lunes, 28 de noviembre de 2011

25 octubre 2011 Diario de Noticias


25 octubre 2011
Entre les nombroses entrevistes que en Robert ha fet aquests dies em escollit la publicada per un diari basc, el Diario de Noticias, del dimarts 25 d’octubre. a signa el company Alvaro Gonzalez.

“No alimentemos el rencor. A mí me hizo llorar saber que ya nadie pasará por lo que tuvimos que pasar nosotros”

Manrique huye de la visceralidad y se aferra a la ley para construir el futuro. Voz incómoda para los discursos oficiales, empezando por la AVT, reniega de quienes se arrogan el derecho de hablar por todas las víctimas. “Que dejen la política a los políticos”, pide, y mira al futuro con esperanza.

VITORIA. La noticia del cese definitivo de la actividad armada de ETA abrió en la vida de Roberto Manrique una agenda frenética en la que apenas ha dormido 20 horas.“Estoy feliz”, confiesa mientras devuelve parte de los 500 mensajes que aún tiene pendientes, la mayoría de otras víctimas como él. La barbarie terrorista estuvo a punto de arrancarle la vida en Hipercor en 1987, pero no dañó su afán de trabajar por los derechos de las víctimas durante 24 años. Primero desde la AVT, luego desde la asociación catalana de víctimas y por último desde la oficina de la Generalitat. De todas salió blindando la independencia de su criterio, forjando un recorrido vital que le da la perspectiva desde la que ahora observa esperanzado el futuro que abre el adiós de ETA.

¿Cuál fue su primera reacción al conocer el comunicado?
Fue una mezcla de sentimientos. Por un lado, la certeza de que hay que seguir luchando para que se cumpla sin beneficios lo que diga la ley. Pero, por otro, claro: el inmenso alivio de que esto se acabó.

¿Lloró?
No el jueves a las siete, pero sí a las tres de la madrugada, cuando llegué a casa y al abrazarme con mis hijos me dijeron que por fin ninguna otra criatura iba a tener que pasar lo que pasaron ellos. Te lo digo de corazón: aquí, ahora, lo más importante es que ya nadie va a tener que pasar por lo que desgraciadamente hemos tenido que pasar las víctimas.

¿Qué es para usted lo más importante de este anuncio?
Que usen la palabra definitivo. ETA ya no juega con el lenguaje y reconoce que ha perdido la mayor parte del apoyo social que pudo tener. Por fin se ha dado cuenta de que no se consigue nada a punta de pistola, y por fin la ETA política se ha impuesto a la ETA pistolera. Vamos poco a poco. ¿El tema de la disolución? ¿La entrega de armas? Ya llegarán. Y lo que tenga que venir del Estado también, pero siempre cumpliendo escrupulosamente con lo que marca la ley.

Como víctima, ¿cómo ve las reacciones de las principales asociaciones?
Yo veo el tema de las asociaciones muy crispado. Muchas víctimas no están de acuerdo con lo que se está diciendo públicamente. ¿Por qué? Porque nadie les ha preguntado realmente su opinión. Hablar de temas tan importantes sin antes haber consultado a los miembros de cada asociación me parece fuera de lugar. Yo te puedo decir que he hablado estos días con unas 150 víctimas y sólo tres me han dicho que no lo tienen claro, que esto es una trampa. Tres. Pues a lo mejor es que somos muchas más las que no estamos de acuerdo con lo que se nos vende desde las principales asociaciones. ¿Qué hay que controlar que las cosas se hagan bien? Perfecto, pero que el miedo a lo que pueda pasar no nos robe la alegría de lo que ya ha pasado. Arrogarse la voz política de las víctimas es evidentemente injusto. A ver, yo llevo en esto 24 años, he hablado con cientos y cientos de víctimas y habré estado en las casas demás de 300, y en unas estaba la bandera con el águila y en otras la estelada independentista. ¿Por qué nos tienen que meter a todas en el mismo saco? Es algo imposible.

¿Cómo se soluciona esa situación?
O yendo por libre, o tratando de que las asociaciones se den por fin cuenta de que tienen que centrar su trabajo en el tema social y no en el político. Preocuparse de proteger sus derechos, de que se realicen mejoras legislativas o asistenciales y dejar la política para los políticos, porque es impensable que en política todas pensemos lo mismo. ¿Me representan quienes ponen el grito en el cielo porque en Aiete se hablara de paz cuando callaron ante el uso que hizo Aznar de esta palabra en la tregua de 1998, cuando prometía ser “generoso” con quienes dejaran la violencia? A mí no, gracias.

¿Cuál es el papel que a su juicio debe jugar este colectivo en el futuro inmediato de la paz en Euskadi?
Exigir el escrupuloso cumplimiento de la ley. Entiendo que muchas hablan desde el corazón cuando proponen otras cosas, pero lamento que lo hagan sin saber. Hay que poner la ley y el beneficio de la sociedad por delante de las propias ideas o conclusiones de cada uno.

¿Y en la construcción de una nueva convivencia?
Decidir si uno se reconcilia, perdona o no, es absolutamente personal. Lo que no puede ser es que se diga que si no hay justicia habrá venganza como hizo una víctima hablando por todas. Por ahí yo no paso. No hay que alimentar el odio, y me consta que así lo hace la mayoría.

¿Sabe que hay víctimas y presos que ya se están reuniendo con discreción en Euskadi para iniciar ese camino de reconciliación?
Sí. De primera mano. Y en Cataluña también. Me consta que hay miembros de ETA que están intentando contactar con las víctimas. Yo sólo espero la llamada de los que están condenados por mi atentado. Cuando me llamen, y uno de ellos ya lo ha hecho, veremos de qué hablamos. La pelota está en su tejado.

¿Entendería que se flexibilizara la política penitenciaria, como incluso planteó el lehendakari López?
¿Por qué no se va a acercar a los presos si está en la ley? Eso corresponde a los políticos.

Pero la ley es muy interpretable. ¿Dónde cree que debería estar el límite de la generosidad?
Si la ley cambia, perfecto, habrá que acatarlo. Es otro mundo el que se abre ahora. A lo mejor hay que hacer cambios, porque esto hay que solucionarlo como sea. Pero insisto: que todo sea conforme a la ley; la actual o la que decida el Parlamento español. Y si los cambios los hace el PP, me gustará ver qué dicen quienes arremetieron contra Zapatero cuando el Congreso le autorizó a dialogar con ETA. Las reacciones no pueden depender del color de quien dé los pasos. Entonces, ¿dónde acaba la generosidad de las víctimas? Donde empieza la ley. Cada vez somos más, o más visibles, las víctimas que creemos que no por serlo debemos tener un plus de infalibilidad como se dice que tiene el Papa. El hecho de que yo sea una víctima no significa que yo pueda o deba marcar la ley o la política de nadie, aunque parece que otros lo intentan.

¿Es optimista con el horizonte que se abre a partir de ahora?
Hasta el jueves, cuando hablábamos de treguas el corazón me decía que sí, pero la cabeza insistía en decirme ‘Roberto, no te fíes’. Ahora sin embargo la cabeza y el corazón ya van por el mismo sitio, porque la palabra es ‘definitivo’ y eso no tiene vuelta atrás, lo que me hace muy, muy feliz.

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