lunes, 27 de julio de 2015

26 julio 2015 Gara (opinión)

26 julio 2015





Varapalo a las ayudas de Interior a grupos de víctimas





El Tribunal de Cuentas observa irregularidades en las ayudas otorgadas en 2012 por el ministerio del Interior español a las asociaciones de víctimas. No se aclaran las bases de las subvenciones ni se controla que el dinero se destinó a los programas previstos.

Las subvenciones otorgadas por el ministerio español del Interior a diversas organizaciones de víctimas durante 2012 no están claras. Existen dudas sobre todo el proceso. Desde el modo en el que se realiza el reparto de los fondos y la selección de las asociaciones hasta el control posterior para conocer si el dinero se dedicó a lo pactado en la convocatoria. Así se refleja en el informe realizado por el Tribunal de Cuentas que analiza las ayudas que repartió hace tres años el departamento que dirige Jorge Fernández Díaz. El texto es demoledor: en el ejercicio analizado, Interior repartió 463.000 euros entre las asociaciones en diversas convocatorias. El estudio escogió varias al azar y llega a la conclusión de que no hay partida en la que no se observe alguna irregularidad. El problema del informe es que pone el dedo en la llaga sobre las posibles faltas pero no fiscaliza si las instituciones han puesto remedio a las ineficiencias. De hecho, el documento se publicó en mayo de este año y, desde entonces, el Ejecutivo español no ha dicho una sola palabra: ni desmiente al Tribunal de Cuentas ni explica qué hará en el futuro para que las subvenciones cumplan con la legalidad. Este periódico se puso en contacto con Interior pero no recibió respuesta.
El informe detecta irregularidades en todo el proceso de entrega de subvenciones. En primer lugar, a la hora establecer las bases de las convocatorias. Según los técnicos del Tribunal de Cuentas, en diversas ayudas ni se estableció el plazo para presentar las solicitud ni tan siquiera, la forma. Más grave aún resulta el hecho de que se incluyese la condición de que las agrupaciones debían «acreditar la capacidad para el desarrollo de la actividad y la experiencia operativa suficiente, disponiendo de la estructura organizativa adecuada» sin imponer ninguna fórmula para comprobarlo. Se llega a dar un caso en el que una de las asociaciones (no se aporta el nombre) obtiene cuatro puntos sobre veinte dentro del criterio que puntúa las actividades previas realizadas y la capacidad organizativa. Pese a ello, recibe los fondos. El resto de peticiones había obtenido una media de doce puntos. En este punto hay que remarcar que el documento revela que no se detallaban los criterios a la hora de entregar las subvenciones entre las diferentes organizaciones, lo que terminaba dejando la decisión en manos de la comisión de valoración.

Sin mecanismos de fiscalización


En las ayudas analizadas, el defecto más repetido es la no justificación del total de la actividad, sino únicamente del importe subvencionado. Esto ocurre en programas de asistencia (social y material, psicológica y jurídico penal) de la Asociación 11M-Afectados por el Terrorismo, así como en propuestas asistenciales de la AVT y de la Fundación Víctimas del Terrorismo. El grupo liderado por Pilar Manjón explicó a GARA que la razón de esta deficiencia está en los tiempos. Es decir, que al solicitar una subvención se enumeran las actividades previstas pero, en caso de recibir un importe menor, se opta por reducir el número para que no afecte a la calidad del proyecto.
El problema está en que, como indica el Tribunal de Cuentas, Interior no tiene previsto ningún mecanismo de fiscalización para comprobar que las actividades se realizan tal y como se habían solicitado. Esto implica que tampoco se reclama la devolución de la ayuda en caso de no cumplir con las bases estipuladas. Según la Dirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo, que depende del Gobierno español, las mejoras en este sistema se habrían comenzado a implementar a partir de este ejercicio. No obstante, como el órgano fiscalizador no realiza estudios anuales sino que establece sus análisis periódicamente, no habrá manera de comprobar que realmente están siendo eficaces hasta la próxima investigación. Esta no está prevista en el calendario de 2015, así que habrá que esperar a próximos cursos.

Discusiones por la representatividad


La representatividad de las organizaciones es también cuestionada por el Tribunal de Cuentas. En este sentido, señala que las bases de determinadas convocatorias incluían la condición de conocer el número de asociados para saber el peso real del grupo. Esto no se cumplió en el caso de Covite («Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco») y la Asociación de Ertzainas y Familiares de Víctimas del Terrorismo. Ambas asociaciones rechazaron, en un primer momento, entregar el listado por no tener el permiso de sus integrantes, según se indica en las alegaciones formuladas por la Dirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo. «Nosotros por norma no damos los afiliados. No tenemos que poner en la mesa quién son o quiénes no. Obligaba a poner el nombre y apellido de los asociados y decidimos que no, que son datos secretos y que no íbamos a darlos», explica a GARA Maxi Conde Zabala, tesorero de la asociación de Policías autonómicos, que asegura que, tras decidir no cumplir con esta condición, el grupo optó por rechazar los fondos de Interior, que no se volvieron a solicitar.
Situación distinta es la de Covite. Según informan fuentes de la organización, «no nos negamos a dar el listado, pero sí a la forma». Es decir, que no consideraban apropiado entregar, como había hecho el resto de asociaciones, el listado de miembros. Según estas fuentes, un año después de la elaboración del informe, en 2013, un inspector adscrito al ministerio del Interior acudió a la sede de Covite para comprobar la identidad de los asociados. «A partir de este año ya se ha remitido el listado completo», indican.
Al margen del estudio del Tribunal de Cuentas, lo cierto es que la representatividad de las asociaciones de víctimas y su número real de miembros es un asunto que ha generado fricciones dentro del propio campo de las organizaciones. «En muchas de estas listas aparecen nombres y apellidos de personas que no tienen el reconocimiento oficial como víctimas del terrorismo. Hay entidades que incluso sus presidentes o portavoces no son víctimas, pero ninguna administración se atreve a hacer nada al respecto» aseguraba en su blog Robert Manrique, antiguo delegado de la AVT en Catalunya. «Hay gente que se inscribe en tres o cuatro asociaciones. No deja de ser una mentira», argumentan desde otra organización. La opacidad que permite la ley en cuentas y listas favorece las irregularidades.

«El Gobierno gestiona todas las ayudas y subvenciones públicas de la Administración General del Estado atendiendo a los criterios de austeridad, eficiencia, fiscalización, control y transparencia. En el caso de ayudas y subvenciones que se destinan a las asociaciones de víctimas del terrorismo, esos criterios se acompañan de los principios de reconocimiento moral y generosidad infinita para quienes lo han dado todo por la libertad, la convivencia y la democracia. Una generosidad y un reconocimiento que nunca haremos extensivo ni a sus verdugos ni a quienes les apoyan». Esta impertinente respuesta fue la que recibió por escrito el diputado de Amaiur Jon Iñarritu cuando solicitó la relación de subvenciones recibidas por las distintas asociaciones de víctimas de ETA desde 1979 y el control al que estas han sido sometidas. Como viene siendo habitual, el Ejecutivo que lidera Mariano Rajoy no dio ningún dato pero, además, se permitió el lujo de responder de este modo a una interrogación oficial formulada por un diputado. Esto no va a evitar que el propio Iñarritu reformule la pregunta y vuelva a interesarse por las ayudas. Hay que recordar que las diferentes asociaciones no solo cobran del ministerio del Interior, que es quien gestiona la Oficina de Atención da Víctimas, sino que también tienen otras líneas de financiación y apoyo. Desde finales de los años 70 del pasado siglo, cuando las primeras ayudas se vehiculaban a través del ministerio de Defensa, pasando por la creación de la AVT en 1981, hasta la actualidad, en la que se han multiplicado el número de agrupaciones, no hay datos sobre cuánto dinero público se ha destinado y, sobre todo, si estos fondos terminaron sirviendo a este sector de los afectados por la violencia política.
«Denunciamos el oscurantismo y la falta de transparencia ante un hecho que denuncia el propio Tribunal de Cuentas», indica el propio Iñarritu, que asegura que, ante la falta de respuesta del Ejecutivo, «hemos vuelto a repreguntar, para fiscalizar ayudas públicas dentro de nuestras funciones legislativas». Sobre las supuestas irregularidades denunciadas por el órgano fiscalizador, el diputado abertzale insistió en «pedir claridad en todos los casos», al tiempo que denunciaba la «vergonzosa respuesta» formulada por el Ejecutivo. En este sentido, Iñarritu también denunció la «diferenciación» establecida por el poder ejecutivo y judicial entre «víctimas de primera y de segunda», dejando fuera, precisamente, a aquellas que padecieron «la violencia del propio Estado». Una reflexión sobre la decisión de la Audiencia Nacional española de denegar la actualización de las indemnizaciones a las familias de víctimas como Josu Muguruza, muerto a tiros en 1989 cuando acudía al Congreso español a recoger su acta como diputado de HB.
Habrá que ver si, ante la nueva pregunta formulada por Amaiur, el Gobierno español cumple con su obligación de informar a los diputados y facilita el listado de subvenciones y los mecanismos de control o si, nuevamente, intenta eludir su responsabilidad y se escuda en respuestas que no aportan ningún dato.

Opinión:

Curiosa manera de “descansar” el día siguiente a la boda de mi segundo hijo... atendiendo a medios de comunicación por la noticia publicada hoy en Gara.
No me extenderé en la opinión sobre la noticia porque ya lo hice al publicarse algo similar en el catalán “diari ARA” hace un par de semanas. Lo que no acierto a entender es porqué otros medios no hablan sobre el tema... ni porqué es ahora cuando el Tribunal de Cuentas realiza estas fiscalizaciones que, como era de esperar, ofrecen numerosas preguntas y sorpresas diversas. Como me decía un seguidor del blog ¿no será que en noviembre, sin mayorías absolutas, podrán salir a la luz muchos temas de difícil explicación?
Lo que sí está claro es que ayer domingo fueron casi 300 las entradas en el blog seguramente porque se menciona el mismo en la noticia. Y a quien no le guste...



No hay comentarios:

Publicar un comentario