20
octubre 2024
Burgos
y los infiltrados en ETA
En
un piso de la capital residió durante un año Mikel Lejarza, 'Lobo', mientras
que la decisión de desarticular el Comando Donosti gracias a la topo Aránzazu
Berradre, sobre la que se acaba de estrenar una película, se adoptó en una
reunión celebrada
A
la banda terrorista ETA se la intentó combatir de todas las maneras y desde
todos los frentes posibles. También desde dentro, desde el mismo nido de la
serpiente. Con personas que se jugaron literalmente el tipo y cuya vida
posiblemente aún tenga un precio. Se han llamado topos, o infiltrados. Tal es
el título (La infiltrada) de la película que acaba de estrenarse en los cines y
que promete ser un éxito de taquilla: cuenta la historia de Elena Tejada, una
joven policía que, con el alias de Aránzazu Berradre, se incrustó en la banda
terrorista desempeñando un papel esencial para desarticular el Comando Donosti,
uno de los más sanguinarios de la historia de ETA. Hubo otros antes que ella,
como Leandro Bárez, Joseph Anido o José Luis Arrondo, alias 'Cocoliso'; pero
ninguno tan trascendental como lo fue Mikel Lejarza, que tenía como sobrenombre
'Lobo' para los servicios secretos españoles y 'Gorka' para los etarras:
gracias a su impagable labor de años fueron detenidos en torno a 300 etarras;
además, a él se le atribuye el golpe que, en el año 1975, dejó a la banda casi
descabezada, herida de muerte.
Burgos,
sempiterna encrucijada, estuvo presente en la vida tanto de Berradre como de
Lejarza, especialmente de este último. No hace todavía dos años cuando este
periódico mantuvo una entrevista con 'Lobo', el hombre que tuvo que cambiar de
rostro y de vida porque ésta se hallaba amenazada desde que ETA descubriera su
verdadera identidad. «Burgos fue mi catapulta hacia el norte, a medio camino
entre el País Vasco y Madrid. Siempre fue un lugar estratégico», explicó
Lejarza, que residió durante un año en la capital castellana, en un piso de la
avenida Reyes Católicos. Vizcaíno de nacimiento, en 1972 tomó una decisión que
le marcaría de por vida.Decidió, con una determinación increíble, dejar cuanto
tenía -familia, amigos, vida- con un único objetivo: convertirse en el
instrumento que pusiera fin a aquel grupo de terroristas que había empezado a
sembrar de sangre y de muerte su país.Puso -él lo sabía- precio a su vida
renunciando exactamente a eso: a vivir, a existir dentro de una moderada
normalidad.Como cualquier otra persona.
Al
igual que la citada La infiltrada, existe un filme sobre Lejarza: Lobo (2004),
protagonizada por Eduardo Noriega. No es para menos: la historia de este topo
de ETA es de película. De principio a fin. Convertido en 'Gorka', Lejarza llegó
más lejos que nadie, hasta el punto de convertirse en un miembro clave de la
estructura organizativa de la sanguinaria banda.Por más que levantara algún
recelo, logró ganarse la confianza de la cúpula de ETA.
Hasta
que fue descubierto y se puso precio a su cabeza. Una oferta que, afirma él
mismo, no ha caducado ni lo hará nunca por más que la banda terrorista esté
desde hace años extinguida. ««Volvería a hacerlo. Seguro. Siendo como soy,
seguro. Si lo pienso ahora, con la edad que tengo, sí me digo: ¿de verdad
volvería yo a pasar por todo esto? Pero me conozco y me respondo: seguro que lo
haría. Hice lo que hice por un motivo: mi país. Se trataba de salvar vidas. Mi
fe me llevó a ello. ¿Cómo no volvería a hacerlo otra vez?». Claro que salvó
vidas: gracias a él la banda estuvo a punto de ser desarticulada. Sucedió que
la rama político militar de ETA siguió activa, aunque con una profunda crisis
interna, agravada por la desaparición de Eduardo Moreno Bergareche, alias
Pertur.
Opinión:
Una vez leída la presente información, me gustaría que el
propio medio burgalés informara el próximo mes de diciembre sobre la reunión
mantenida en Ibeas de Juarros en 1998 entre los representantes de ETA
(bueno, cuando decías que HB era igual a
ETA) Arnaldo Otegi, Iñigo Iruin y Rafa Díez Usabiaga y los enviados por el presidente
Aznar: el sociólogo Pedro Arriola, Ricardo Martí Fluxá, número dos del
Ministerio del Interior que dirigía Jaime Mayor Oreja y Javier Zarzalejos,
secretario general de la Presidencia del Gobierno.
Pero tranquilidad… seguro que se reunieron para comentar,
durante tres horas aproximadamente, sobre el tiempo o sobre la próxima carrera
ciclista… porque lo de la tregua presentada por la banda etarra dos meses antes
no debería ser un tema a tratar…
Por cierto, los que tanto protestan u opinan ahora, ¿dónde
estaban entonces?
Un detalle más: justo ese día, el 11 de diciembre, se
cumplían los aniversarios de dos salvajes atentados de la banda terrorista ETA.
Para los desmemoriados o los que todavía no saben de qué estamos hablando: el
dirigido contra el Cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en 1987 y el de
Vallecas en 1995 contra una furgoneta de la Armada. Ambos con sendos coches
bomba.
¿Unos estaban en algún homenaje y tres de sus compañeros
en una reunión con “HB=ETA”?
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