02 octubre 2024
Un
colaborador de los terroristas del 17-A, expulsado a Marruecos
Interior
revocó el permiso de residencia a Saíd Ben Iazza, vinculado a la célula que
atacó en la Rambla de Barcelona y Cambrils
Tras
cumplir condena trató de quedarse en España, el país al que había emigrado
escondido en los bajos de un camión, pero el Estado ha negado la posibilidad de
seguir haciendo aquí su vida a Saíd Ben Iazza, colaborador de la célula
terrorista que atacó en la Rambla de Barcelona y Cambrils, dejando 16 muertos y
300 heridos.
Condenado
por su relación con los terroristas del 17-A, Ben Iazza fue expulsado el pasado
mes de abril a Marruecos por Interior, según ha adelantado El País y confirman
a El Periódico fuentes policiales.
La
expulsión se llevó a cabo una vez concluido del todo el trámite judicial sobre
su persona. Inicialmente, en 2020, la Audiencia Nacional le había condenado a
ocho años de prisión por su implicación como ayudante en los atentados de
agosto de 2017. La pena llevaba aparejada la decisión de Interior de revocarle
el permiso de residencia en España, que se activó con una primera salida de la
cárcel, pero que la Justicia dejó en suspenso hasta que se examinara su recurso
contra la condena.
La
abogada de Ben Iazza había apelado por supuestas vulneraciones del derecho de
defensa, tutela judicial efectiva y presunción de inocencia. En noviembre de
2023, en la revisión en el Tribunal Supremo de los recursos contra la sentencia
del 17-A, obtuvo una rebaja de su pena a 18 meses de prisión. Terminado todo el
proceso, Interior reactivó su procedimiento, expulsándolo finalmente en abril
de este año.
Colaborador
En
un informe elevado al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu durante la
instrucción del caso, la Guardia Civil consideró a Saíd Ben Iazza un
colaborador clave del grupo de terroristas de Ripoll, pues que “cediera su
documentación y su vehículo fue un hecho de vital importancia” para el “plan
inicial de la célula terrorista”.
Ben
Iazza era un joven de 23 años sobrino del carnicero marroquí de Vinarós
(Castellón) cuando cometíó el peor error de su vida. Había llegado en 2010, a
los 16 años, tras uno de esos dramáticos trayectos de la inmigracion irregular,
en este caso desde Tánger, manteniéndose en su escondite durante toda la
travesía en el ferry que arribó a Algeciras. Aquí fue un menor migrante no
acompañado. Estuvo dos años en tres centros de acogida de Barcelona. Cuando
alcanzó la mayoría de edad, con las manos vacías se presentó en la carnicería
Afoulki que regentaba un tío suyo.
El
sobrino del carnicero no tenía mucha vida social en Vinarós. A la Guardia Civil
le contó que trabajaba siete días a la semana de ocho de la mañana a diez de la
noche. Quizá su aislamiento facilitó la seducción que sobre él ejercieron
Younes Abouyaqoub, autor material de los atropellos de La Rambla, y Mohamed
Hichamy, que capitanéo el ataque en Cambrils. Por marzo de 2017, los dos
terroristas comenzaron a ir una vez cada 15 días a comprar carne halal al
comercio, y fueron haciendo amistad.
En
el verano le pidieron un favor: que les prestara la furgoneta del tío y su DNI.
Con eso iban a intentar comprar en la área de Reus y transportar bidones de
peróxido de hidrógeno- (agua oxigenada) y otros componentes para fabricar los
explosivos que terminaron estallando- en el chalet que ocupaba la célula en
Alcanar.
Dudas
razonables
A
Iazza lo condenó un tribunal presidido por el magistrado Alfonso Guevara. Lo
consideraron colaborador necesario en la matanza, asumiendo la visión de la
Fiscalía. Otras acusaciones, como la de la Generalitat, habían pedido para él
78 años de cárcel. Pero el Supremo apreció dudas sobre su intención. En la
cárcel y ante las Fuerzas de Seguridad, Iazza siempre sostuvo que él solo quiso
ayudar a unos amigos, que confiaba en ellos pero que no sabía que planearan
matar a nadie. La Guardia Civil nunca le creyó. El alto tribunal estimó
finalmente que Iazza cometió una imprudencia grave. "No consideramos
suficientemente acreditado que contara con una sospecha cualificada" sobre
las intenciones de sus amigos, sostuvo la sentencia final.
Iazza
cumplió parte de su condena en la prisión de Morón de la Frontera, Sevilla, y
posteriormente en Castellón. Estuvo en Sevilla en régimen de "aislamiento
controlado", según contaron en su día sus vigilantes a EL PERIÓDICO. No
protagonizó incidentes intramuros, ni tampoco participaba en actividades de
formación o reinserción, aunque sí pedía revistas para leer, lamentaba no poder
acceder a redes sociales y se pasaba las horas escuchando música. Por entonces,
su autor preferido era el cantante pol Chab Rachid.
Una
vez en libertad, con la pena de 18 meses ya cumplida cuando se emitió, volvió a
Castellón, pero sus intentos de trabajar y establecerse fueron en vano: duraba
en los empleos lo que tardaba el jefe en enterarse de por qué había estado en
la cárcel. La Audiencia Nacional, a instancias de Interior, acordó su
expulsión, que se llevó a cabo en abril en un vuelo con destino a Casablanca.
Opinión:
Para quien tenga un mínimo de conocimiento de lo ocurrido
en aquel maldito agosto de 2017 en Catalunya, la puesta en libertad de este condenado
por terrorismo llamado Said Ben Iazza es difícil de comprender.
16 asesinatos.
345 heridos en sentencia.
123 heridos en sumario que no aparecen en sentencia.
Además, las afectaciones psicológicas en muchos de los
familiares de los asesinados y de los heridos… ¿vamos sumando o no hace falta
hacerlo?
Con el recuerdo de tantas víctimas es complicado entender
que este, repito, condenado por terrorismo, pueda estar en la calle a los
siete años de lo ocurrido.
Pero todo tiene una explicación: este impresentable fue condenado,
en primera sentencia, a ocho años de prisión por prestar su documentación y una
furgoneta para transportar los explosivos, condena que el Tribunal Supremo
rebajó a solo 18 meses por considerar el delito como “imprudencia grave”.
Por eso puede estar ya en la calle desde 2021 y, como ha
ocurrido ahora, ser enviado a su país.
Hasta aquí el tema estrictamente jurídico penal.
Ahora solo dos preguntas.
¿Es casualidad que haya sido enviado a Marruecos de vuelta
justamente en el tiempo en que se ha acordado recuperar la Comisión de
Investigación en el Congreso de los Diputados de Madrid?
¿Podría ser llamado a declarar en la mencionada Comisión o
ya será imposible localizarle en Marruecos para citarlo?
Seguiremos informando.
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