17
agosto 2020
Un libro analiza las relaciones del imán de Ripoll
y los jóvenes terroristas
La periodista Anna Teixidor indaga en la personalidad de Es-Satty , un
“personaje oscuro y poliédrico”
El curso pasado, en el instituto Abat Oliba de Ripoll
coincidieron en la clase de 1º de ESO un niño que paseaba con sus padres por
las Ramblas de Barcelona el fatídico 17 de agosto de 2017 –y que todavía
continúa en tratamiento psicológico– y el hermano pequeño de Younes
Abouyaaqoub, el conductor de la furgoneta que atropelló mortalmente a 14
personas. Así empieza Los
silencios del 17-A (Ed.
Diéresis), de Anna Teixidor, el primer intento serio de explicar el porqué de
los atentados de Barcelona y Cambrils, la gestación de aquel grupo de jóvenes
terroristas de Ripoll y las complejas relaciones con la población autóctona.
La periodista Anna Teixidor (Figueres, 1978), que ya había
realizado varios reportajes para el 30
minuts de TV3 sobre los atentados
yihadistas, ha indagado en la personalidad del imán Abdelbaki es-Satty y de
unos jóvenes autodenominados “muyahidines de Ripoll”. Tras consultar las 30.000
páginas del sumario y entrevistar a un centenar de familiares y testigos,
concluye que los atentados “dejan al descubierto nuestras vulnerabilidades,
como también el desconocimiento y a veces la indiferencia que tenemos y
sentimos respecto de personas que viven y crecen con nosotros”.
Hoy, cuando se cumplen tres años de aquellos hechos, todavía
quedan muchas incógnitas sobre la radicalización de unos jóvenes que habían
nacido o crecido en Ripoll. Y una de las primeras constataciones del libro es
que a diferencia de otros casos se trata de jóvenes de un entorno más rural que
urbano, relativamente integrados, que no forman parte del mundo delincuencial
ni habían pasado por las prisiones, que no iban drogados y que tampoco habían
viajado a países en conflicto. Más enigmático todavía es el imán de Ripoll,
inductor y organizador de la célula, a quién Teixidor califica de impostor, de
“personaje oscuro y poliédrico”. Es-Satty pasaba en Ripoll por ser un hombre
educado, que vestía como un europeo, que hacía deporte e iba a tomar un cortado
al café Esperanza, delante de la estación de tren, en una cafetería regentada
por marroquíes y donde la presencia de las mujeres era nula. Noureddine, su
compañero de piso, solo fue capaz de explicar a la policía que era una persona
reservada, que dirigía las plegarias en el oratorio e impartía clases de árabe.
Pero tenía una doble vida.
Anna
Teixidor viajó hasta Tetuán para conocer a la familia del imán. Entrevistó a su
mujer y algunos de sus nueve hijos para reconstruir su biografía. Es-Satty
había nacido en 1973 en el norte del Marruecos, en la zona de Chauen, hijo de una
familia humilde de payeses que cultivaban marihuana. A los 18 años se casa y en
el 2000 llega en patera a España. Poco después era ya el imán de Vilanova i la Geltrú , donde conoció a
Belgacem Bellil que se suicidó tres años después al hacer estallar un camión
cisterna en una base italiana en Irak provocando la muerte de 28 personas. En
el 2010 es detenido en Ceuta por traficar con hachís y entra en la prisión de
Castellón. Se estará cuatro años y allí recibe las visitas de miembros del CNI
y se inicia una colaboración nunca aclarada. A principios del 2015 llega a
Ripoll y contacta con unos jóvenes que hasta entonces sabían muy poco del
Daesh. Sus viajes a Bélgica y París son otros puntos oscuros de una posible
conexión internacional.
La
mosso d'esquadra de Ripoll encargada de las relaciones con la comunidad tenía
dos hijos que habían sido compañeros de algunos de los participando en los
atentados. Cuando fue convocada por el mayor Trapero a una reunión, exclamó:
“¡Cuesta tanto llamar terroristas a unos jóvenes que han estado tan cerca de
tus hijos!”.
Opinión:
No me cansaré de decirlo… libro de lectura absolutamente
recomendable. Seguramente, si muchos leyeran el libro no soltarían las
animaladas y los tuits repugnantes que van publicando. Y hasta podrían meterse
las opiniones en…
Pero como me decía una víctima no hace ni diez minutos,
nada bueno se puede esperar de quien no
tiene la capacidad de abrir un libro.
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