí la salida más cercana.
No
hubo tiempo para las instrucciones del personal autorizado
(la
urgencia de la catástrofe no da opción a tal disparate).
Contra
la catástrofe, contra el desorden
no
pudieron los gritos de auxilio, lo aprendido en los simulacros.
No,
no hubo ocasión para los mantengan la calma
ni
los guarden el orden.
La
catástrofe, el ruido del caos... el desorden, en fin,
por
sí mismos se bastan.
El
polen de la primavera no conocía su lenguaje.
Los últimos días de Luz Acaso
Fuimos
tan distintos y tan iguales,
pobres
y ricos a nuestra manera.
Llegamos
de una patria sin bandera
a
festejar los días iniciales.
¡Eran
tan raras las cosas normales!,
tan
amplia esta vida perecedera...
La
muerte nos robó la primavera
tan
niños y, sin embargo, mortales.
Nadie
advirtió que ser joven sería
perder
la paz, perder también la euforia,
ver
llegar, de pronto, cien mil inviernos.
La
muerte suspendió nuestra alegría,
pero
yo velaré por la memoria
del
día que creímos ser eternos.
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