jueves, 9 de julio de 2015

07 julio 2015 Diari ARA (2) (traducido al castellano) (opinión)

07 julio 2015

ante las solicitudes recibidas para acceder a una mejor comprensión del texto en la noticia, se presenta traducción al castellano



Mercadear con el dolor







No es culpa solamente, por una vez, del ministro Jorge Fernández Díaz. El ministerio del Interior, que el dirige, ha recibido una severa reconvención del Tribunal de Cuentas del Estado, que en un informe de estos que se suelen llamar demoledores ha denunciado la política absolutamente arbitraria y directamente ilegal que ha seguido este ministerio en la hora de otorgar subvenciones a las asociaciones de víctimas del terrorismo. No es un tema menor y no es de ahora.

Los hasta ahora dos grandes partidos políticos españoles, PP y PSOE, se habían acostumbrado a hacer política barata con asociaciones de personas que habían sufrido un golpe tan duro en sus vidas como perder a una persona querida en un atentado terrorista. No son pocas; entre los golpes de ETA, Al-Qaida e incluso los Grapo, suman bastante mas de mil muertos en una cuarenten de años, los mismos que ha durado la magnífica Transición. Un cadáver sobre otro, todos ellos inocentes, que a los partidos antes mencionados les han servido básicamente para ponerlos sobre una mesa y echarse la culpa unos contra otros durante décadas.

Después el PP descubrió que hacer demagogia sobre estos cuerpos le podía abrir un vivero de votos y se lanzaron con ganas. La labor llevada a cabo que este partido con la AVT y con personajes de supuesto prestigio, como el filósofo de guardia (y a sueldo) Fernando Savater, nos ha proporcionado seguramente los espectáculos de más degradación de la vida pública española. Y sufragados con nuestros impuestos, para mas inri.

No tiene nada de sorprendente, por tanto, que el ministro Fernández Díaz, entre salve y padrenuestro, encuentre los momentos oportunos para dejar caer un saco de billetes a las entidades que de una manera o de otra dicen que representan a las personas que ha padecido esta fatalidad. Huérfanos, huérfanas, viudos, viudas, mutilados y mutiladas. Son cientos de miles de euros los que se han invertido para intentar conseguir no tan solo el favor en las urnas, sino también la caja de resonancia y la proyección pública de las entidades.

Jorge Fernández Díaz ha demostrado no tener ningún escrúpulo en ningún momento de su mandato. Debe ser muy eficaz, pero lo ha estado solo en el momento de mentir y enredar sobre asuntos extremadamente serios, como los supuestos informes que todavía esperamos sobre las cuentas de Artur Mas, y también en el momento de fomentar la xenofobia en la valla de Melilla y la extinción de las libertades ciudadanas con este esperpento subdesarrollado que el ha nominado ley de seguridad ciudadana, pero que pasará a la historia (en letra pequeña y minúscula) con el nombre de ley mordaza.

Jorge Fernández Díaz, en resumen, ejemplifica a la perfección que ha sido el gobierno de Mariano Rajoy: personas que han asumido responsabilidades públicas que no solo les venían muy grandes, sino que las han ejercido desde un partidismo tan radical que les ha llevado directamente a la mala fe, la mentira y la distorsión malintencionada del panorama social. Como que Fernández Díaz es tan devoto, que San Isidro Labrador le perdone, porque hay muchos ciudadanos que no lo haremos.




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