06 enero 2018
«He
escrito con miedo»
Raúl Guerra Garrido
Escritor
Cuarenta
años después de publicar ‘Lectura insólita de El Capital’, descarta novelar la Euskadi postETA. «Sería
como hacer toreo de salón»
Cuarenta años antes de que ‘Patria’ se
convirtiera en un fenómeno editorial y en seria aspirante al título de ‘La gran
novela vasca’, Raúl Guerra Garrido ganó el Premio Nadal con ‘Lectura insólita
de El Capital’, en la que relata el secuestro de un empresario a manos de una
organización armada abertzale y de izquierdas. Ya antes y después de esta obra,
el autor de ‘Cacereño’ o ‘La carta’ se ha acercado a través de su narrativa a
la violenta historia reciente del País Vasco, lo cual le ha acarreado no pocos
inconvenientes y también cierto reconocimiento. Ahora, descarta volver a
hacerlo con una novela sobre la
Euskadi post-ETA: «Me daría vergüenza, sería como hacer toreo
de salón».
¿‘Lectura
insólita de El Capital’ fue una obra adelantada a su tiempo?
– Sí que la es la primera novela que se edita
en la que se habla de ETA, aunque no se la cita, pongo otro grupo. Pocos años
antes, publico ‘Cacereño’, en la que una de las frases que no pasó la censura
es la pintada en la que ponía ‘Gora ETA’. En 1968, gané el Ciudad de San Sebastián
con el relato ‘Con tortura’, que me obligó a pasar por comisaría para explicar
que yo no era de ETA.
– Cuatro
décadas después de escrita, ¿qué le parece su novela?
Hombre, la novela me sigue gustando porque es
un análisis muy importante del proceso de industrialización del País Vasco. El
protagonista es ese Lizarraga capaz de montar un pequeño imperio a partir de
una empresa siderúrgica y que ya salía en ‘Cacereño’. El señor Lizarraga es
casi una constante en mi narrativa. A lo largo de mis novelas, pasa de ese
esplendor reflejado en ‘Cacereño’ a la última vez que se le menciona, en
‘Tantos inocentes’, cuando la empresa está prácticamente en liquidación, con la
gente en prejubilación, ese neologismo.
– ¿Qué
piensa cuando escucha que la narrativa vasca no se ha ocupado lo suficiente de
la violencia?
– Qué quiere que le diga... Es verdad que no se
ha ocupado mucho. Me he sentido a veces muy solo y casi con esa especie de
neurosis que te lleva a pensar que si vas tú solo en una dirección por la autopista
igual es porque tú vas mal. Recurriendo al símil taurino, yo creo que siempre
he estado en el tercio de varas, donde te juegas algo. En este momento, me
parece muy bien que la gente quiera hacer su relato. En mi caso, sigo opinando
lo mismo que escribí en esas cuatro o cinco novelas y ahora no voy a volver a
opinar porque me daría vergüenza. Me sentiría haciendo toreo de salón. Si has
estado en el tercio de varas y a la hora de matar...
¿Quiere
decir que no escribirá su novela post-ETA?
– Siempre había dicho que me gustaría escribir
la novela del posterrorismo, una historia de amor entre dos jovencitos en ese
País Vasco absolutamente feliz y aburrido. Y me gustaría no por novelar, sino
por decir que ha terminado, pero la verdad es que no es así. Está la maldición
esa de «ojalá vivas en un tiempo interesante». Pues bien, esto sigue
interesante.
– Pero ya
no hay violencia...
– Sí, efectivamente, la gente se pone menos de
luto.
– O sea
que no le tienta...
– No, los temas te tienen que coger a ti. Cuando
Vargas Llosa dice: «No sé cómo nadie había escrito cosas como esta...» (en
referencia a ‘Patria’). Hombre, Marito, hay que leer más... Pero en ‘Tantos
inocentes’ o en ‘La soledad del ángel de la guarda’ ya está ahí todo.
– Y en ‘La carta’. ¿Fue ésta una novela
maldita?
– En mi caso, bastante maldita, sí. Me trajo
bastantes problemas. La terminé en el curso 1989-90, cuando publicaba con
Mondadori. Y en plena Europa, en 1990, no se atrevieron a publicarla. Se dice
pronto.
– ¿Qué
excusa le dieron?
– Que no querían publicarla. La había negociado
Carmen Balcells y era el bestseller de Mondadori para ese año, pero cuando la
leyeron dijeron que no.
– Pero se publicó.
– Se publicó y se ha ido reeditando en sellos
en donde se la han ido quitando como una patata caliente, de una editorial a
otra. Cuando se leyó, fue citada porque la gente entendió un poco las cosas que
pasaban en el País Vasco, algo que ha sido siempre dificilísimo porque la
promoción de ETA como una especie de Robin Hood ha sido muy complicado de
quitarse de encima. Es tan significativo como que en Europa una editorial
internacional como Mondadori no se atrevió a publicar ‘La carta’. Para que
ahora Mario (Vargas Llosa), que estaba en la ‘cuadra’ de Balcells, diga:
«¡Hombre! ¿Cómo no se había escrito nunca nada de esto?». El cristal del miedo
– ¿Qué le
ha parecido ‘Patria’?
– Está estupenda y Fernando (Aramburu) es un
tipo que siempre me ha admirado, desde pequeñito, cuando apareció por Kurpil y
yo creía que nos había metido un plagio de alguna cosa porque un tío tan joven
no podía escribir tan bien. Está bien y saldrán más cosas, pero lo que no te
pueden decir es que esto no lo has escrito. Alguna vez me han interpelado:
«Oye, esto que me acabas de contar, ¿por qué no lo has escrito?» Pues vale.
Esto demuestra que quizás no se lee demasiado.
– En los
noventa, quizás antes también, ya hay otros escritores que abordan el tema. – Sí, sí... Tampoco
conozco tantas obras. Están las de Ángel García Ronda, que coinciden
cronológicamente con las mías, pero verdaderamente comprometidas son menos, no
hay tantas. Llamar ‘malos’ a los ‘malos’ no se ha hecho tanto o desde muy
lejos: «¡Malooooos!».
– Hay
nombres, como los de Jokin Muñoz, Ramon Saizarbitoria o Bernardo Atxaga, por
citar a tres .
Faltaría más, no vamos a tener la exclusiva del
tema. Creo que lo que generó más problemas fue ‘La carta’ porque está muy
explícito todo, se explican muchas cosas tan terribles que la gente no ha
podido negarlas.
– ¿Ha
leído a sus contemporáneos?
– La verdad es que sobre el tema vasco no he
leído mucho. Era un sufrimiento, me costaba mucho. He escrito con miedo. Cuando
escribí ‘La carta’ lo primero que hice fue dársela a mi familia para decirle
que si se atrevía la publicaba y si no, la quemaba ahí mismo. Sobre todo al
principio, fue una soledad muy fuerte.
– Dice
que ha escrito con miedo. Pero se sobrepuso.
- Sí. El miedo es el protagonista de mis
novelas del País Vasco y todo el que quiera hacer un estudio de lo que han sido
estos últimos cincuenta años aquí no entenderá nada si no lo mira a través del
cristal del miedo. El amedrentamiento de esta sociedad me ha impresionado mucho
y me sigue afectando cuando veo las noticias.
Opinión:
Pues nada… vayan pasando que ahora que la banda
terrorista ya no es una amenaza, hay que ir hablando del tema…
Cuando asesinaban eran muchos, muchísimos, los
que miraban para otro lado y ni tan siquiera escribían una línea sobre el
asunto…
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