jueves, 13 de enero de 2022

13 enero 2022 (5) El Periódico (opinión)

13 enero 2021 

 


La credibilidad de Villarejo

Han quedado preguntas sin resolver incluso tras la sentencia de los atentados del 17-A.

Pero eso no significa considerar pruebas las palabras del excomisario

Fiel a la habitual estrategia de la confusión en la que basa su defensa, en los múltiples frentes que tiene abiertos con la justicia, el excomisario José Manuel Villarejo aprovechó su comparecencia ante la Audiencia Nacional que le juzga por tres de sus contratos para espiar a rivales y la competencia de sus clientes para responsabilizar de los atentados de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017 alexdirector del CNI Félix Sanz Roldán, la persona a la que Villarejo señala por sus problemas con la justicia. «A pesar de estar jubilado yo he seguido trabajando con el CNI hasta el día que me detuvieron. Estuve grabando con ellos para intentar arreglar el entuerto del atentado del imán de Ripoll que al final fue un error de Sanz Roldán por calcular mal las cosas para darle un pequeño susto a Catalunya», afirmó Villarejo, huelga decir que sin aportar prueba alguna. Al cabo de 24 horas, Villarejo ha añadido aún más confusión difuminando su confesión añadiendo alusiones al 11-M, Venezuela y el 23-F.

Las palabras del excomisario han generado un enorme revuelo. El ‘president’ de la Generalitat, Pere Aragonès, y la presidenta del Parlament, Laura Borràs, han encargado a sus respectivos servicios jurídicos si cabe actuar legalmente tras la declaración de Villarejo. ERC y Junts pidieron de nuevo una comisión de investigación sobre los atentados. En redes sociales y otras esferas, el independentismo tomaba las palabras de Villarejo como la prueba de que las teorías conspirativas sobre los atentados del 17-A son ciertas.  

Conviene recordar algunos hechos. Abdelbaki Es Satty, el imán de Ripoll instigador de la célula yihadista, tuvo contactos con el CNI el año 2014, cuando cumplía condena en Castellón. Tras salir de la cárcel, no fue repatriado, sino que se instaló en Ripoll, donde difundió su discurso de odio y reclutó a los jóvenes que a la postre se convirtieron en los terroristas del 17-A. La sentencia del juicio de los atentados no menciona en ningún momento al CNI ni alude a las posibles vinculaciones de los servicios secretos españoles con el imán de Ripoll, a pesar de que durante el proceso algunas acusaciones intentaron hacerlo. No se respondieron, por tanto, algunas preguntas que no solo se planteaban desde la esfera independentista, sino por parte de familiares de víctimas, sobre cuál era la relación de Es Satty con los servicios de espionaje y antiterroristas españoles. Que en la investigación de los atentados abundaran los recelos y la descoordinación entre las fuerzas policiales no ayuda a generar confianza en la investigación. El clima político en la Catalunya del ‘procés’ hizo (hace aún hoy) el resto para abonar la desconfianza de una parte importante de la ciudadanía catalana. 

Villarejo no responde a estas preguntas. Sus palabras solo cabe entenderlas en su estrategia de defensa y en su enfrentamiento con Sanz Roldán y, como en otros casos en los que está implicado, su credibilidad debe sustentarse con pruebas para ser tomadas en consideración. Ahora bien, ante un personaje de las características de Villarejo no cabe la ambigüedad ni el oportunismo. Sus palabras deberían valer lo mismo (mucho o nada) independientemente de si apoyan o debilitan una determinada posición política. Lo que no es de recibo es romperse las vestiduras con según qué acusaciones de Villarejo y mirar hacia otro lado o directamente descartar como mentiras de las cloacas del Estado según qué otras. La credibilidad del excomisario no puede depender de según qué sentido sopla el viento político. 

Eso sería darle un poder que no merece en una sociedad democrática al que, al parecer, fue durante años el gran fontanero de las cloacas del Estado.

Opinión:

Sinceramente, creo que muy poca gente está considerando las palabras del excomisario como “pruebas”. Pero otra cosa es considerarlas como “indicios” de que algo pudo ocurrir.

Pero hay momentos que pueden pasar inadvertidos a no ser que, por cuestiones de respeto al colectivo de víctimas afectadas, se tenga el mínimo interés en escuchar en lugar de oír.

Y en uno de los audios del tal Villarejo se pueden escuchar algunas frases que parecen no importar a nadie. Pero a mí, como víctima de la banda terrorista ETA, me gustaría saber qué hay de cierto en la frase cuando dice que “yo lo que he dicho, en relación con lo del susto, muchas veces se han provocado comandos ficticios para tranquilizar ETA”… si eso ha sido así ¿cómo se abonaba los gastos? ¿Se destinaban parte de los impuestos de los españoles para ello? ¿Quizás de los fondos reservados? ¿Cuánto se habrían gastado en esas actividades?

En cuanto a lo sucedido en los atentados de agosto de 2017 en Catalunya, hay un corte de voz que me parece muy clarificador. Dice el Comisario policial que “si algún día puedo declarar sobre lo que se llama operación Catalunya le explicaré como se modificaron y se alteraron correos,… clonación de voz y tal, hay veinte mil programas que alteran…”  

No dice “le explicaré si se modificaron y se alteraron”… por lo tanto, ¿está aceptando y reconociendo que se cometió un delito de modificación y alteración de pruebas o de datos? ¿Lo hizo él mismo o conoce a quien lo hizo?

Y para terminar ¿alguien me puede decir a qué premio, recompensa o  condecoración corresponde la insignia (el pin) que lleva en la solapa?

 

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