En Robert ha fet moltes conferències en foros molt diferents. Com seria de esperar, les universitats han comptat amb els seus coneixements i per això alguns dels assistents han penjat a la xarxa les opinions que els mereix la informació oferta per en Robert.
Com a mostra de un dels nombrosos blogs que podem trobar, el seguent a data 27 d’abril de 2010.
Robert Manrique, portavoz de víctimas del terrorismo, bombardea con declaraciones a la prensa, a la política y a las organizaciones terroristas.
“Si poco antes del atentado de ETA, en el Hipercor de Barcelona en 1987, se hubiera torturado a los que ya eran sospechosos para que confesaran donde estallaría la bomba, a mí no me habrían arrancado en vivo las nueve uñas de nueve dedos, no habría sufrido 21 operaciones, ni tendría dos hepatitis, ni mi mujer estaría en tratamiento psiquiátrico desde hace 18 años. Pero la ley prohíbe las torturas y yo acato la ley”. Son las declaraciones de Robert Manrique, víctima de ese atentado y responsable de prensa y administración de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas.
Manrique lamentó la desatención que sufre gran parte de las víctimas del terrorismo en España, ya que “si nadie reivindica la autoría de un atentado, no se considera como tal, sino como un acto vandálico, así que las víctimas no reciben compensación alguna”.
Además, reivindicó que se reconociera también como víctimas de atentados terroristas a aquellos españoles que hayan sufrido atentados fuera de España y a los compañeros sentimentales de las víctimas.
Según la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas, sólo se entiende por víctima del terrorismo “la persona que aparece en la sentencia declarando y alegando”. Aún así y aunque las leyes que regulan la atención a estas víctimas en España son las mejores de toda Europa, sigue pidiendo a las autoridades que incluyan estos actos para la protección de las personas.
El sentimiento que desprendía el portavoz de las víctimas del terrorismo tampoco era favorable hacia los medios de comunicación, a los que acusó de manipular “asquerosamente” a las personas que han sufrido atentados porque, sostiene, “pretenden apoderarse de una ficticia representatividad del colectivo de víctimas”. También acusó a la prensa de generalizar los objetivos de estas personas, cuando “en realidad se trata de reivindicaciones concretas”.
La política tampoco quedó esta vez exenta de críticas por “utilizar a las víctimas a nivel partidista y con fines electoralistas”. El dardo cayó en picado sobre las formaciones políticas, a las que acusó de haber pasado en diez años de ignorar a los afectados a invitarlos a los mítines. No quedó títere con cabeza.
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