Opiniones sobre el trabajo realizado en el tema socio-asistencial, jurídico y psicológico de las víctimas del terrorismo. El tema político lo dejo para los políticos.... y alguna que otra víctima.
Ante las numerosas consultas recibidas a traves de redes sociales y para facilitar las mismas, pueden contactar en el e-mail eltrasteroazul@gmail.com
lunes, 27 de enero de 2014
27 enero 2014 (6) El Mundo del Siglo XXI (opinion)
27 enero 2014
Fernando Lázaro
Humillación de las víctimas en casa
Opinión:
¡Qué artículo mas novedoso! Parece que algunos empiezan a descubrir que el hecho de ser víctima del terrorismo no incluye la seguridad de tener la educación mínimamente requerida para relacionarse en sociedad. Fernando Lázaro comenta algunos de los asquerosos motes (o alias o como le queramos llamar) que algunas víctimas utilizan al referirse a otras. Seguro que eso también lo hacen otr@s que sin ser víctimas están siempre metidos entre nosotr@s como representantes o salvavidas de dios sabe qué o quién.
Pero me gustaría que este artículo lo hubiera leído tiempo atrás cierto impresentable que escribe también en El Mundo cuando se refería a un servidor como “el carnicerito de Hipercor” o a Pilar Manjón como “la plañidera mayor del reino”. Supongo que entonces fue mejor no decir nada...
En 26 años de trabajo integral dirigida a personas que, como yo, son víctimas del terrorismo he oído muchas gilipolleces semejantes.
Recuerdo cuando alguien, al enterarse de que otra persona había conseguido una pensión como víctima reaccionó diciendo “todas las putas tienen suerte”. Al día siguiente se encontraron en un acto y la saludó con un abrazo como si no hubiera dicho nada.
Me viene a la mente cuando otra víctima llamó “gordo de mierda” a cierto representante del Alto Comisionado de Apoyo a Víctimas.
O aquel que en un acto, creyéndose el rey del mambo y ante mucha gente llamó a un representante del Ministerio “maricon de mierda” prohibiéndole acudir a cualquier otro acto más.
Otro caso: la persona que durante años ha ido recopilando información de víctimas para luego aplicarse “a sí misma” los dolores y secuelas ajenos. A esta última ¿qué mote le podrían poner?
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