16 octubre 2024 (13.10.24)
ETA
vuelve de nuevo a escena
15
años después de apagarse
Como
pasa cada cierto tiempo, la banda acapara el debate político en España ahora a
cuenta de una reforma que recortará condenas a los terroristas. Víctima y expertos
ven tras ese protagonismo la voluntad de seguir buscando rédito político
Como
el Cid Campeador, según la leyenda, ganaba batallas después de muerto, ETA
asoma la cabeza periódicamente para acaparar el debate político español casi 15
años después de su último atentado. La banda, que anunció en 2011 el cese
definitivo de su actividad, ha vivido esta semana un nuevo renacer en los
titulares y en los informativos de televisión después de que el Congreso
aprobara por unanimidad una enmienda que permitirá que los etarras encarcelados
acumulen el cumplimiento de penas en diferentes países -Francia y España en este
caso_, lo que propiciará que varios de los principales dirigentes históricos de
la banda salgan de prisión antes de lo previsto. Pero ¿por qué sigue levantando
tantas ampollas un grupo terrorista ya desaparecido, que se disolvió además sij
haber conseguido ninguno de sus objetivos lo que objetivamente puede
considerarse una victoria del Estado?
El
apoyo del PP a la reforma legal que recortará las condenas a los terroristas,
que Alberto Núñez Feijóo ha tildado de “injustificable error”, ha provocado una
guerra interna en el partido que amenaza con llevarse por delante a pesos
pesados del grupo parlamentario. La imagen, el miércoles, de Miguel Tellado,
portavoz popular en el Congreso, sosteniendo en el hemiciclo un cartel con las
caras de los socialistas ilustres asesinados por ETA -como Ernest Lluch y
Fernando Buesa-, para tratar de endosar al Gobierno la responsabilidad en la
votación, no solo ha soliviantado a las víctimas de la banda, sino que sirve
para ilustrar el nerviosismo que cualquier alusión heterodoxa a la banda
terrorista provoca en la derecha.
“ETA
ha desaparecido, y eso es un hecho muy importante. Los actuales presos no
tienen posibilidad de reincidencia, porque la organización ya no existe. ETA
mataba y ahora no mata, y seguir hablando de ETA como si no hubiese pasado nada
a mí me parece un auténtico disparate”, afirma, en conversación con este
diario, Ferran Cardenal. Quien fuera director general de la Guardia Civil entre
1993 y 1996 publicó el año pasado el libro ETA contra Catalunya, en el
que repasa la actividad de la banda terrorista en la comunidad. Pero cita otro
trabajo sobre el terrorismo, Salir de la noche, del periodista italiano
Mario Calabresi, para apuntar cómo puede actuarse en el contexto en el que los
asesinos empiezan a cumplir sus condenas: “La discreción y el silencio de unos
y el tratar de seguir delante de otros”.
Cardenal
es contrario a “pasar página” de lo que fue ETA, porque “hizo lo que hizo y no
hay que olvidarlo”, pero no cree que actual debate beneficie a nadie: “La
derecha utiliza este tema para desgastar, para apuntarse a una defensa que a
menudo va más allá que la de las asociaciones de víctimas”.
Indignación
Sin
duda, en este caso ha sido así. Una de las víctimas más activas en la defensa
de la memoria de los asesinados, Consuelo Ordóñez -hermana de Gregorio Ordóñez
y presidenta de la asociación Covite- fue muy clara, como suele, el pasado miércoles.
“No podéis dar más asco”, saltó cuando vio las imágenes de Tellado con el
cartel en el Congreso. Y añadió: “Quitad vuestras sucias manos de encima de
nuestros seres queridos”. En la misma línea se pronuncia Robert Manrique,
víctima del atentado de Hipercor y también muy implicado en la defensa de los
afectados por la actividad terrorista. “Lo único que hay que hablar sobre ETA
es acerca de los atentados que están pendientes de resolución. Si de lo que se
trata es de sacarla a colación para tirarse los platos a la cabeza es patético,
muy triste. Y es una forma de utilizar el dolor de muchas víctimas “, dice a
este diario.
No
es el único que señala el valor de las víctimas como activo político, sobre
todo para los partidos de la derecha, como una de as principales causas de que
en España ETA reviva periódicamente después de llevar tantos años muerta. “Lo
más bestia es que aquí hubo una derrota política de ETA, que llega un momento
que entiende que no tiene sentido continuar y se disuelve sin haber sido capaz
de sentar en una mesa al Estado para negociar una paz”, recuerda el politólogo
Oriol Bartomeus, director del Institut de Ciències Polìtiques i Socials (ICPS).
“¿Cómo es posible que en los últimos años no hayan dejado de generar broncas
políticas sobre el tema? Porque hay un sector de la derecha, que va más allá del
PP y más allá de la política, que está muy movilizado por este asunto, y por
tanto el PP no puede dejar ir el asunto”, afirma.
En
ese sentido, tanto él como Manrique coinciden en subrayar como significativas
ñas palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso,
cuando hace unos días aseguró que “ETA está más fuerte que nunca”. “No dice
nada que no esté pensado antes: hay un sector cualitativamente importante para
el PP que responde a esa lógica”, dice el director del ICPS. El hecho de que
Bildu sea uno de los apoyos sobre el que Pedro Sánchez sostiene su frágil
mayoría en el Congreso no es ajeno tampoco a esa ecuaciób: “Sirve para fijar la
imagen de un Sánchez rendido ante los herederos del terrorismo, y forma parte
de todo un discurso que conecta con una de las sensibilidades del PP”.
Manrique
recuerda al respecto unas palabras del expresidente José María Aznar, que en
1996 dijo que es mejor tomar posesión de un escaño que de una pistola. “Suponiendo
que Bildu sea ETA, que para mí no lo es, pues ahora tienen el escaño”. Dice. La
víctima de Hipercor añade acerca de la votación de esta semana, que es dudoso
que los diputados pudieran hacer otra cosa que acatar la convalidación del
tiempo de condena cumplido en otros países. “Es una normativa europea”, asegura.
“Si hay una ley que dice eso, pues hay que acatarlo. Viendo el nivel jurídico
de algunos políticos, mejor que se hubieran dedicado a otra cosa. Mejor que
dejen el tema aparte”.
Hay
un último aspecto que también sorprende sobre la pasión y el populismo con que
se aborda cualquier cuestión relacionada con ETA en el tablero político
nacional: que contrasta con cómo se vive en otros sitios también marcados por
el terrorismo. En Londres no hay tanto fervor en los debates cuando se habla de
lo que fue el IRA, cuyo fin además sí vino precedido de una negociación. Y e el
País vasco “tienen que convivir todos, y lo ven de otra manera: allí no da
rédito”, sostiene Manrique. Cardenal piensa que “es normal que donde se ha
sufrido más la violencia sea donde más se quiera olvidar”. “ETA ya se ha convertido
en un tema madrileño, como el proces, que se ha acabado en Catalunya
pero sigue allí. Y sirve para pintar a Sánchez como el presidente de un
gobierno claudicante ante los enemigos de España”, concluye Bertomeus.
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