14 julio 2015 (11.07.15)
Mari Mar
Blanco y el alcalde Totorika recuerdan el asesinato del edil de Ermua 18 años
después del crimen
Mari Mar Blanco: “Pensé que mi
hermano se había salvado”
En la esquina de la barra de la taberna irlandesa
Hanigan’s –aunque los vecinos aún llaman al local con su viejo nombre de
KusKus– Mari
Mar Blanco y Carlos Totorika, acompañados por dos jóvenes concejales de Podemos
y de Izquierda Unida, dieron ayer un salto al negro pasado de Euskadi. Un gesto de cortesía de Totorika al
prolongar con una charla informal el acto de homenaje a Miguel Ángel Blanco en
el Ayuntamiento de Ermua propició que dos de los protagonistas involuntarios de
uno de los crímenes más atroces de ETA compartieran recuerdos. Confidencias
íntimas que se superponían a las imágenes del rechazo social al terrorismo que
en las dos pantallas de la taberna irlandesa mostraba un programa de TVE.
“A nosotros el ertzaina que estaba en nuestro piso
nos dijo que Miguel Ángel había aparecido con un disparo superficial. Creí que
se había salvado y salí a la calle Iparraguirre, ahí al lado, para viajar en
coche a San Sebastián en un viaje feliz para recuperar a mi hermano”, recuerda
Mari Mar Blanco ante la mirada de Totorika, al que
acompañan Julen Domínguez (Irabazi) y Javier Lobato (Ermua Ahal Da-Se puede
Ermua, plataforma electoral en la que se integró Podemos). Totorika escucha a
Mari Mar y también viaja al pasado de los días más duros de su larga trayectoria
como alcalde. “Creo que me llamó Atutxa (entonces consejero vasco de Interior)
y me comunicó que le habían disparado en la cabeza”, rememora Totorika,
convencido de que la
Ertzaintza intentó minimizar el dolor de la familia Blanco,
que ya en el hospital Donostia recibió la fatal noticia a través de uno de los
médicos que atendieron al joven tiroteado en Lasarte.
“Recuerdo el calor pegajoso de
aquella manifestación en Bilbao y que una mujer me agarró del brazo para
decirme: ‘Yo voto a Herri Batasuna pero estoy contigo porque esto es una
barbaridad’”, relata Mari Mar Blanco, hoy presidenta de la Fundación de Víctimas
del Terrorismo y, 18 años después, aún afectada por la catarata de recuerdos al
volver a su “pueblo”. Un lugar que aún no conocen sus hijas porque Blanco
prefirió dejarles en Vitoria, junto a sus abuelos, mientras ella cumplía el
compromiso de recordar a Miguel Ángel Blanco. “Las víctimas son la verdadera
memoria”, había reivindicado minutos antes Mari Mar Blanco junto al monolito en
recuerdo de la víctimas en la plaza San Pelayo. Sin rencor, pero con la
convicción de 18 intensos años de lucha contra el terror.
Opinión:
Podría enseñar muchas pruebas y fotografías sobre mi estancia en Ermua
poco después del secuestro y asesinato de Miguel Angel Blanco a manos de la
banda terrorista ETA. Y también del trabajo realizado entonces. Pero no hace
falta.
Como es natural, me adhiero a cualquier acto de homenaje a cualquier víctima,
siempre y cuando el homenaje no sea para el aprovechamiento personal del dolor
ajeno que algunos hacen hablando de heridas jamás sufridas o de supuestas
secuelas psicológicas. Por ello no acudo a según qué homenajes que se organizan
en Barcelona.
Dicho lo cual, aprovecho la ocasión
para enviar un afectuoso abrazo a los familiares de los 78 asesinados en el
Hotel “Corona de Aragón” y a los 113 heridos y sus familiares. Mas que nada
porque el 12 de julio TAMBIEN se cumple el aniversario de ese atentado y parece
que a nadie le importa.
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